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Elección del Congreso pone a prueba doctrina Centro Humanista del PN

Tegucigalpa.- Los intensos cabildeos a lo interno del Partido Nacional (PN) en torno a la figura que presidirá el próximo Congreso Nacional, ponen a prueba su estreno filosófico y doctrinario Centro Humanista, bajo el cual se presentaron en un afán por venderse como un partido moderno amparado en el principio de banderas políticas claras y cercanas para que la población las identifique y haga suyas.
 

Abanderados junto al Partido Liberal, de las políticas neoliberales seguidas de reformas estructurales en la economía, el Partido Nacional optó por dar un giro substancial a su doctrina, al definirse como una institución política Centro Humanista, una corriente política social cristiana que busca distanciarse de las doctrinas políticas del Liberalismo y el Socialismo, en sus diversas acepciones, que concitan los mayores estudios de la Ciencias Políticas.


La doctrina Centro Humanista se define como un camino que supera el centralismo burocrático y al populismo irresponsable; se ubican en el camino “justo medio”, es decir, en el centro, porque es donde se encuentra el equilibrio y la moderación, entre otros.


Es del criterio que en el caso de América Latina las políticas neoliberales ejecutadas han combinado lo peor del liberalismo, con lo peor del populismo y la corrupción.


La idea del Centro Humanismo se remonta a la época del personaje griego Sócrates, en el siglo V antes de Cristo, donde se funda el humanismo y la ética-política. Entre las vertientes que la identifican destacan: la Doctrina Social Cristiana, la Socioeconomía ; el Neopersonalismo, el Humanismo Cívico y el Comunitarismo, último que propugna por un equilibrio entre derechos individuales y responsabilidades sociales.

Los cinco postulados del Centro Humanismo


Los postulados que rigen esta corriente política son el derecho a la vida, las oportunidades de una vida digna; la apertura al diálogo, el deber de compartir y la posibilidad de creer.


Cada una de sus concepciones plantea estadios de bienestar más avanzados, una nueva forma de concebir la política más allá de la captura de votos y votantes. Algunos países como Polonia, Checoslovaquia e incluso Chile con el gobierno del ex presidente Eduardo Frei, impulsaron en sus gobiernos acciones y postulados del Centro Humanismo.

Más cercano a Honduras, se afirma que el Partido de Acción Nacional (PAN) de México, bajo el mandato del ex presidente, Vicente Fox, se acercó a la doctrina centro humanista, cuya marca se identifica más con los partidos social demócratas o con los demócratas cristianos. En México, el ensayo ha sido por ahora una mixtura de visiones conservadoras y moderadas.


En el caso del hondureño Partido Nacional, el ensayo de los éxitos o fracasos de este viraje doctrinario apenas empieza. La elección del próximo Congreso Nacional es su primera prueba de fuego.


La medición de fuerzas, públicas y privadas, en torno a las hasta ahora candidaturas más fuertes que encabezan el diputado por el departamento de Lempira, Juan Orlando Hernández, y su compañero de cámara por Atlántida, Rodolfo Irías Navas, avizoran problemas generacionales de visión y transición que pueden entrampar el rumbo centro humanista que ahora pregona el nacionalismo.


Los nacionalistas, junto a los liberales, se han caracterizado por ser partidos políticos altamente institucionalizados que han marcado el bipartidismo en América Central. Son institutos políticos centenarios, caracterizados por escasos esfuerzos de participación democrática interna y de modernización.

PN y su democracia “en construcción”


Hasta hace algunos años, analistas políticos locales indicaban que la diferencia doctrinaria entre liberales y nacionalistas se caracterizaba por el número de código postal.

Ahora, cuando el PN asumirá la conducción del país con un liderazgo fuerte, al otorgarle la población una especie de mandato único similar al que tuvo el ex presidente liberal, Roberto Suazo Córdova, en 1982, cuando Honduras retornó a la democracia formal, los cacicazgos y caudillismos partidarios, han salido a flote en el gonfalón azul. El PN parece ser víctima de su democracia participativa “en construcción”.


Mientras el diputado Juan Orlando Hernández sitúa al presidente electo, Porfirio Lobo, para que elija al próximo presidente del Congreso a más tardar este miércoles, el parlamentario Rodolfo Irías Navas, deja entrever su malestar al indicar que le preocupa “cuando ve a gente que no tiene nada que ver con estas decisiones metidas de lleno, de cabeza, tratando de convencer gente…”.


Irías Navas, quien presidió la Cámara legislativa a inicios de los años noventa, con el gobierno del ex presidente, Rafael Callejas, busca repetir la hazaña en esta nueva fase del nacionalismo y si bien muestra “disciplina partidaria” al reiterar que el gran elector será Porfirio Lobo, parece lamentar que el curso de los acontecimientos.

Lobo, entre el emplazamiento y la definición de reglas


Irías Navas es del criterio que las “reglas del juego” no están claras todavía, al insistir que “deberán ser los diputados que en una reunión tomen la decisión, aunque en realidad no se han fijado las reglas, aquí todos los candidatos hemos expresado que estamos dispuestos a aceptar la decisión del presidente electo”.

Mientras, Juan Orlando Hernández, el otro aspirante fuerte al cargo en el legislativo, tras el llamamiento público que hizo a Lobo la noche del lunes, ha manifestado en sus últimas declaraciones que el proceso de selección es “intenso” y que el mismo debe basarse en la concertación con todos los sectores involucrados.


“Esta elección, a pesar de que nos toca solo a nosotros los diputados decidir, deberíamos de preguntarle a los demás sectores de la población que espera del nuevo congreso”, manifestó Hernández.

Consideró que en los actuales momentos, los nacionalistas, que ganaron abrumadoramente la última elección general, “no podemos cometer el error de abusar de la mayoría mecánica que tenemos en el Congreso Nacional; siempre dije que tenemos la necesidad de concertar con los demás partidos, ese es un segundo mensaje que tenemos que mandar al país”.

Tanto Hernández como Irías Navas, abrazados en el “espíritu de cuerpo” partidario han dicho en público que la decisión que tome el gobernante electo será respetada, sin ningún tipo de “comentarios contrarios”; no obstante, asalta la duda acerca de que la nueva identidad partidaria centro humanista quede a salvo.

La tristeza política de Leitzelar

El diputado Antonio Rivera, uno de los aspirantes que al parecer optó por retirarse a medio camino, ha declarado que las últimas horas las negociaciones han sido intensas, las reuniones se han incrementado, porque se trabaja en integrar la junta directiva.

Rivera manifiesta que todo se ha dado “con tranquilidad” y que lo importante es la “unidad partidaria” y que sería un error ser objeto de una “confrontación interna”.

El diputado electo por el Partido de Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU/SD), Germán Leitzelar, quien estrenará por vez primera una curul legislativa, no comparte la forma en que se está manejando la elección de la presidencia y directiva del próximo congreso.


Dijo sentir “tristeza política” porque pese a las lecciones que ha dejado la crisis política más profunda del país, tras su retorno a la democracia, los políticos quieren mantener la misma conducta en relación a la elección en el próximo Congreso. Mantienen su visión de la “Honduras tradicional”.

Cuestionó que este cargo de un poder independiente del Estado—como tipifica la Constitución —no se haga bajo un consenso de todos los sectores representados en el Congreso, sino que por “influencias políticas o intereses del Congreso en función de los intereses de grupo y de los intereses de otro poder del Estado”, en alusión al árbitro y elector final, Porfirio Lobo.

A prueba la capacidad de diálogo

Según Leitzelar, «en vez de hablar de un Congreso Nacional y de la organización de una junta directiva que consolide ese Poder en función de los intereses nacionales, toda la discusión es la elección de un presidente porque hay un reglamento que le da poderes absolutos dictatoriales que de alguna manera siguen construyendo, consolidando, y manteniendo esa figura del caudillismo que le hace mucho daño al país».

«Son vicios del pasado que parece que no aprendemos ni cambiamos, los políticos pareciera que no aprendieron la lección”, aseguró.

Leitzelar cuestionó con qué fines un poder del Estado en este caso el Ejecutivo quiere elegir al nuevo presidente del Legislativo. «Si seguimos en esa conducta en la cual va a haber un gran elector, va a haber la influencia de un poder sobre de otro para elegir a un presidente”, señaló.


Uno de los postulados de la doctrina centro humanista que abrigó el nacionalismo es la apertura al diálogo, que significa entender que la historia no es una historia en blanco y negro, de buenos y malos. El diálogo representa una gobernabilidad compartida y el presidente Lobo necesitará mucho de ello para sacar del aislamiento a la nación, lograr su transformación e impulsar un plan de nación.


Diálogo significa en griego: dia, dos y logos, razón; dos razones que se unen en búsqueda de lo común. El presidente electo pondrá a prueba en esta elección su capacidad de diálogo, en tanto el Partido Nacional definirá que tan fácil o difícil será pasar de una doctrina conservadora, de caciques y caudillos, urbanos y rurales, a una de justicia social, basada en la equidad y la generación de oportunidades, con un Estado social con énfasis en el desarrollo humano.

El perfil del presidente del Congreso

El presidente electo, Porfirio Lobo, ha manifestado que mantiene un diálogo con cada uno de los diputados electos por su partido, para conocer su pensamiento y mantener una elección del presidente del Congreso “de forma consensuada”.

El gobernante electo, manifestó que la elección del nuevo presidente del Congreso Nacional no debe generar confrontación y consideró que cada uno de los ex presidenciables, quienes participaron en la contienda electoral de noviembre anterior, también establecen conversaciones individuales con los parlamentarios electos por sus partidos.

“La elección no debe generar confrontaciones, debemos lograr la elección de un presidente del Legislativo, que no traiga confrontaciones porque es lo que menos necesitamos”, indicó.


Expresó que el perfil del presidente del Parlamento debe corresponder a un hombre o una mujer comprometida con un proceso de reconciliación, paz, empleo y seguridad que a su juicio, son los temas por los que el pueblo votó.


Para Pepe Lobo, quien presida el Congreso Nacional deberá tener un compromiso claro para desarrollar la doctrina social cristiana, la libertad en lo económico, con una economía social de mercado y en lo político a través del fortalecimiento a la democracia.


Recordó que Honduras ocupa de comprensión y de solidaridad y dijo que quienes gobiernen deben hacerlo no pensando únicamente en si mismos sino también en los demás.


Expresó su respeto a la independencia de los poderes del Estado como una condición de establecer un gobierno armónico que responda a las necesidades y demandas urgentes del pueblo hondureño.


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