spot_img

El día que el exilio cubano de Miami me rompió la cabeza

Por:

Compartir esta noticia:

Miami / EEUU – Como periodista, he cubierto informativamente al exilio cubano de Miami por casi 20 años y no me había pasado una cosa semejante hasta el día en 1999 cuando un exaltado manifestante anticastrista me hizo una grave herida en la cabeza.

Sucedió durante una manifestación en contra de la presentación en el Miami Arena de la orquesta cubana “Los Van Van”, venida desde la isla y en su primera presentación en Miami, la cuna de la oposición al régimen castrista.

Era entonces director de la agencia española de noticias EFE en Miami y fui al concierto para cubrir la información, sabiendo que iban a presentarse problemas.

Estaba, junto a otros periodistas, colocado detrás de la barrera policial cuando empezaron a tirar los manifestantes objetos contundentes como piedras o baterías, con tan mala suerte que una batería me alcanzó a mí y empecé a sangrar copiosamente en la cabeza. Por cierto, todavía guardo esa batería como recuerdo.

La policía me quiso llevar a una ambulancia de primeros auxilios que estaba cerca, pero me negué hasta que pude dictar a mi oficina la noticia, no mi herida que no mencioné, pero si la protesta contra la orquesta y otros disturbios que ocurrieron.

Después que se publicó al día siguiente mi foto herido con el pañuelo lleno de sangre en el diario ”The Miami Herald”, me llamaron varios líderes cubanos del exilio para pedirme disculpas.

Aún recuerdo con gracia cuando uno de ellos insistió que “lo más seguro es que el que te tiró ese objeto que dio en tu cabeza fuera un infiltrado castrista para desprestigiar al exilio cubano”.

Luego tuve la oportunidad de entrevistar a muchos líderes del exilio y recuerdo a dos ex comandantes revolucionarios: Hubert Matos y Eloy Gutiérrez Menoyo, que tras pasar en la cárcel por supuestas actividades anticastristas (20 años el primero y 22 el segundo), se exiliaron.

exilio2Y a dos familiares de Fidel Castro, a su hermana Juanita que abrió una farmacia en Miami y a su hija Alina Revuelta (nacida de su relación con Natalia ”Naty” Revuelta), a quien entrevisté cuando tenía un programa de radio en Miami.

Cuando regresé de Cuba en 1998 tras cubrir la visita del Papa Juan Pablo II a La Habana y Santiago, me invitaron a dar una charla de mis impresiones sobre la Cuba que había visto, en casa de un líder moderado del exilio y ante unos 40 invitados.

Cuando les dije que me habían decepcionado las tibias palabras del Cardenal Jaime Ortega, entonces Arzobispo de La Habana en comparación con las valientes críticas al régimen castrista del Obispo de Santiago de Cuba, el Arzobispo Pedro Meurice, se escuchó desde el fondo de la sala: “Claro, como es un m…….!.”

exilio4Esa era la voz del periodista y escritor cubano Norberto Fuentes, que en sus mejores tiempos tenía la absoluta confianza de Fidel Castro hasta caer en desgracia y tener que salir al exilio en 1994, gracias a la mediación del escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Fuentes rompió con la revolución cubana en 1989 tras el proceso contra el general Arnaldo Ochoa y el teniente Antonio de la Guardia del Ministerio del Interior, amigos suyos, especialmente este último al que consideraba como «mi hermano». Los dos fueron ejecutados ese año al ser declarados por un tribunal culpables de traición a la revolución y de narcotráfico…

Fuentes es autor, entre otros libros de una excelente autoproclamada autobiografía de Castro y es para mi concepto, el periodista que más sabe del fallecido líder cubano.

En una entrevista con el diario “El País” de Madrid, Fuentes dice que Castro mandó a matar al «Che» Guevarra al enviarlo, primero a El Congo y luego a Bolivia: “Pero Fidel realmente salvó al Che porque convirtió a un traidor en potencia en un santo de la iglesia revolucionaria”.

También entrevisté al cubano-americano Félix Rodríguez, ex agente de la CIA y el último hombre en hablar con el “Che” Guevara antes de ser ejecutado el 9 de octubre de 1967 por el sargento boliviano Mario Terán en la escuelita La Higuera, después de ser capturado en la selva boliviana.

exilio3En mi primera visita a Cuba, conocí a un personaje siniestro de la revolución cubana, pero a la vez hablador y muy entretenido de escuchar para un periodista. Lo vi por primera vez leyendo los cables noticiosos de un teletipo en las oficinas de la Agencia EFE en La Habana y luego en una recepción en la embajada de España.

Me refiero al ex comandante Manuel Piñeiro, más conocido como “Barbarroja”, a quien Castro le llamaba “gallego”, por ser hijo de españoles y quien fue el encargado de apoyar a todos los movimientos revolucionarios que surgieron en América Latina, además de dirigir el aparato de espionaje cubano.

Piñeiro murió en 1998 en un sospechoso accidente automovilístico, cuando días antes había anunciado que estaba escribiendo sus memorias.

Pero tal vez lo que más juego periodístico me dio en Miami fue el niño balsero “Elián González, cuando agentes federales asaltaron la casa de sus tíos maternos en la “Pequeña Habana” de Miami para llevarlo a Cuba, donde lo reclamaba su padre.

En la noche del 22 de abril del 2000, yo estaba, como otros periodistas, en la acera cercana a la casa. Pero solo el fotógrafo de la agencia AP, el cubano-americano Alan Díaz, fue avisado por un amigo de la familia, Armando Gutiérrez, al grito de «ya vienen” y entró, a la habitación donde estaba el niño con uno de los pescadores que lo rescató del mar, Donato Dalrymple.

Díaz captó la famosa imagen cuando el agente federal armado entró a la habitación y le arrebató al pescador el niño que sostenía en sus brazos. La imagen de Elián, llorando y gritando de miedo, lo dice todo.

Díaz ganó el premio Pulitzer ese año por esa impresionante foto y fue portada al día siguiente de miles de diarios en todo el mundo.

exilio5

Unos días antes, había firmado una crónica para EFE que se titulaba ELIAN, UN NIÑO DE SONRISA PERDIDA Y AUSENTE, y escribí así los primeros cuatro párrafos:

MIAMI, (EFE) -Poco sabía Elizabeth Brotons que su hijo no solo tendría que sobrevivir a los peligros de los mares del Estrecho de Florida, sino también a las enconadas corrientes políticas que dividen a Estados Unidos y Cuba.

Elián González tenía cinco años cuando su madre lo embarcó para un viaje desde Cárdenas (Cuba) al sur de estado de Florida.

La frágil embarcación naufragó cerca de las costas de Florida. Murieron ahogados la madre y el padastro del niño. Solo tres personas sobrevivieron, incluyendo a Elián.

En sus últimos y desesperados esfuerzos, la madre amarró a Elián a un neumático, antes de hundirse ella. El niño estuvo flotando cerca de dos días hasta que fue descubierto por dos pescadores aficionados cerca de Fort Lauderdale, que se lo entregaron a su tío abuelo en Miami…

Elián tiene ahora 23 años, vive con su padre en Cárdenas, estudia ingeniería y tiene una novia con la que piensa casarse pronto.

spot_img
spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_img
spot_imgspot_img