En ese orden, Estados Unidos apoya la infraestructura que dará vida, en poco tiempo, a una base de operaciones en Caratasca, en la selvática zona de La Mosquitia, dotada de lanchas rápidas, equipo de comunicación y logística para el combate del crimen. Otras unidades de operaciones se fortalecen en Puerto Castilla, en el Caribe de este país centroamericano, mientras que un tercer punto es construido en Guanaja, en las paradisiacas Islas de la Bahía.
Como la mayor parte de la narcoactividad que, se inicia en América del Sur y recorre la ruta de Centro hasta llegar a Norteamérica, envía droga transportada básicamente por los litorales y solo un 20 por ciento por aire, en la magnífica bahía de Puerto Castilla, en Colón, la construcción de una rampa nueva para botes es fundamental, justifican sus impulsores estadounidenses. La obra es un hecho. Allí se dispondrá también de equipo especial para reparar botes y naves marítimas.
Mientras que en la insular Guanaja, Islas de la Bahía, un centro operacional para fuerzas especiales, dotado de lanchas rápidas se incorpora como herramienta de primer orden en la lucha antidrogas, aluden los especialistas de la unidad J3 de apoyo a operaciones anticrimen del CS de los EEUU.
Las explicaciones fueron ofrecidas por un alto miembro de operaciones de la Unidad J3, Mathew Spencer, involucrado directo en la lucha antidrogas en la región.
Y es que mientras el coronel Greg Julián, jefe de Asuntos Públicos del Comando Sur, junto al teniente coronel Jaime Coyaso rememoraban las realidades y debilidades de los países afectados por el narco y aludían la corrupción, la impunidad, la pobreza, la debilidad de los gobiernos y lo que calificaban como «fronteras porosas», Mathew Spencer, sentado en la misma rueda de conversaciones, escuchaba con los ojos cerrados, como para interiorizar las ideas.
Para este funcionario del J3 lo vital de fortalecer la infraestructura, equipamiento y el personal en Caratasca, Puerto Castilla y Guanaja no es más que un paso significativo.