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El jefe del nicaragüense muerto por calor en España dice que actuó sin demora

Murcia (España).– El jefe del jornalero nicaragüense fallecido el sábado pasado en España a causa de un golpe de calor sufrido cuando trabajaba en una finca agrícola asegura que lo llevó al médico sin demora, en cuanto sufrió el mareo, y que regresó al centro de salud donde lo dejó para interesarse por él.

Así lo explicó este miércoles a Efe Tomás Ballesteros, el abogado del empresario ecuatoriano de 50 años que se encuentra en libertad provisional sin fianza como presunto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores por no haber dado de alta al fallecido, Eleazar Blandón.

El jornalero natural de Nicaragua sufrió una parada cardíaca cuando era trasladado a un hospital de la localidad de Lorca (Murcia, sureste española) desde el centro de salud, en cuyas puertas el empresario lo dejó solo.

La Inspección Laboral ha abierto expedientes sobre las condiciones de trabajo de los jornaleros que estaban en esa finca, tras apreciar indicios de que vulneraban la legislación «y los Derechos Humanos».

«Las condiciones en las que se estaba desempeñando esa actividad eran deplorables. Su jornada se extendió desde las 7 de la mañana hasta las 14 horas y luego se prolongó en la recolección de melones en una finca adyacente hasta largas horas de la tarde a una temperatura de 44 grados sin ningún tipo de protección. Y el trabajador murió por estrés térmico», indicó hoy la ministra española de Trabajo, Yolanda Díaz.

«Me parte en mil pedazos verte como te despedimos y ver cómo te dejaron, cómo te maltrataron», asegura en un mensaje publicado en su cuenta de Facebook una de las hermana del jornalero, Karen, desde su localidad natal de Jinotega, donde Blandón (de 42 años) deja mujer y cinco hijos.

Otra de sus hermanas, Anna reside en Almería, y ha lanzado diversas acusaciones al empresario ecuatoriano en medios de comunicación.

«La muerte de mi hermano no puede quedar en vano, porque es la historia que se repite de muchos inmigrantes que venimos aquí a trabajar, pero no a morir de esa manera tan horrible al dejarlo tirado y que haya sufrido tantas humillaciones como me contó, que llorábamos juntos por teléfono», relataba Anna en una entrevista en la radio.

El abogado desmiente esas acusaciones y asegura que el empresario ecuatoriano trabaja codo con codo con sus empleados y en las mismas condiciones, incluido el pasado sábado, cuando se registraban más de 40 grados centígrados en la comarca del valle del Guadalentín, en alerta naranja por temperaturas máximas extremas de 12 a 19 horas: «Es incuestionable que hacía mucho calor, pero había muchísima gente trabajando ese día», señala Ballesteros al respecto.

Según Ballesteros, al término de la jornada laboral el empresario llevó a su empleado junto con otros dos trabajadores en la furgoneta al centro de salud de Sutullena, que se encuentra a 500 metros y podía aparcar en la puerta. Argumenta que llegar al centro hospitalario hubiera demorado el traslado en unos 20 minutos más.

«Abandono hay, pero no desamparo», indica el abogado sobre la forma en que el jefe dejó a su empleado en el centro de salud . Según su versión, habló con el vigilante jurado y una vez en manos de los médicos dio sus datos y su teléfono para estar localizable. Volvió horas después para interesarse por él, momento en el que habló con él allí la Policía Judicial.

«Estaba sin asegurar, punto y se acabó. Es una infracción administrativa no haberle dado de alta el miércoles, el jueves y el sábado, los tres días en los que empleó», reconoce Ballesteros, para quien su cliente «no pensó que de un mareo se fuera a morir y optó por la opción sanitaria que creyó mejor».

Según sus datos, Blandón había pedido asilo político con una orden de protección internacional el pasado febrero, desde cuando se encontraría en situación legal en España, donde tenía que motivar su solicitud el próximo 20 de septiembre, pero sin poder trabajar.
 

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