Ciudad de Panamá – José Raúl Mulino impuso en sus primeros 100 días de Gobierno en Panamá su estilo directo y afrontó las crisis que afectan al país, como la migratoria, la financiera, la reputacional o la de pensiones, cumpliendo así con sus principales promesas de campaña, dijeron a EFE distintos analistas.
Más allá de que se esté de acuerdo o no con la visión del nuevo presidente, que asumió el poder el 1 de julio pasado para el quinquenio 2024-2029 y que se declaró pro-empresa privada, analistas reconocen que no rehuyó a la realidad de Panamá, un país sumido en una crisis fiscal tras cinco años en los que se hizo «fiesta» con el dinero público, como el mismo Mulino ha sostenido.
Mulino llena las expectativas
A juicio del analista Carlos Arauz, los primeros mensajes de Mulino han sido «claros» en asuntos como la crisis migratoria que afronta Panamá, con más de 266.000 viajeros irregulares rumbo al Norte transitando por el país este año – por debajo del histórico de 520.000 en el 2023 – tras cruzar la peligrosa selva del Darién, la frontera natural con Colombia y que une a Sur y Centroamérica.
El mismo día que asumió el poder, el Gobierno de Mulino y el de Estados Unidos firmaron un acuerdo que ha permitido casi una veintena de vuelos de deportación de migrantes, una medida que se suma al cierre de varias trochas en la selva, todo bajo la consigna de que el Darién no es una ruta migratoria y el objetivo de poner fin al paso de viajeros irregulares por allí.
La crisis migratoria regional y su vinculación clave con la situación de Venezuela, así como su rechazo a la presencia de Panamá en listas de paraísos fiscales, centraron el primer discurso de Mulino ante la ONU el pasado septiembre.
Arauz señaló que en estos 100 primeros días los mensajes de Mulino en materia económica se centraron «en qué se hará para sacar al país de las listas discriminatorias, sobre la contención del gasto y controlar mucho la deuda», que se duplicó durante los «nefastos 5 años» del Gobierno de Laurentino Cortizo (2019-2024).
Al asumir el cargo y encontrarse, como él mismo ha dicho, con un descalabro en las finanzas públicas de Panamá, que perdió el grado de inversión de Fitch aunque lo conserva con Moody’s y con Standard and Poor’s, Mulino anunció una contención del gasto, como se ha cristalizado en la propuesta de presupuesto nacional del 2025.
«Creo que todos los mensajes han sido bien recibidos tanto a nivel local como en la comunidad internacional. El hombre está provocando mucha ilusión, mucho anhelo y mucha esperanza (…) creo está cumpliendo con las expectativas», a juicio de Arauz.
Improvisación del Gobierno
Otro asunto que afrontó Mulino, a diferencia de los tres anterior presidentes – Cortizo, Juan Carlos Varela (2014-2019) y Ricardo Martinelli (2009-2014), es la crisis del seguro social y las pensiones, con la convocatoria de una mesa en la que se recogen propuestas antes de que se plantee un plan al Parlamento este año.
A juicio del economista y empresario Felipe Argote, las primeras aproximaciones del Gobierno de Mulino al tema del seguro social y la crisis económica han denotado «improvisación».
«Yo le recomendaría planificar», dijo Argote, que considera que el Gobierno se ha quedado corto con el recorte del presupuesto del 2025, entre otras medidas relacionadas al funcionamiento del Estado.
Argote también cuestionó si el Gobierno depuró, ante las sospechas de corrupción, la lista de empresas a las que se comenzará a pagar millones de dólares en deudas, una medida puesta en marcha para reactivar la economía que criticó porque pone dinero en el bolsillo de los empresarios, pero no de los trabajadores.
La falta de demanda está afectando a las empresas, que no tienen ventas y no pueden pagar sus cuentas y hay que generar una dinámica en la que se ponga dinero en el bolsillo de la gente para incentivar el consumo, afirmó el experto. EFE
(vc)