La educación superior se encuentra en una encrucijada sobre cómo definir su propósito más allá de las aulas. ¿Qué buscamos realmente al formar a nuestros jóvenes? Esta pregunta adquiere especial relevancia en Honduras, donde las nuevas generaciones han crecido inmersas en un ambiente de polarización, desconfianza institucional y desencanto político.
Los estudiantes que hoy entran a las universidades y los que pronto votarán por primera vez han visto una realidad difícil. Su idea de democracia está marcada por escándalos de corrupción, peleas políticas y el aparente abandono de las instituciones. No es raro, entonces, que muchos vean la participación ciudadana como algo distante o poco importante, reduciendo la democracia a votar cada cuatro años.
La generación de los no tan jóvenes tenemos una gran responsabilidad. Nuestro ejemplo debe mostrar a estos jóvenes que la democracia va más allá de las elecciones; es una forma de vida que requiere compromiso constante, participación y pensamiento crítico. No basta con ver con preocupación el desinterés de los jóvenes; debemos hacer algo al respecto.
La educación superior es un espacio ideal para cambiar esta situación. Las universidades no debemos conformarnos con formar buenos ingenieros, médicos o abogados si estos profesionales no tienen compromiso con su país. Un buen profesional debe ser también un buen ciudadano.
En UNITEC, este compromiso se refleja en nuestro modelo educativo. Entendemos que nuestra misión va más allá de la formación técnica para incluir el desarrollo de ciudadanos críticos, éticos y comprometidos. Creamos espacios para el diálogo, fomentamos el pensamiento independiente y promovemos proyectos de impacto social. A través de nuestro programa de Vinculación Social, en el que participan todos nuestros estudiantes de grado, queremos que nuestros graduados no solo sean excelentes profesionales, sino también agentes de cambio positivo en sus comunidades.
La pregunta del título no plantea realmente una elección entre formar profesionales o ciudadanos, sino que nos recuerda que ambos aspectos deben ir de la mano. La verdadera pregunta es: ¿Estamos asumiendo este reto como debemos? ¿Qué estamos haciendo, desde nuestras posiciones de liderazgo, para mostrar a los jóvenes que un mejor Honduras es posible a través de una educación completa y una participación ciudadana consciente?
