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«Envidiable» estado físico del náufrago salvadoreño sorprende a los médicos

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San Salvador.- El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga goza de una condición física «envidiable» que ha sorprendido a autoridades sanitarias y médicos que le atienden en su recuperación, a pesar de que se hidrató con sangre de tortuga y sus propios orines durante su deriva de 13 meses en el Pacífico.
 

Así lo manifestaron hoy en una conferencia de prensa la ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, y otras autoridades médicas de El Salvador, que reconocieron que la explicación al estado de salud de Alvarenga es una «incógnita», tras más de un año de naufragio.

Alvarenga pasó por diferentes exámenes médicos en el estatal hospital San Rafael, de Santa Tecla, cerca de San Salvador, donde fue ingresado anoche tras su llegada al país, luego de haber sido rescatado el 30 de enero pasado en las Islas Marshall.

Se puede decir que Alvarenga goza de una condición física «envidiable», manifestó la ministra.

«Todos los exámenes que se le han hecho hasta el momento, prácticamente todos, están cercanos a la normalidad, increíble», comentó.

Rodríguez destacó que, al parecer, «la capacidad y la perspicacia» del pescador salvadoreño de alimentarse de carnes crudas, protegerse del sol con una especie de hielera (nevera) de su pequeña embarcación e hidratarse con sangre de tortuga, agua de lluvia y sus propios orines fueron fundamentales para su supervivencia.

Sin embargo, la ministra reconoció que «es casi una incógnita» el caso de Alvarenga, que de momento solo presenta algunos problemas psicológicos, ya que «llora con facilidad» y no puede hablar ante muchas personas.

Por su parte, el director del hospital, Yeerles Hernández, calificó el estado de salud de Alvarenga como «un milagro» e indicó que los mecanismos adoptados para hidratarse «lo mantenían deshidratado, pero no tan severamente».

«Es sorprendente» su condición de salud, «independientemente del tiempo que haya estado» en el mar, dijo a Efe Manuel Bello, miembro del equipo médico que lo atiende, quien no precisó si al ingerir ese tipo de alimentos una persona puede tener el estado de salud que el náufrago presenta.

«Puede ser que haya tolerado la dieta que él mantuvo» a base de «carnes crudas», por lo que se le realizará una endoscopia para ver el estado del intestino, agregó.

Además, se le harán análisis psicológicos porque «haber estado supuestamente 13 meses solo, o acompañado y después quedar solo, y luego volver a la sociedad», puede generar un «grave estrés».

Los médicos reconocieron que la asistencia que Alvarenga recibió tras su rescate en las Islas Marshall ayudó a su actual estado.

El náufrago salvadoreño apareció a finales de enero en un arrecife de las Islas Marshall y fue trasladado a Majuro, la capital de ese país del Pacífico Sur, luego de haber zarpado a finales de 2012 desde México junto a un compañero que falleció al poco tiempo del naufragio.

Rodríguez, quien visitó a Alvarenga en el hospital, explicó que él no sabía cuánto tiempo vivió en el mar hasta que fue rescatado, pues no tenía cómo contar los días, a la vez que denunció que varios barcos le negaron ayuda en alta mar.

«Nos dice que había perdido prácticamente la esperanza de volver al mundo» porque «no tuvo la solidaridad» de algunos barcos que pasaron junto a su pequeña embarcación y no le prestaron «auxilio», indicó Rodríguez.

De acuerdo con la ministra, en algún momento de su larga travesía en el mar, Alvarado pensó quitarse la vida.

Según el relato del pescador salvadoreño, pasó más de un año solo en el Pacífico en una embarcación de siete metros y sobrevivió a base de peces, aves y tortugas, después de que el viaje de pesca con su compañero mexicano se torció por culpa de una tormenta que los alejó de la costa y los dejó a la deriva en el Pacífico.

El 30 de enero de 2014, el barco reapareció en un arrecife cerca de Ebon, un remoto atolón de las Islas Marshall, donde los lugareños encontraron a Alvarenga y tuvieron problemas para comunicarse con él porque sólo hablaba español.

Las autoridades de las Islas Marshall enviaron un barco a Ebon para trasladarlo a Majuro, donde comenzó el también largo camino de regreso a El Salvador.
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