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EEUU: El baño de sangre en Afganistán y la caótica retirada salpica también a Kamala Harris

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Un análisis de Alberto García Marrder, especial para “Proceso Digital”.

Los demócratas en Estados Unidos tendrán que ir buscando un candidato presidencial fuerte para enfrentarse en el 2024 a un republicano que, posiblemente, sea el ex presidente Donald Trump.

Lo lógico sería que el actual presidente, el demócrata Joe Biden, busque la reelección.

Pero hay tres motivos que impulsan a pensar que no la buscará: 1- Su edad. En 2024, tendrá 81 años. 2- Su pésima gestión de la apresurada y caótica retirada de Afganistán. 3- Su estrepitosa caída de popularidad, menos de un 40 por ciento en apenas ocho meses en la Casa Blanca.

Esta portada del diario «New York Post» le hará un gran daño politico al presidente Joe Biden. Denuncia que Biden estaba viendo su reloj durante la triste ceremonia de recibir en una base miitar los cuerpos sin vida de 13 soldados americanos (incluyendo a dos  mujeres militares), muertos en un atentado suicida en el aeropuerto de Kabul, Afganistán.   

La opción viable sería Kamala Harris, la actual vicepresidenta y quien se está preparando para dar ese paso, ya sea en el 2024 o en el 2028. Pero hay muchas dudas y críticas sobre lo que ha hecho hasta ahora o lo que no ha hecho.

Las esperanzas, incluyendo las mías, de que Harris podría llegar a ser la primera mujer que llegue a la Casa Blanca en la historia de Estados Unidos, se están desvaneciendo.

Ya ha hecho historia al ser la primera mujer (de padre de Jamaica y madre de la India), en llegar a la vicepresidencia.

Biden le ha encargado una carpeta complicada: inmigración (Triángulo Norte), derechos de los votantes, Haiti y aumento de banda ancha de internet para pequeños negocios, entre otros.  La más controvertida y difícil de resolver ha sido la primera. Los primeros palos de la prensa han sido por este motivo.

Esencialmente por negarse, inicialmente, a visitar la frontera con México y ver de primera mano, con sus propios ojos, la situación desesperada de los inmigrantes, especialmente centroamericanos, que intentan cruzarla. O de centenares de niños solos.

Joe Biden y Kamala Harris, durante la campaña electoral de 2020. (Foto EFE-EPA).

Lo que tiene Harris, ante todo, es un problema de imagen y de disparates con la prensa.

Por ejemplo, la semana pasada en Singapur elogio al presidente  “por la valiente decisión de retirarnos de Afganistán”, cuando el propio Biden le está echando la culpa a su antecesor, Donald Trump, de  eso.

La pésima gestión de la retirada americana de Afganistán está presentando un serio dilema a Harris, que no quiere que le afecte, políticamente.

Y, especialmente, por el baño de sangre durante un atentado suicida en el aeropuerto de Kabul, con un saldo de 170 civiles afganos y 13 soldados americanos muertos.

El sitio en internet “Citizen Free Report” dice que cuando los talibanes llegaron a Kabul un domingo en agosto y Biden estaba de vacaciones en su retiro presidencial de Camp David (Maryland), la Casa Blanca intento que Harris diera la cara y hablara por televisión para defender al gobierno.

“They will not pin this s… on me” (“No me van a clavar esta m……en mi”, dijo, supuestamente, la vicepresidenta, según esta publicación digital, en una versión no confirmada ni desmentida.

A pesar de eso, Harris se ha cuidado de ser muy fiel a Biden y defenderlo siempre. Y en todas las apariciones televisivas del presidente, siempre aparece a su lado, como un apoyo implícito. Pero callada.

Harris tiene 56 años y fue Fiscal General de California y senadora.  En el Senado de Estados Unidos y debido al empate de 50 a 50 entre demócratas y republicanos, ella es la encargada de dar el voto decisivo.

Como senadora era muy combativa en las sesiones de los comités a los que pertenecía, dejando ver su vena increpadora de fiscal. Y está considerada de tendencia muy progresista.

Nunca ha escondido sus orígenes y de medio ser de raza negra. En su autobiografía, “The Truths We Hold”, escribe que su madre, tamil de la India, una vez divorciada, adoptó la cultura afroamericana de California, sumergiendo en ella a sus dos hijas, Kamala y su hermana menor, Maya.

Los padres de la vicepresidenta, Donald Harris de Jamaica, y Syamala Gopalan de la India. Se casaron en California en1963 y se divorciaron en 1971.  Kamala Harris con su madre y hemana menor, Maya. (Fotos cortesia Familia Harris).

En el próximo año se celebran las elecciones bianuales en el Congreso y será la primera prueba del tándem Biden-Harris. Los sondeos pronostican lo peor para los demócratas y hasta que pudieran perder su escasa mayoría en la Cámara de Representantes.

Trump y sus fervientes admiradores republicanos van a explotar al máximo, y con enorme crueldad, el fiasco de Biden en Afganistán.

Y, para entonces, Kamala Harris estará muy salpicada. Hace bien en esconderse.

Kamala Harris cuando juró su cargo de vicepresidenta ante Joe Biden. Sostiene la biblia familiar Douglas Emhoff, su esposo y potencial «Segundo Caballero». (White House Photo). 
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