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Dolor e indignación en terraje de familia brutalmente asesinada

Tegucigalpa.- Escenas desgarradoras de dolor, indignación e impotencia se vivieron hoy en la comunidad de Campamento, Olancho, en el velatorio y posterior terraje de los miembros de la familia Sandoval Nolasco, brutalmente asesinados por un joven enajenado que había sido adoptado por la familia años antes.
 

El múltiple crimen ha conmocionado y tocado las fibras más profundas de la sociedad hondureña, que ve con impotencia como el país se desangra en una espiral de violencia e inseguridad que semanalmente cobra la vida de decenas de personas, sin que las autoridades y el gobierno puedan atajarla.

En este hecho fueron asesinados a machetazos el comerciante Holman Yovani Sandoval Pinot, de 39 años, originario de Orica, Francisco Morazán; su esposa Xiomara Yamileth Nolasco Sánchez, de 37; sus hijos, Yareli y Holman Gustavo Sandoval Nolasco, de 15 y 5 años, así como la empleada Dania Isabel Vílchez Godoy, de 25 años.

En este mismo acto, sin precedentes en la historia criminal hondureña, también fueron asesinados en el municipio de San Juan de Flores Santos Alejandro Sandoval Vílchez, de 20 años, y Elvin Antonio Sandoval Mejía, de 20, ambos parientes de Sandoval Pinot; y Johan Alejandro Herrera Peña, de 19 años, trabajador de la familia.

El asesino confeso responde al nombre de Elías Isaú Lagos Colindres, de 20 años, hijo de crianza de la joven pareja Sandoval Nolasco.

Este sujeto se encuentra bajo custodia de las autoridades policiales, mientras concluyen las investigaciones y se hace un perfil siquiátrico para determinar si cometió el múltiple crimen bajo un estado de demencia o en su cabal juicio.

Hoy, diferentes sectores de la sociedad se pronunciaron por que las autoridades apliquen la cadena perpetua al asesino, mientras la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC) reveló que este sujeto actuó solo en la comisión de los asesinatos.

Los restos de los miembros de la infortunada familia fueron trasladados a tempranas horas de la mañana a la comunidad de Campamento, jurisdicción del oriental departamento de Olancho, de donde era originaria la señora Xiomara Nolasco.

Durante el sepelio, al que acudieron centenares de parientes, amigos, compañeros de labores y miembros de los diferentes medios de comunicación del país, las muestras de dolor y congoja conmovieron a la comunidad. Mientras muchos de los asistentes se pronunciaron para que se aplique todo el peso de la ley al responsable.

Herminio Nolasco, padre de Xiomara Nolasco, dijo que: “mi primer mensaje es que las autoridades se preocupen un poco más para evitar esta violencia, es insoportable e inconcebible, nosotros no tenemos ni palabras para expresar lo que han hecho con nuestra familia, eso es lo único que pido”.

También pidió que “este delito tan cruel no quede impune” y que se castigue con todo el peso de la ley al responsable.

Don Herminio dijo que toda la familia ha decidido acoger y dar toda la atención a la pequeña que logró sobrevivir al múltiple asesinato y ayudarla a superar el trauma que le ha dejado el vil asesinato de sus padres y hermanos.

“Nosotros lo que pensamos es darle todo el apoyo necesario toda la familia, reponer lo que ha perdido y darle todo lo que se merece, porque el daño que a esa niña se le ha hecho es cruel, esa niña queda traumada para toda su vida”, dijo.

“Es inexplicable todo lo que ha sucedido, porque la verdad que nos han arrancado un pedazo de nuestro corazón, nuestros familiares eran muy queridos y no se merecían esta muerte tan horrenda y no tengo palabras para poder describir este acontecimiento que nos ha ocurrido”, dijo otros de los parientes presentes en el sepelio.

“Estanos consternados y dolidos con todo lo que ha pasado, gracias a Dios nos ha dado fortaleza y el apoyo de los amigos y la familia nos ha dado fuerza para poder soportar esta situación, que sin duda nos es fácil de asimilar”, apuntó.

Cuatro de los cuerpos de la familia Sandoval Nolasco fueron sepultados en el cementerio de la comunidad en horas de la tarde y antes se realizó una misa de cuerpo presente con la presencia de la familia y la comunidad.

Los otros cuerpos fueron inhumados en la comunidad de Orica y Cantarranas en Francisco Morazán, de donde eran originarios.

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