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El sueño de Bob Marley

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Madrid – Antes de ser músico y antes de erigirse como una de las figuras más importantes que jamás haya dado la historia de la música, Bob Marley se entregó al fútbol, soñó con el fútbol y falleció por el fútbol con una pasión que mantuvo hasta su muerte, el 11 de mayo de 1981 cuando tenía solo 36 años.

Ahora, más de tres décadas después, la selección de su país, Jamaica, llega como invitada a la Copa América para mostrarse al mundo.

Bob Nasty Marley nació prácticamente con un balón en los pies. Aprendió a dar patadas a una pelota mucho antes que a tocar una guitarra.

El fútbol, que le dio un gran placer en la vida, también fue el que acabó con ella. Pero lo disfrutó tanto que siempre estuvo orgulloso de promocionar un deporte del que vivió enamorado.

No vistió la camiseta de la selección de su país, pero exportó la marca Jamaica por todo el mundo con canciones que hablaban de libertad y desde 1965, cuando grabó su primer disco, hasta 1981, cuando falleció en Miami víctima de un cáncer, siempre cumplió con un mismo ritual en sus giras.

Cada mañana, estuviera donde estuviera, abandonaba su hotel, corría por la ciudad en la que iba a tocar esa noche y después organizaba un partido de fútbol para aplacar su inabarcable mono de dar patadas a un balón.

Decían que era un buen volante que podría reconvertirse en delantero centro. Los que jugaron con él en alguna de sus pachangas, también aseguraban que podría haber sido un buen futbolista. Tenía visión de juego y manejaba las dos piernas prácticamente por igual.

La pelota era como una guitarra para él. Con las manos hacia un tipo de arte y con los pies otro. Pero la pena de Bob Marley fue no ver a su selección triunfar o aparecer en algún gran evento internacional.

Nunca disfrutó a Jamaica en la disputa de un Mundial. En sus años de mayor pasión deportiva, solo pudo comprobar el nivel de Jamaica en dos copas de la CONCACAF, en 1963 y 1969, en las que su país ocupó la novena y la sexta posición, respectivamente.

Mientras pasaban los años sin éxitos para el combinado caribeño, se declaró admirador del mítico Brasil de 1970. Justo ese año, viajó a Río de Janeiro para jugar un partido con Paulo César, uno de los miembros de aquella selección campeona del mundo en México con jugadores inolvidables como Gerson, Pelé, Jairzinho, Rivelino o Tostao.

«Brasil es mi equipo. A Jamaica le gusta el fútbol debido a los brasileños», llegó a decir entonces. Entre aquella frase y el día en el que comenzó a apagarse su vida por culpa del deporte que tanto amó, pasaron solo ocho años.

De la forma más absurda, Bob Marley inició el camino hacia su muerte. El 26 de junio de 1978 no imaginó que un pisotón del periodista Danny Baker en uno de sus partidos disputados en el Battersea Park en Londres, iba a terminar con su vida.

La infección fue tan grande, que cuando los médicos analizaron su pie descubrieron un melanoma maligno, pero Marley rechazó solucionar el problema como le aconsejaron y no quiso amputarse el dedo gordo porque la religión rastafari se lo impedía.

Tres años después, ya en 1981, se desmayó mientras corría por Nueva York. A Marley le detectaron un cáncer que afectaba a pulmones, cerebro, hígado y estómago. Estaba demasiado extendido y salvar su vida fue imposible.

Sin embargo, aquel 26 de junio en el que se inició su caída se convirtió en una fecha mágica para las selección de fútbol de Jamaica. Ya sin Marley sobre la tierra, el equipo caribeño fue evolucionando con el paso de los años hasta participar en el Mundial de Francia en 1998.

Ubicado en el grupo H junto a Croacia, Argentina y Japón, perdió los dos primeros partidos de aquella fase inicial, pero el 26 de junio de 1998, a las 16:00 horas en el Stade Gerlan de Lyon, Theodore Whitmore pasó a la historia de su país gracias a los dos goles que marcó al combinado nipón en la única victoria de Jamaica en un Mundial.

Bob Marley no pudo ver aquel hito porque ya no estaba. Y tampoco podrá ver a Jamaica participar en su segundo gran campeonato internacional. En la Copa América intentará superar sus registros.

Quiere pasar una fase de grupos por primera vez, pero para ello tendrá que superar el grupo de la muerte, el B, en el que Argentina, Uruguay y Paraguay lucharán por pasar de ronda.

Si Jamaica acaba primera de grupo, se cerrará el círculo: jugará los cuartos de final en Viña del Mar un día muy especial: el 26 de junio.

Si lo consigue, el sueño de Bob Marley y del que nunca pudo ser participe, se habrá cumplido. Su selección, aquella que no pudo ver triunfar, habrá dado otro paso más hacia la gloria.

Su deseo, disfrutar de Jamaica en la elite, nunca lo pudo hacer realidad. Por eso, tal vez quiso descansar junto a una guitarra Gibson, una biblia, un brote de marihuana y… una pelota.

Y, por eso, Marley, que vivió y murió por el fútbol, siempre habló con pasión del deporte rey: «El fútbol es una habilidad en sí misma. Es todo un mundo, un universo por sí solo. Lo amo, porque debes tener la suficiente destreza para jugarlo. ¡Libertad! ¡El fútbol es libertad!». Con esa libertad soñó siempre hasta imaginar a Jamaica conseguir algo grande. Jamaica, como no, un 26 de junio, podría cumplir su sueño.

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