Despiden ex candidato presidencial Matías Funes con aplausos e himno nacional

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Tegucigalpa – El ex candidato presidencial hondureño Matías Funes, fallecido el martes en Tegucigalpa, fue sepultado hoy con honores de sus amigos, correligionarios, adversarios políticos, personas humildes a las que ayudó en algún momento y su familia, entre muchas otras.

Su calidad humana, principios filosóficos, dedicación a la docencia, el estudio y la lectura; su pensamiento político, su sencillez, su afición al fútbol y el fino sentido del humor que caracterizaron su vida, fueron exaltados desde su deceso hasta hoy que sus restos volvieron a la tierra.

Durante sus honras fúnebres, intervino una mujer que se identificó como vendedora de lotería y relató la ayuda que recibió de Matías Funes, quien fue candidato presidencial en 1997 y 2001 por el partido Unificación Democrática (UD, otrora de izquierda), del que fue miembro fundador con un grupo de amigos en 1994.

La misma mujer lloró al recordar que Funes incluso le puso a su disposición su biblioteca para que un hijo suyo se cultivara.

Pocos días antes de su muerte, Funes indicó a Efe que lamentaba que muchos jóvenes no lean y que «ojalá que algún día se den cuenta de lo que se han perdido por no acercarse a los libros».

Funes, de 62 años, también fue conocido como un político honesto, tolerante y su preocupación por los problemas que afectan a Honduras, los que en parte atribuía a la corrupción.

«Aquí al que roba le dicen inteligente, listo, que le entiende al trámite; pero al que es honesto, que llega a ocupar un cargo público y no roba, lo califican de tonto», comentaba Funes, quien además fue diputado del Parlamento de su país y del Parlamento Centroamericano.

Profesional de las leyes, la economía y la filosofía, Matías Funes quizá nunca supo cuánta gente le reconocía sus méritos.

La admiración de miles de personas se vio reflejada durante su velatorio, que fue de dos días a la espera de su hijo menor, del mismo nombre, quien llegó hoy desde Noruega, adonde recién había retornado tras estar varios días en Tegucigalpa acompañando con sus otros cuatro hermanos a su padre enfermo.

Funes, quien nació el 24 de marzo de 1952, comenzó su actividad política como estudiante en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), en 1971.

También fue escritor, analista, historiador y columnista en varios medios de comunicación de su país, el último de ellos Proceso Digital, para el que incluso escribió de fútbol con ocasión del Mundial de Brasil 2014.

Con su fino humorismo, hacía chistes hasta de él mismo, como el de que «en una ocasión, durante un sueño», anotó un gol, «pero con la mala suerte de fallarlo en la repetición».

Entre sus libros figuran «Los deliberantes: el poder militar en Honduras», un ensayo que recoge el protagonismo de los militares en su país, y «Valle: su tiempo y el nuestro», sobre la vida del prócer José Cecilio del Valle, redactor del Acta de Independencia de Centroamérica, de la Corona española, el 15 de septiembre de 1821.

El intelectual también fue un estudioso de los próceres Francisco Morazán y José Trinidad Cabañas, lo mismo que de otras ilustres figuras que destacaron en los siglos XIX y XX en Honduras, como el reformador Ramón Rosa, sobre quien estaba escribiendo un libro.

Ejerció como maestro de educación media y de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma (UNAH), de la que se retiró hace dos años después de 34 años de servicio.

Su vida de profesional académico y escritor la alternó con la política, la que le llevó a ser candidato presidencial por el UD, un partido que ahora está lejos del pensamiento político de Funes, que dejó de ser de izquierda y está a punto de desaparecer.

Funes abogaba por una sociedad con mayor protagonismo en los gobiernos municipales y el Parlamento.

Su ambiente preferido fueron las aulas, en las que tuvo miles de alumnos.

En 1990 ganó el Primer Concurso de Relato Testimonial, con un testimonio de Andrés Pineda, un luchador popular, convocado por la Editorial Guaymuras, de Tegucigalpa.

Funes ganó el primer lugar con el libro «Soy Andreo Neda, un hombre que no quiso ser cucaracha», en el que se revive la lucha de una generación de revolucionarios que abogaba por cambios sociales.

Entre 2012 y 2014 fue miembro de la Comisión de Reforma de la Seguridad Pública (CRSP).

Vestir formal, de saco y corbata, nunca fue con él, ni cuando fue diputado. Su prenda de vestir durante toda su vida fue la guayabera.

Quienes hoy le acompañaron a su última morada lo despidieron, además, con aplausos y el canto del himno de su país.

 

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