Tegucigalpa, Honduras. Después del bombardeo electoral, ¿es momento de un detox informativo?
Las elecciones primarias en Honduras han dejado un ambiente saturado de noticias, opiniones y propaganda.
En las calles (que ya las están limpiado), en las redes sociales y hasta en las conversaciones diarias, la política ha sido el tema central. Pero después de semanas de constante exposición, cabe preguntarnos: ¿es momento de un detox electoral?
El concepto de dieta digital, acuñado por Clay Johnson en su libro The Information Diet: A Case for Conscious Consumption, y retomado en la segunda edición del “Manual de periodismo político”, de Valeria Sol Groisman, publicado por KAS en 2024.
El término nos invita a reflexionar sobre la manera en que consumimos información.
Johnson compara la sobrecarga informativa con la epidemia de obesidad: así como ingerir demasiados alimentos ultraprocesados afecta nuestra salud física, el consumo excesivo de noticias puede generar estrés, ansiedad y confusión.
No se trata de eliminar la información por completo, sino de regular su ingesta para evitar la infoxicación, una intoxicación informativa que nos deja agotados y, paradójicamente, menos informados.
Después de un proceso electoral intenso, la fatiga informativa es real. Hemos pasado semanas en un torbellino de encuestas, debates, acusaciones y promesas.
En este punto, el detox informativo no significa darle la espalda a la realidad ni caer en la apatía, sino establecer un consumo más consciente y saludable de noticias; la clave está en la moderación y en la selección de fuentes confiables.
El catedrático español José Luis Serrano habla de ayuno digital intermitente, una estrategia que puede aplicarse también al consumo de información política.
No significa desconectarnos por completo, sino aprender a pausar, filtrar y equilibrar.
¿Realmente necesitamos recibir cada actualización en tiempo real? ¿Estamos eligiendo información útil o solo consumimos lo que genera más ruido?
Este momento de respiro puede ser una oportunidad para recuperar la capacidad de análisis, reducir la polarización emocional y reenfocar nuestra atención en lo que realmente importa.
Si los medios y los actores políticos desean reconectar con la ciudadanía, deben repensar sus estrategias: menos estridencia y más profundidad. La saturación informativa no solo cansa, sino que también aleja a las audiencias.
Después de la tormenta electoral, un detox informativo no solo es recomendable, sino necesario.
Se trata de cambiar la inmediatez por el criterio, la cantidad por la calidad. Porque al final, una sociedad bien informada no es aquella que consume noticias sin parar, sino la que sabe qué información merece su atención.
¡Empecemos el detox ya! Porque no tenemos mucho tiempo, las elecciones generales de noviembre están a la vuelta de la esquina.
