Tegucigalpa. – El Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) junto a un Grupo Consultivo de instancias académicas y de sociedad civil, han decidido promover en un país tan polarizado como el nuestro, un debate presidencial de cara a las elecciones primarias e internas de marzo próximo en un afán por demostrar que el diálogo y el debate de ideas sigue siendo una opción en Honduras.
En un encuentro con periodistas de los distintos medios de comunicación tradicionales y digitales presentaron su propuesta a los precandidatos presidenciales de los tres partidos políticos que correrán en esa gesta electoral. Por el Partido Liberal llegaron 3 de los 4 aspirantes; 1 del Partido Nacional, en tanto el resto de los precandidatos, entre ellos Libre, envió sus representantes, algunos de ellos sus candidatos a designados presidenciales. La única ausente fue la precandidata oficialista, Rixi Moncada, quien decidió no enviar representante.
Los lineamentos para el debate presidencial fueron claros: los precandidatos presidenciales deberían firmar una carta aceptando su participación que será indelegable, habrá un moderador que puede ser internacional, el Consejo Consultivo junto a una Secretaría Técnica escogerán los temas a debatir y se les hará llegar dos semanas antes del debate a los aspirantes para que se preparen con sus respuestas. No se les harán llegar las preguntas y los miembros de la Secretaría Técnica del debate y el Grupo Consultivo suscribirán una carta de confidencialidad para garantizar la no filtración de las preguntas.
El debate tendrá una metodología para cumplir los tiempos de exposición y de preguntas. Todos los detalles fueron explicados por los impulsores de esta iniciativa que contará con la asistencia de 7 de los 10 candidatos presidenciables: 3 del Partido Liberal, 3 del Partido Nacional; y 1 de Libertad y Refundación. En el caso de Libre será un conversatorio, se indicó.
Declinaron participar del mismo los precandidatos Rixi Moncada de Libre, Salvador Nasralla del Partido Liberal y Nasry Asfura conocido como “Papi a la orden” del Partido Nacional. Sus argumentos, poco sólidos, evidencia que no están listos para el debate de las ideas. Ya se ven y se sienten presidenciables. Uno de ellos dijo que no es bueno “hablar mucho”, otro que siempre “habla con el pueblo”, y otro más, no quiere hablar con los mismos contrincantes de su partido, quiere hacerlo con los otros partidos para “mayor gracia”.
El debate se hará a mediados del mes de febrero y será uno diario, uno por cada partido político. Es el primero de su índole que se hace para las elecciones primarias e internas, consideradas por los analistas como las más importantes por ser el principal filtro en la escogencia de los candidatos a la presidencia de la república, diputados, alcaldes y diputados al parlamento centroamericano. También se escogerá a las autoridades partidarias de los partidos políticos.
La iniciativa que ha intentado ser satanizada en la sociedad de la desinformación a que está entrando el país, busca demostrar a propios y extraños que quienes corren por conducir los destinos del país pueden, en democracia, expresar sus ideas en torno al país que aspiran, pasar del debate de los insultos y las descalificaciones, al foro de las ideas para identificar el país que ofrecen a fin de que el elector escoja.
El más reciente estudio de Cultura Cívica y Convivencia en Honduras; Construcción de una sociedad democrática, ¿una tarea inconclusa?, presentado por la Fundación Internacional para Sistemas Electorales, IFES, por sus siglas en inglés, ofrece enormes datos para entender la Honduras construida en estas cuatro décadas de retorno formal a la democracia y la distancia que de ella y de los ciudadanos, entre ellos los electores, ha tomado la elite política.
Los hondureños si bien siguen calificando a la democracia como la mejor forma de gobierno, no están contentos con lo que ésta les está dando y están molestos con los políticos y los partidos porque les usan, les maltratan cuando de ejercer sus derechos se trata, y porque irrespetan con frecuencia la Constitución y las leyes.
Los hondureños reclaman una forma distinta de gobernar, que los escuchen, que se priorice el diálogo y que la democracia sea más cercana a sus necesidades. Así lo expresan en las 5 regiones en que se dividió el país: “Elegimos, después no se nos toma en cuenta”, “Elegimos diputados, no trabajan, tienen muchos privilegios”, “La gente sale a votar porque le dan ayudas”, la democracia es “salir a votar, pero solo cambia el color de la bandera”.
En términos generales, señala el estudio de IFES, en estos cuarenta años el sistema político no ha conectado con la gente, con el ciudadano; prevalece el “momento electoral” ir a votar; la mayoría no identifica la institucionalidad democrática que le garantiza derechos, lo que evidencia la distancia entre el ciudadano y el sistema político que sustentan la Constitución y las leyes.
El debate presidencial busca entre otros objetivos, “conectar” a la gente con la política, con lo que ofrecen más allá del bazar de la propaganda. La ciudadanía a lo largo del informe deja claro que en el país todavía es posible el diálogo, que quieren ser escuchados y están dispuestos a escuchar. Hasta ahora, las propuestas de los presidenciables no se conocen, se han centrado en ofrecer más de lo mismo, evidenciando una crisis de liderazgo político que parece agravarse; parece hundirse con el país.
El ejercicio del debate presidencial es una ventana de oportunidades para la clase política y para el electorado de demostrar que no son “un político más” y que Honduras no puede vivir permanentemente en el pleito y ataques virulentos, porque un país no se construye con insultos ni el descrédito, un país se construye con amplia participación en donde todos sean escuchados y en donde la desigualdad y la inequidad no termina por decreto, sino con acciones contundentes que respondan a una brújula de cambios estructurales orientados a crear y fortalecer institucionalidad en sociedades democráticas, lejos de las autocracias, las dictaduras y el autoritarismo. De ahí la importancia del debate de las ideas.