Tegucigalpa. – El riesgo país emitido por algunas agencias calificadoras de riesgo como Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch Ratings, junto con el Índice de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en ingles), son indicadores que miden el riesgo país en general y de los mercados emergentes en particular. Ambos reflejan la percepción de los inversionistas y prestamistas sobre la estabilidad económica y política de un país, por lo cual vale la pena prestarles atención.
Cuando el riesgo país o el EMBI (Emerging Market Bond Index) de una nación se encuentra en niveles altos o medio-altos, provocan diversas consecuencias económicas y financieras tanto a nivel interno de un país, como en sus relaciones comerciales con el exterior.
Un riesgo país o un EMBI alto o medianamente alto, pueden desalentar la inversión extranjera. Los inversionistas suelen ser más cautelosos al destinar recursos a países con un nivel de riesgo elevado, ya que temen por la seguridad de sus inversiones y la estabilidad de las condiciones económicas del país receptor. Esto puede limitar el flujo de capital hacia el país anfitrión, reduciendo las oportunidades de crecimiento y desarrollo económico.
Por ejemplo, en Honduras a partir de agosto del 2023 el EMBI empezó a disminuir como resultado de la suscripción de un acuerdo por 36 meses con el Fondo Monetario Internacional (FMI); sin embargo, la Inversión Extranjera Directa (IED) se ha mantenido estancada en alrededor de US$ 800.0 millones, debido a factores como la incertidumbre social y política prevaleciente en el país.
Por otro lado, un riesgo país o un EMBI muy elevado puede dificultar el acceso a financiamiento externo en condiciones favorables. Las agencias calificadoras de riesgo suelen ajustar las calificaciones de los países con base en su percepción de riesgo, lo que a su vez puede encarecer el costo de la deuda externa y limitar la capacidad del país para financiar proyectos y programas de desarrollo de naturaleza vital, ya que no puede recurrir a financiarse con bonos soberanos a tasas moderadas.
A nivel interno, un riesgo país o un EMBI medianamente alto puede generar incertidumbre entre los agentes económicos, lo que a su vez afecta la confianza de los consumidores y empresarios. La incertidumbre puede desacelerar la actividad económica, reducir el consumo y la inversión, y afectar negativamente el empleo y el bienestar de la población.
Además, un riesgo país elevado puede aumentar la vulnerabilidad de la economía a eventos externos, como crisis financieras, eventos geopolíticos desfavorables o empeoramiento en las condiciones de los mercados internacionales. Esto puede exacerbar la volatilidad económica y financiera, afectando la estabilidad macroeconómica del país.
En resumen, un riesgo país o un EMBI alto o medianamente alto, puede tener consecuencias significativas en la economía y la sociedad. Limita el acceso a financiamiento, desalienta la inversión extranjera, genera incertidumbre y afecta la estabilidad económica. Por lo tanto, es crucial que los países trabajen en mejorar su situación y procuren reducir su riesgo país y su EMBI, para fomentar un ambiente propicio para el crecimiento y el desarrollo sostenible.
El EMBI viene siendo elaborado por el banco más grande de Estados Unidos el JP Morgan Chese desde 1990. El riesgo país que mide tal indicador, “tiene como función determinar qué tasa de interés se debe pagar al emitir deuda en el exterior, abarcando tanto al sector público como al privado de las diferentes naciones” (canal26.com/economia/, 22 de febrero de 2024).
Según el Canal 26 de Argentina, al 21 de febrero de 2024 los tres países con el mejor EMBI en América eran Uruguay (Con 88 puntos básicos, pb), Chile (133 pb) y Perú con 158 pb. A la vez, los peor situados eran Argentina (1770 pb), Bolivia (1951 pb) y Venezuela con 24,192 puntos básicos, lo cual en gran medida se explica por la increíble inflación y la elevada devaluación (189.8% y 50.0% respectivamente en 2023), que experimenta el pueblo venezolano.
En el caso del Istmo Centroamericano y República Dominicana, las tres mejores calificaciones le corresponden a Guatemala (214 pb), Costa Rica (224 pb) y República Dominicana (238 pb), mientras que las peores son las de Panamá (317 pb), Honduras (369 pb) y El Salvador con 664 puntos básicos, equivalente a 3.1 veces mayor al índice de Guatemala.
En resumen, Honduras ocupa el lugar 13 en una lista de 18 países de América, entre los que Cuba y Nicaragua aparecen excluidos. Esta posición indica que la nación hondureña forma parte de los países que en América presentan un elevado valor del indicador EMBI, aunque todavía esté muy lejos de los índices de Bolivia, Argentina y Venezuela. La nota de 369 puntos básicos del EMBI correspondiente a Honduras al 21 de febrero de 2024, en esencia es una mala calificación que implica una tasa de interés medianamente alta, que el país debe pagar para tener la oportunidad de financiarse u obtener crédito en los mercados internacionales.