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Esclavos de la tecnología

Por: Pedro Gómez Nieto
Asesor y Profesor CISI

El filósofo Fernando Savater afirma que la gente no lee porque no comprende, y no comprende porque no ha tenido una educación orientada al razonamiento.

Hemos convertido a la ciencia en la piedra filosofal, a la tecnología en el motor del desarrollo para alcanzar el bienestar. La formación espiritual e intelectual se quedaron sin cupo. Vivimos enchufados a la tecnológica como consumidores por adicción, incapaces de entender que el peaje pagado es la esclavitud. Los avances tecnológicos se producen con mayor rapidez que nuestra capacidad para entender y controlar las consecuencias. En lugar de hacernos mejores personas nos deshumaniza. Según Einstein “nuestra tecnología ha superado nuestra humanidad”.

Hace 53 años cuando Christian Barnard realizó el primer trasplante de corazón se convulsionaron principios filosóficos, religiosos, sociales… Hoy las sociedades promueven la donación de órganos sin haberse resuelto incógnitas como, por ejemplo, la “memoria celular” que conserva el órgano trasplantado interaccionando en un entorno hostil. Si tiene memoria ¿tiene recuerdos? La ingeniería genética llegó. Se modifica el ADN para retrasar el envejecimiento celular, mejorar la especie… «Gattaca», película de 1997, muestra una sociedad donde se permite la manipulación genética. Si movemos las fronteras de nuestra identidad como especie las consecuencias son impredecibles.  

La tecnología carece de juicio, será buena o mala según sea utilizada, nosotros somos el problema. La misma piedra que sirve para construir un hogar es la que utilizó Caín para matar a su hermano Abel por envidia. Estamos a las puertas de una civilización donde el feto humano podrá desarrollarse en una matriz artificial fuera del cuerpo de la madre; donde la inteligencia artificial identificará emociones, disponiendo de una pseudo conciencia capaz de distinguir el bien del mal, interactuar con otras máquinas tomando decisiones… La ciencia terminará por difuminar los límites que definen al ser humano. Solo es cuestión de tiempo.  

El tiempo es piedra angular del desarrollo. Las personas fijan su residencia según el tiempo que tardan en llegar al trabajo, la distancia no importa. Espacio y tiempo se comprimen cuando aumentamos la velocidad.La inmediatez de las comunicaciones hizo que las distancias perdieron su valor referencial. Buscamos la hipercomunicación permanente. «Hiper» significa “superior”, pero también “exceso”. Conectados a las maquinas nuestra existencia dependerá de ellas. Avanzamos hacia la humanidad digital. Estamos subidos a una cinta mecánica en permanente movimiento que nos desplaza hacia adelante aunque permanezcamos quietos, nos adaptamos o estorbamos. 

Decía Barnard que las sociedades más desafortunadas son aquellas que teniéndolo todo no esperan nada. Los hondureños entonces deberían sentirse afortunados porque no teniendo de nada lo esperan todo, incluida una vacuna que nos despierte de esta “biopesadilla”. Maldita realidad generadora de temor, angustia e incertidumbre: confinamiento, bioseguridad, precariedad laboral, empobrecimiento económico, depresión… Mientras los pobres y el hambre aumentan en el mundo, los ricos y poderosos intentan refugiarse en ilusorias burbujas de seguridad, premonición expuesta en la película de 2013 «Elysium». 

El ratón se siente feliz ante el queso sin reparar en la jaula donde entra. Sociedades del bienestar y consumo lideradas por mercenarios oportunistas cuyas ideologías se relativizan según intereses. El mercenario ideologico locutorea: “la ideología no me importa, solo importa que el pueblo coma”.Habla a la gente como si fueran el público de su concurso en televisión. Confunde a los espectadores con simpatizantes políticos. ¿De cuál doctrina? Emulando a Moisés, esparce su maná de parvulario manejando un populismo parecido al de Hugo Chávez, quien decía: “Estoy en política por amor al pueblo, para luchar por la democracia”. Ese pueblo que ahora busca comida en los basureros de la democracia bolivariana.“La historia está llena de ejemplos de países que se propusieron redistribuir la riqueza y terminaron redistribuyendo la pobreza”, Thomas Sowell.

El genuino poder no lo tienen los políticos, militares… sino los bancos, empresarios y corporaciones. En la economía, en el dinero, reside el poder. Miles de millones de dólares de capital privado está financiando las investigaciones para encontrar una vacuna. ¿Filantropía? Los empresarios hipermillonarios nunca gastan ni donan su dinero, lo invierten. El objetivo no es tanto salvar vidas como recuperar las economías, no es salvar empleos sino empresas. El poder económico invierte para controlar el desarrollo, el trabajador es una pieza del engranaje siempre sustituible por otro “ratón”, o por tecnología para que el empresario también se ahorre el queso.

“Hasta los idiotas pueden saber. Lo importante es comprender”. -Albert Einstein-

   PG. Nieto.

   Asesor y Profesor CISI. 

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