Sin duda Rusia 2018 es el mundial más hermoso de la historia, al menos bajo mi consentimiento. Hermosas postales nos dejó esta fiesta planetaria que nos invade cada cuatro años.
– Nos llenamos de la cultura rusa, aprendimos de ella. Vimos coronar a Francia con el niño Mbappé. Nos enamoró la presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarović y el VAR ahogó el grito de goles que en otra ocasión hubieran contado. ¡Maravillosa Rusia!
Aunque las selecciones de mi corazón -Argentina, España y Colombia- no lograron estar en las instancias finales de este mundial, vale la pena reconocer que otros combinados se robaron nuestras simpatías, tal es el caso de Croacia y Bélgica.
Hemos visto en este Mundial nacer a una estrella que seguramente dominará el espectro futbolístico en los próximos años, me refiero a Kilian Mbappé. Su impresionante zancada lo acompañará en la misma magnitud que ha tenido hasta ahora su fulgurante carrera.
El sinsabor que nos dejó América con Brasil y Argentina, fue llenado por la guerrera Croacia, que nos demostró que la grandeza de un país la hacen sus hijos y los que deciden portar con orgullo una camiseta vilipendiada porque se asemeja a un tablero de ajedrez.
Modric, Rakitic, Manzukic, Vida, Perisic y compañía nos enseñaron que el talento acompañado de pundonor deportivo pueden alcanzar grandes cosas. Croacia se quedó con el subcampeonato, pero muchos le damos la copa porque nos enamoró.
Francia ganó seis de los siete juegos que disputó y únicamente empató uno, contra Dinamarca en un juego que no tenía mayor importancia para los galos.
A la selección gala no le importó ceder la posesión del balón y se acomodó perfectamente al contraataque, papel que asumió muy bien con rivales como Perú, Argentina, Uruguay, Bélgica y finalmente Croacia. Quedó demostrado que cuando se tiene los jugadores necesarios para matar en el contragolpe pues vale la pena asumir ese rol.
El estadio Luzhniki de Moscú vio coronar a la Francia… la LIBRE Y HEROICA… que suma su segunda estrella mundial tras la corona obtenida hace 20 años cuando fueron país sede. París y el Arco del Triunfo celebran por todo lo grande un día después del aniversario de la Toma de la Bastilla.
Desde que me enamoré del fútbol -Mundial de México1986- ya llevó nueve mundiales y cada cuatro años la pasión aumenta por este deporte. 33 días llegan a su fin hoy y no puedo más que sentirme nostálgico porque estas emociones las volveremos a vivir hasta dentro de cuatro años.
Durante 33 días porté con orgullo las camisas de las selecciones que apoyé, llené el álbum y me contagié con todo lo que olía a Mundial. Hasta pronto Qatar 2022, pero que sea con nuestra querida Honduras presente en ella. ¡Si Dios quiere ahí estaremos!
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