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Escoger carrera u oficio

José S. Azcona

Al considerar un oficio o carrera universitaria, mi papá recomendaba usar la regla de estudiar lo más complejo y rigoroso posible, siendo realista y considerando la vocación. Adicionalmente, si existe la posibilidad, continuar creciendo a lo largo de la vida. Él tuvo que dedicarse a las labores del campo en su juventud, pasando al comercio, al oficio de cartógrafo y finalmente a ser ingeniero civil. Lo interesante no es que alguna de estas sea superior a las demás, sino que cada paso iba acompañado de un grado mayor de preparación y de forma deliberada.

La vocación en este caso es vista no como un sueño de algo específico, ya que para una persona joven que no ha estudiado le es difícil estar segura de que el “trabajo de sus sueños” lo sea en la realidad. Sin embargo, sí puede tener la seguridad de qué áreas no le interesan, por lo que las puede descartar. El realismo principalmente tiene que ver con evitar buscar algo que este más allá de sus capacidades intelectuales o económicas, las cuales no se pueden obviar.

Por tanto, queda un amplio abanico de opciones (tanto en oficios como en carreras profesionales) que es accesible y no repulsivo. De esto se debe procurar escoger utilizando varios criterios, de los cuales el rigor es el más importante. Dentro de cada actividad, es posible descubrir materias, carreras o especialidades que son consideradas como más difíciles. Esta dificultad deriva generalmente de la mayor demanda de esfuerzo en tiempo y enfoque o de requerir una mayor cantidad de trabajo individual, tanto de investigación como de creación.  Generalmente esos caminos denominados “yuca” son los que tienen mayor prestigio, dan más conocimiento de la especialidad y desarrollan el intelecto de forma más profunda. 

Para todas las carreras técnicas y administrativas se opta por las que tienen un mayor componente matemático. En las humanidades, las que requieren más creación o investigación propia. En los oficios, lo que requiera mayor dominio de la técnica y conocimiento de la base. En todos los casos, buscar lo que más represente un reto y sea más competitivo para ingresar o culminar. Por ejemplo, al buscar opciones en el exterior (donde hay buenas métricas de comparación), optar por las más competitivas y difíciles a las que se tenga acceso. 

Este mayor esfuerzo al prepararse resulta en una mayor recompensa al terminarse. Como más personas optan por lo más fácil, los trabajos a los que se tiene acceso tienden a ser mejor remunerados y a tener menos posibilidades de desempleo. Las capacidades desarrolladas le dan más versatilidad para adquirir otras destrezas y adaptarse a los cambios en las oportunidades. Igualmente, el país se enriquece habiendo más personas con conocimiento profundo de temas, con capacidad más allá de digerir información y operar.

Para los oficios en particular, muchos de estos pueden generar ingresos por arriba de los que pagan muchas carreras universitarias con menos posibilidades de desempleo. Si el oficio va acompañado de desarrollar el conocimiento para tener maestría del tema, las posibilidades de crecimiento e independencia son sustanciales, ya que los mismos han sido marginados en recursos educativos.

Todo el concepto llama a la educación continua, debiendo buscar profundizar el conocimiento, adquirir nuevas destrezas y desarrollar el intelecto a lo largo de la vida. No todos tenemos las mismas oportunidades de entrada, pero para cada uno de nosotros estas pueden crecer a lo largo de la vida (como se ve en el ejemplo).  

Escoger una actividad para la cual prepararse va más allá de decidir que algo es atractivo o de simplemente buscar la comodidad o velocidad de estudio. Las posibilidades que se abren para retarse y enfocarse son sustanciales y se multiplican a lo largo del tiempo.

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