
Según Timothy Garton 2021, desde sus inicios hace más de 400 años, el liberalismo ha impulsado el progreso de la humanidad. Y ha venido adaptándose para continuar progresando. La habilidad de su rival, el socialismo, es hacerle contrapeso mientras adopta, adapta y aprovecha su creatividad mientras mantiene la influencia ideológica en masas de seguidores obnubilados para percibir la burla que hacen de su devota inclinación. Según Hurun 2025, Rusia y China cuentan con el 30% de los principales 3025 ricos con mayor patrimonio neto en el mundo.
Lo paradójico es que variantes del liberalismo como el conservadurismo, nacionalismo y populismo, simulan ser liberales sin respetar los principios fundamentales del liberalismo. ”No hay liberalismo sin libertad”; “El populismo desprecia el pluralismo”.
Una democracia en constante cambio no depende de solo un partido. En general el liberalismo rechaza la noción de que todo mundo debería estar de acuerdo, algo que eliminaría una vital batalla de ideas. Para ello es necesario encontrar el equilibrio entre un consenso necesario y un conflicto igual de importante. El liberalismo busca una fórmula para que gente diversa viva en comunidad en condiciones de libertad. El liberalismo no se abandona, se mejora.
Después de la caída del Muro de Berlín, Pierre Hassner, 1991 predijo que volverán las aspiraciones que condujeron al nacionalismo (el anhelo de la comunidad y la identidad), y al socialismo (igualdad y la solidaridad). Así han surgido atisbos de nacionalismo en Europa y Estados Unidos, mientras en Latinoamérica, el Foro de San Pablo con sus fieles acólitos.
El liberalismo debe reducir la desigualdad de oportunidades vitales, empezando el derecho de las personas a continuar viviendo: los liberales deben enfrentarse a las más obvias: la riqueza, salud, educación y geografía (migración).
“Hay variaciones nacionales del capitalismo liberal democrático, así que la mezcla apropiada de estas medidas será diferente en cada país.”
Los liberales deben unirse a conservadores y socialistas para asumir completamente el valor de la solidaridad. También deben controlar el libertinaje implícito en la concentración de riqueza que resulta en una grave desigualdad de poder, uno de los ingredientes esenciales del liberalismo, que aspira a que todos los tipos de poderes estén limitados, dispersos y controlados mediante rendición de cuentas. Si no, el liberalismo acaba identificado como una ideología de los ricos, los establecidos y los poderosos.
Uno de los efectos de la globalización ha sido el fortalecimiento del poder del capital en relación con el trabajo. La sindicalización olvidada por la izquierda tiene que ser otra parte de la respuesta. Se necesita generar políticas en favor de la competencia nacional y global; los mercados regulados siguen siendo parte indispensable de la creación de libertad.
Los políticos, los museos, orquestas, universidades, centros filantrópicos e incluso las ONG de derechos humanos se inclinan ante millonarios formales e informales (capos del crimen) que recomiendan a sus aliados en los 3 poderes del Estado.
Respecto al nacionalismo, la nación es demasiado importante, y fuerte por su atractivo emocional, para dejársela a los nacionalistas.
George Eliot, ha explorado las experiencias, necesidades y perspectivas de grupos sociales étnicos, religiosos, sexuales o regionales, y ha enriquecido la idea de combinar la libertad y la diversidad en sociedades multiculturales.
Los liberales deben tener en cuenta que hay choques reales entre identidades particulares, pero no hay contradicción en identidades subnacionales, nacionales, transnacionales y supranacionales y tampoco entre tener identidades religiosas, políticas, institucionales y culturales, como hace la mayor parte de la gente. “El patriotismo liberal es un ingrediente esencial de un liberalismo renovado.”
El liberalismo llegó durante siglos a la mayor parte del mundo en la forma de imperialismos. “El camino al infierno puede estar pavimentado de intenciones liberales”.
Los liberales deben defender valores liberales primarios como la libertad de expresión y la independencia académica. Lo más importante que hizo el mundo liberal para vencer en la Guerra Fría fue mantener sociedades prósperas, dinámicas y atractivas. Pero también deben reconocer que existe un buen trecho de coexistencia competitiva con regímenes autoritarios.
El economista Paul Collier argumenta que limitar la inmigración puede beneficiar a las sociedades exportadoras de migrantes. “No es bueno para ningún país que una gran proporción de sus ciudadanos más jóvenes, enérgicos, educados y emprendedores busque una vida mejor en otra parte. Con ellos huye la libertad de sus países.
El giro neoliberal desde 1980 hacia los mercados libres lejos del inflado Estado “socialista”, necesita ahora de un nuevo “nuevo liberalismo”. Imaginativo.
Este nuevo liberalismo debe ser firme en la defensa de lo esencial como los derechos humanos, el Estado de derecho y el gobierno limitado, así como las libertades de expresión e investigación, indispensables para el liberalismo como método no como sistema.
El control empresarial plutócrata, oligárquico y de organizaciones criminales sobre el Estado debe romperse, por medios democráticos, o los procedimientos electorales de la democracia seguirán siendo explotados para subvertir el liberalismo, cuando los populistas, socialistas (que también son o se vuelven plutócratas) agiten a minorías descontentas contra la democracia y la libertad.