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Diez años de reinado: el rey Felipe de los belgas mira con optimismo a un futuro incierto

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Bruselas – En un discurso cargado de simbolismo por coincidir con el décimo aniversario de su reinado, el rey Felipe de los belgas reivindicó hoy el «carácter profundamente humano» de sus compatriotas y la diversidad del país como cualidades para afrontar, desde la «creatividad y la innovación», desafíos como el cambio climático, la inteligencia artificial o el declive demográfico.

«Estoy convencido de que al reavivar nuestra diversidad, al construir más puentes entre nuestras instituciones, al aprender unos de otros sobre nuestras fortalezas, podemos desarrollar más creatividad e innovación que en cualquier otro lugar», subraya el monarca en un vídeo de 7 minutos y 45 segundos difundido por la Casa Real.

El rey Felipe de los belgas recomienda apoyarse en esas cualidades para abordar «una larga lista» de retos que ilustra el «cambio sistémico» que atraviesa el mundo, en la víspera de la Fiesta Nacional, que se celebra cada 21 de julio desde la fundación del Reino de Bélgica (1831), y que este año coincide con el décimo aniversario de su reinado, tras la abdicación a los 79 años de su padre, Alberto II.

«Nos permitirán afrontar los retos del cambio climático, la preservación de la biodiversidad, la transición energética, el uso adecuado de la inteligencia artificial, la justicia social, la acogida justa de migrantes, el envejecimiento de la población o incluso la pérdida de confianza en nuestras instituciones y la democracia», enumeró.

La alocución se intercala en ocasiones con imágenes de eventos sociales o actos solemnes y con planos que muestran fotografías del séptimo rey de los belgas, de 63 años, y su esposa, la reina Matilde, de 50, junto a sus hijos: la princesa Isabel de Brabante, de 21 años y primera en la línea sucesoria; y sus hermanos, los príncipes Gabriel (19) y Manuel (17) y la princesa Leonor (15).

El rey Felipe comenta que «la última década ha sido agitada, feliz y triste», marcada por una «sucesión de crisis», desde los atentados terroristas de Bruselas de marzo de 2016 a la pandemia, pasando por inundaciones, crisis energética o la guerra de Ucrania.

«Me ha llamado la atención el gran sentido de solidaridad en nuestro país, y una serie de cualidades humanas vinculadas a él: generosidad, preocupación por los que están en dificultad, apertura a otros puntos de vista, sentido del compromiso. A esto podemos sumar espontaneidad y pragmatismo. Sin olvidar nuestro humor», dice el monarca.

El rey Felipe insiste en que ese «carácter profundamente humano de los belgas es una constante perceptible» en todo el país y reivindica las diferencias de idioma, culturales y de carácter de Flandes y Valonia como parte de la «identidad» belga.

«Nuestra cultura de la solidaridad y del consenso nos ha permitido desarrollar un sistema de seguridad social del que podemos estar orgullosos», razona el rey Felipe, que propone «desplegar este modelo y sus cualidades en el marco de nuestro compromiso en Europa y en el mundo».

Pasado y futuro

En el tramo final del discurso, el monarca recuerda que este año se conmemora el 30 aniversario de la muerte de su tío el rey Balduino, un «ejemplo» por «su fe en el pueblo, por su profunda preocupación por todos y por la patria», y se proyecta a continuación en el bicentenario que Bélgica celebrará dentro de siete años.

Y apela a los jóvenes de la «generación 2030», marcada por la «sensibilidad, el pensamiento crítico y el talento», que «pronto entrará en la vida activa».

«Juntos, preparémonos desde ahora para el futuro. Con todo lo que hace a Bélgica fuerte», concluye el rey Felipe. EFE

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