El poder del politico paciente

Por: Pedro Gómez Nieto

“Cuando tienes el poder la gente tratará de quitártelo siempre», le decía la esposa a Dick Cheney, vicepresidente de los Estados Unidos en el mandato de George W. Bush, en una escena de la película «El Vicepresidente: más allá del poder».

Le alertaba para que no confiara en nadie, amigo o adversario. En política no hay enemigos, solo adversarios que se confrontan o asocian según intereses. Honduras es diferente, entre políticos hay intolerancia, antagonismo, y falta de respeto, lo que envilece la política y contamina la sociedad.

Christian Bale, interpretando magistralmente a Cheney, alumbra pasajes de la reciente historia norteamericana, por ejemplo, la tensión en la sala de crisis durante el ataque a las Torres Gemelas: “Estamos en guerra, pero aún no sabemos cuál es el enemigo”. El filme describe la vida de un universitario fracasado, sin ideología definida, oportunista, que entra en política buscando cuotas de poder. Conociendo sus limitaciones, explota sus habilidades y capacidad de manipulación para ir ascendiendo peldaños. Identifica al político que ocupa el siguiente escalón de poder ganándose su confianza y, con paciencia, se hace «necesario» hasta el momento de desplazarlo apropiándose de su anillo de poder. Como decía Gandhi: “Perder la paciencia es perder la batalla”.

En los cursos de Inteligencia, cuando explicamos el proceso para captar una fuente, establecemos la captación «sobrevenida» como la mejor, porque la fuente se ofrece a colaborar espontáneamente sin necesidad de pedírselo. Recordaba la técnica observando la escena en el jardín donde Busch le ofrece a Cheney la vicepresidencia, pero éste le pone reparos porque el cargo conlleva “poco poder”. Cheney tenía la habilidad de detectar las necesidades, motivaciones, y vulnerabilidades de las personas, manipulándolas en su beneficio. El mundo no es de los más fuertes o inteligentes, sino de quienes saben aprovechar las coyunturas. Cheney, el político paciente, fue el verdadero poder a la sombra del presidente Busch.

Escuchamos al expresidente Lobo decir que creará un movimiento dentro del PNH. Tuitea: “Junto a un nutrido grupo de nacionalistas, estamos anunciando la formación de un movimiento político abierto para luchar contra el oficialismo traidor a los sagrados principios del PNH que nos está llenando de vergüenza.” El expresidente, afectado emocionalmente, con razón, abiertamente enfrentado a JOH, se equivoca de estrategia. Reparemos en su tuit.

El “oficialismo” es el conjunto de personas que integran el Poder Ejecutivo y la administración del estado en sus diferentes ministerios e instituciones. Es injusto y temerario generalizar llamando “traidor” al funcionariado nacionalista. Considerando que no es el caso, inducimos que la traición señalada es a “pactos secretos”, explícitos o tácitos. Los “sagrados principios”, de cualquier partido, no pueden ir contra la Constitución y el marco legal, por ello, dirimir asuntos personales en la esfera política partidista es un error que debilita al PNH, beneficiando a la oposición.

Nasralla, aquejado del “síndrome de Diógenes”, desde su «Plataforma Ciudadana» gueto de conspiradores, tuitea: “Bienvenido Pepe Lobo y buenos nacionalistas”. ¡Sepulcro blanqueado! Oportunista que ya olvidó cuando despellejaba al expresidente junto a su familia, a cuenta del IHSS, de su hijo Fabio, y de la “Caja chica”, incluso llamando “narco partido” al PNH. Si el expresidente cree que algún político fracasado de la oposición le puede solucionar su problema, se equivoca gravemente. Solo dentro de un PNH fuerte y cohesionado puede encontrar soluciones plausibles enmarcadas en ley. La traición que denuncia el expresidente no se resuelve cuestionando, confrontando, por tanto, debilitando al PNH, lo que también puede considerarse una traición al nacionalismo. Cuanto más se acerque a «choriflautas» de la oposición, parafraseando su tuit, más “llenará de vergüenza” la bandera de la estrella solitaria.

El movimiento que pretende formar ya existe, lo lidera Ricardo Álvarez, el político paciente. El designado presidencial, atendiendo a los “sagrados principios del PNH”, optó por aparcar sus legítimos intereses y trabajar para fortalecer al partido, en lugar de debilitarlo. El tiempo y la paciencia han demostrado que fue la estrategia correcta porque su liderazgo se ha fortalecido. Quizás, solo talvez, le faltó imitar a Cheney en su reunión con el presidente, porque sabiendo que le necesitaba para darle estabilidad al proyecto político, debió presionar para obtener mayores cuotas de poder para el cargo que le ofrecía, en cuyo caso, quizás, solo talvez, este gobierno no cometería errores importantes.

“El poder se construye con paciencia y tiempo”. -Ralph Waldo Emerson-

                                                                                                   PG. Nieto

                                                                                                   Asesor y Profesor CISI.

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