Tegucigalpa. – Cada vez se unen más jóvenes, niñas y niños hondureños a las caravanas de migrantes, con frecuencia sin la compañía de un adulto al pasar la frontera de México a Estados Unidos. Emigrar o irse de Honduras es para muchos jóvenes el escape inmediato al desempleo, subempleo y pobreza en que viven.
Por otro lado, la creación de pequeños negocios o emprendimientos suena como la alternativa para prevenir la migración de jóvenes hondureños, tal como dice Laura Gallardo, una joven investigadora de 18 años de edad, que entre agosto y noviembre de 2021 realizó un estudio para conocer qué interés tienen los jóvenes rurales de crear emprendimientos y cómo éstos afectan su propensión a emigrar a otros países. La investigación que hizo Laura es parte de la preparación previa a sus estudios universitarios en el área de economía y desarrollo y fue posible, gracias al asesoramiento de Any Reyes, directora de la Fundación Capital para Honduras y Centroamérica.
Como analista y conocedor del tema migratorio, el autor de esta Columna fue invitado a comentar la investigacion de campo realizada por Laura, la cual comparto aqui entre los lectores de proceso.hn, periódico digital de Honduras, destacando los puntos más importantes en proyectos de generación de empleos, que de hecho han impulsado la economía local de sus comunidades, en especial la de ciertos jovenes rurales de Honduras.
La experiencia arranca en la Fundación Capital, una ONG internacional que promueve la inclusión financiera a grupos sociales vulnerables por medio de capacitaciones, usando tecnologías digitales amigables, operacionalizadas en Tabletas, las cuales pueden usarse sin necesidad de estar conectado a Internet. Al final del 2021, más de 260 mil hondureños fueron capacitados en una alianza entre la Fundación Capital y el Gobierno de Honduras.
En su investigación, la joven Gallardo responde a 3 objetivos: 1) qué ideas de negocios tienen los jóvenes que recibieron las capacitaciones, 2) qué necesitan estos jovenes para hacer realidad las ideas de sus posibles negocios y 3) si tienen algún interés, actual o de futuro, para emigrar de Honduras.
Sobe el perfil socio-económico y demográfico de los informantes del estudio, fueron jóvenes entre las edades de 17 y 24 años, que recién finalizaron la capacitación del Programa LISTA
Proceden de aldeas ubicadas en 9 municipios del Departamento de El Paraiso: Alauca, El Paraíso, Jacaleapa, Moroceli, Oropoli, Potrerillos, Teupasenti, Trojes y Yuscarán.
Siete de cada diez informantes del estudio eran mujeres. Con una edad promedio de 21 años y con 18 años, en cuanto a la edad más repetida en el grupo. Un poco más de la mitad eran menores de edad, y 4 de cada 10 vivían en unión libre. Solo uno de cada 10 estaba casado.
A pesar del predominio de jóvenes en la muestra estudiada, 2 de cada 3 ya eran jefes –padres o madres de su familia. Esa situación explica, en parte, el interés que tienen los jóvenes de contar con los medios necesarios para crear emprendimientos. Sorprende además que parte del perfil en los jóvenes rurales es la educación básica que poseen, ya completa o a punto de completarse (con una media de 10 años de estudio, y una moda de 12 años). La escolaridad es un elemento a favor para quienes impulsan programas de desarrollo orientados a crear emprendimientos. Solo siete de cada 100 informantes contó con un empleo fornal permanente, recibiendo un salario mensual, en su mayoría, menor a 2,500 Lempiras al mes.
Según la investigadora Gallardo, los jóvenes están listos para iniciar distintos tipos de negocios que van desde la venta de ropa, calzado, pulpería y alimentos preparados, a cría de cerdos, cría de aves, repostería, taller de mecánica, papelería, hortalizas, manualidades y costura, entre otros.
El problema que más impide a los jóvenes rurales a empezar un negocio es la falta de capital inicial, ya que no poseen el efectivo, bienes, ni garantías que les permiten obtener préstamos y ni tampoco cuentan con un empleo estable.
A pesar de la falta de servicios financieros en la zona rural, cinco de cada 10 jóvenes estarían dispuestos a obtener préstamo de un banco, cooperativa, prestamista local o caja rural, si la oportunidad existiera.
Con este montón de obstáculos para emprender un negocio, sin tener la oportunidad de emplearse, la migración irregular es la alternativa más a la mano, en el horizonte y futuro de estos jóvenes. Así lo confirma la joven investigadora Gallardo en el estudio, al encontrar que más de la mitad de los informantes han pensado, por lo menos una vez, irse de Honduras, aunque, de hecho, solo el 2% lo intentó y fueron deportados.
Estados Unidos sigue siendo el destino preferido para emigrar, seguido de España. Conseguir un trabajo es el principal incentivo para emigrar, seguido por la posibilidad de ayudar a la familia, y de llegar a tener un negocio propio.
Conclusión
Este escrito ha destacado la oportunidad que tienen los jóvenes rurales de crear negocios, entre quienes poseen una escolaridad básica, manejan con destreza limitadas aplicaciones tecnológicas y están dispuestos a recibir préstamos. Los jóvenes ven el emprendimiento como una opción, al no contar con fuentes de empleo, como las desearían. El mensaje es claro, si tienen un ingreso no planean emigrar. Si llegaran a tener un empleo estable con un sueldo decente el país donde nacieron, ayudarían a sus familiares y saldrían adelante.
El estudio de Gallardo también confirma que la pobreza y falta de oportunidades, en el corto plazo, es lo que sigue impulsando las caravanas de migrantes, acto mediático donde pululan los jóvenes y las unidades familiares, donde se combinan adultos y menores.
Hay otros temas que deben de continuar estudiándose, como la ausencia de ofertas de financiamiento rural para jóvenes, el asesoramiento empresarial a poblaciones rurales y el arraigo familiar de los jóvenes que les motiva a migrar más aún, si sus progenitores o parientes cercanos ya se han ido de Honduras, y si los mismos aún siguen aquí, eso entonces puede llegar a tener un doble efecto: los ata a no migrar o los estimula a irse, dependiendo del nivel de pobreza o bienestar en que viven.
El estudio deja un doble aprendizaje: el gran deseo que tienen los jóvenes de crear sus propios negocios y además, de llegar a contar con un empleo estable, con un salario decente. En pocas palabras, si tienen ingresos, no se van del país, pero si logran quedarse trabajando, hasta generan empleos, se motivan a estudiar e incluso sacar adelante a sus familias y seres queridos con quien conviven.
Para Gallardo: “esta investigación es muy importante. Se enfoca en tres temas, que, en conjunto, se han vuelto notables en la actualidad: jóvenes, migración y emprendimientos. Los jóvenes somos el presente y futuro de este país. Necesitamos más oportunidades laborales, educativas y de capacitación, que nos ayuden a cumplir nuestros sueños, metas y a vivir con dignidad y de acuerdo a los tiempos, en el país donde nacimos y crecimos” expresó.