El presidente Trump y la verdad: otra semana difícil

Por: Ricardo Puerta

Tegucigalpa.- Del 1 al 7 de abril pasará a la historia como “otra semana de los tuits de Trump”.

Al efecto,  recopilé en un  archivo todo el material que consideré fiable y pertinente –noticias, comentarios y análisis–  los cuales llegaron a  más 50 páginas que después envié a colegas e interesados en migración, y temas relacionados.

En lo circulado iba la amenaza directa de Trump a Honduras de cortarle la ayuda externa en la cooperación norteamericana,  por ser  un país que en vez de prevenir promueve  la inmigración ilegal de sus nacionales a Estados Unidos. Durante los  2 días posteriores al envío, más de 10 medios de comunicación –digitales, impresos, radiales  y televisivos–   me entrevistaron en casa,  sobre “los tuits de Trump”.

En base a lo anterior,  pensaba hacer un escrito para esta columna de proceso.hn,  pero el  7 de abril, Dan Balz, corresponsal en jefe del Washington Post,  publicó  un análisis en inglés con el título que he adoptado para encabezar esta columna.

https://www.washingtonpost.com/politics/president-trump-and-truth-another-difficult-week  

El artículo de Balz, por su valor, lo traduje al español, pues por mucho que “me hubiese  esforzado”, jamás me hubiera aproximado en alcance, validez y pertinencia al artículo escrito por el reconocido periodista norteamericano.

Por eso, a continuación los comparto con ustedes.

La capacidad del presidente Trump para arreglar las cosas es una de los rasgos   de su presidencia. Su escasa adherencia a la verdad, cuando conviene a sus propósitos políticos, parece que acepta pocos límites.

El presidente estaba en una mesa redonda en West Virginia el jueves –5 de abril–  para un evento destinado a destacar  la nueva ley fiscal, con la cual los republicanos esperan contener las pérdidas que ven venir con las elecciones legislativas, de medio término,  en noviembre próximo (donde se elegirán a todos los Representantes de la Cámara de Alta –435 en total—y un tercio de la Cámara Alta, 33 Senadores, ambos hoy de mayoría republicana).

En la reunión, teatralmente, Trump echó  a un lado las anotaciones que traía para su intencionado mensaje.  Y al salirse de lo previsto, se dedicó a vagar por  áreas que había explorado en su campaña presidencial: afirmando que había millones de votos ilegales emitidos en las elecciones de 2016. Y dijo que por esa razón él había perdido el voto popular contra Hillary Clinton.

La apreciación no era nueva, pero sorprendentemente expresó un reclamo que   según él,  sucedió el día de las elecciones. Su acusación concreta fue ésta: entre 3 y 5 millones de personas habían votado ilegalmente. No presentó  ninguna evidencia sobre lo dicho, y los asesores de la Casa Blanca quedaron desconcertados cuando se les pidió que respaldaran con evidencias lo que el presidente sin pruebas había afirmado.

En su tiempo, Trump usó ese reclamo infundado para crear una comisión nacional que investigara  lo que él definía como un fraude electoral generalizado en los Estados Unidos. La comisión fue presidida por el vicepresidente Pence, y el secretario de Estado de Kansas, Kris Kobach, quien se desempeñó como el principal administrador y defensor de lo afirmado por Trump.

La comisión rápidamente se convirtió en un grupo de disputas partidistas,  y algunos meses después, fue disuelta por el mismo presidente. La Comisión nunca  presentó  evidencia alguna de que las elecciones se hubieran visto afectadas por un significativo fraude electoral.

Trump, sin embargo, no  dejó ir el asunto del todo. El jueves 5 de abril, encontró el camino para volver sobre el tema durante una laberíntica discusión en torno a inmigración ilegal, seguridad fronteriza y su plan de enviar soldados de la Guardia Nacional en apoyo a  la policía fronteriza con México.

Sostuvo que los demócratas tienen un interés personal en el actual sistema de inmigración, en particular para seguir permitiendo que familiares –parientes lejanos de una familia nuclear de inmigrantes — soliciten y obtengan admisión legal en Estados Unidos. «Esto es lo que te están haciendo los demócratas», le dijo a la audiencia. «Y les gusta porque creen que van a votar Demócrata». ¿Bueno? Créanme, están haciendo eso por la misma razón».  La audiencia aplaudió.

Trump dijo que los inmigrantes que ingresan al país bajo la llamada “provisión en cadena” o  inmigración de miembros de  la familia extensa, una vez en el país,  votarían por demócratas y no por republicanos. Y luego agregó: «En muchos lugares, como California, la misma persona vota varias veces». El público se rió.

«Probablemente escuchaste esto antes. Y siempre les gusta decir… ‘Oh, eso es una teoría conspirativa’. No es una teoría de conspirativa, dijo a la audiencia. “Son millones y millones de personas».

Entonces, ahora la afirmación no es solo que entre 3 y 5 millones de personas votaron ilegalmente, sino que millones y millones de personas votan, cada uno muchas veces, y eso es solo en California.

Sería fácil descartar todo esto, considerándolo “más de lo mismo” – en su mayoría comentarios inofensivos lanzados por el presidente a una audiencia de simpatizantes partidarios–  todo, en concordancia con lo que él hace.

Sin embargo, cada vez que regresa  a este reclamo particular, golpea de nuevo en uno de los fundamentos de la sociedad democrática. Amenaza con socavar la confianza en el sistema electoral estadounidense, que ya está siendo atacado por Rusia y que se pondrá a prueba de nuevo en las elecciones presidenciales del  2020.

Luego aparece la obsesión semanal  del presidente por  la «caravana» de inmigrantes que  desde Centroamérica se dirigía a México y tuiteó, amenaza con encontrar,  lo que él sugirió,  como “la porosa frontera entre  Estados Unidos y México”. Equiparó la marcha con un ejército invasor que camina decidido hacia el norte. «Llegan las ‘Caravanas'», twitteó al principio de la semana.

Como alternativa, «los republicanos deben optar por la Opción Nuclear” para aprobar YA  leyes estrictas. (…en vez de aprobar en el Senado leyes por mayoría calificada –por 60 votos como lo exige la ley—  si lo hiciéramos por la opción nuclear, todo será aprobado por mayoría simple, el 50% de los votos más uno. Según expertos, la  mayoría calificada fuerza a que haya negociación entre ambos partidos en el Congreso. Si se elimina por completo – la opción nuclear permitiría que los partidos con mayoría  en el poder aprueben medidas cada vez más extremas, sin tener en consideración los argumentos del partido en minoría).

Afirmó que México tiene  «el poder absoluto» para impedir que la caravana llegara a la frontera con Estados Unidos, y así evitar que se internara en territorio norteamericano. En contraste, repitió que su país «no tiene leyes fronterizas efectivas». Afirmó que se necesita una nueva legislación para evitar la «entrada masiva de drogas y personas». (…  el 45% de los 11 millones de indocumentados que se encuentran hoy  en Estados Unidos, entró al país con visa de turista otorgada por los Consulados de las Embajadas norteamericanas en el exterior, y una vez vencida, el inmigrante se queda residiendo, y muchos de ellos trabajando,   sin una visa que los ampare). 

Más tarde tuiteó: «Las caravanas vienen hacia aquí. Debemos aprobar leyes estrictas y construir el MURO. ¡¡¡Los demócratas permiten las fronteras abiertas, las drogas y el crimen!!! «Dijo que la caravana se dirigía hacia» nuestra «Frontera de Leyes Débiles». Luego decidió que, en ausencia del muro, ordenaría la Guardia Nacional a la frontera.

En  el evento de West Virginia, Trump regresó a algo que había planteado el día que anunció su candidatura en junio de 2015: acusó a México de ser el país que pone a sus peores ciudadanos al otro lado de la frontera, en forma ilegal, incluyendo violadores. El jueves, presentó cargos de violación en la historia de la caravana, en un contexto diferente, pues ahora las mujeres de la caravana son las víctimas.

«Recuerdo mi discurso de apertura en el Trump Tower, cuando abrí [la campaña]»… «Todo el mundo me dijo: ‘Oh, fuiste muy rudo’, porque usé la palabra ‘violación’. Y ayer, salió que en este viaje que se avecina, las mujeres son violadas a niveles nunca antes visto».

Nadie estaba bastante seguro de dónde Trump sacó ese reclamo, ni sus asesores pudieron proporcionar evidencia o antecedentes para apoyarlo.

El día que Trump estaba hablando, la caravana comenzaba a romperse. Algunos en el grupo estaban decididos a llegar a la frontera con Estados Unidos, donde esperaban poder solicitar asilo. Pero otros no tenían intención de organizar el tipo de invasión que el presidente consideraba “inminente”. La caravana parecía ser la misma de los últimos años: sin ninguna amenaza mayor.

El presidente –en uno de sus habituales  cambiazos–  dio crédito a las «fuertes leyes de inmigración» de México por haber logrado la dispersión de la caravana y luego regresó a otro de sus temas favoritos  desde que asumió la presidencia, el que los cruces fronterizos ilegales se encontraban en niveles mínimos históricos. «Debido a las acciones de la Administración Trump [sic], los cruces fronterizos están en su punto más bajo,  INACEPTABLE…  por los últimos 46 años», tuiteó.

El viernes, la página editorial del Wall Street Journal opinó: «El presidente Trump parece estar indeciso si su plan de control fronterizo es un éxito o una crisis nacional inminente». Los editores señalaron que la fuerte economía estadounidense probablemente estaba atrayendo a más inmigrantes (los cruces fronterizos fueron más altos el mes pasado que en marzo de 2017). El editorial instó a Trump a llegar a un acuerdo sobre la legislación de inmigración, una que logre mayor seguridad para que los cambios económicos permitan entrar en Estados Unidos a más inmigrantes legales (…porque siempre  Estados Unidos necesita inmigrantes para llenar más de 650 mil puestos anuales de trabajo que crea y se quedan sin ocupar, a menos que dejen entrar en su territorio más inmigrantes legales). El editorial concluyó así: «Entonces no tendría que hacer tantas acrobacias como exagerar a una banda de inmigrantes pobres como ejército invasor».

Volando de regreso de Virginia Occidental el jueves, el presidente respondió algunas preguntas de los periodistas. Le preguntaron si sabía sobre el pago de  130,000 dólares a la estrella de cine porno Stormy Daniels,  por Michael Cohen, su abogado personal, poco antes de las elecciones de 2016. «No», respondió Trump. Daniels afirma haber tenido una breve aventura con el presidente hace más de una década. El presidente dijo a los periodistas que le preguntaran a Cohen porque él realizó el pago. No respondió a una pregunta sobre si había establecido un fondo del cual Cohen podría obtener ese dinero.

Tal vez todo eso es la verdad.

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