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Desarticulan en Arizona red de tráfico de inmigrantes

Washington – Las autoridades de Phoenix (Arizona) presentaron hoy cargos contra 48 personas vinculadas a una red de trata de inmigrantes que los introducía desde Naco, un pequeño pueblo en la frontera mexicana, a Estados Unidos.
 

Los integrantes de la red desarticulada por la Policía fueron acusados de trata de personas y lavado de dinero, informaron hoy fuentes judiciales locales.

El grupo de traficantes, que recibía cerca de 130.000 dólares a la semana por esta actividad, introducía a los ilegales desde Naco (México) hasta su centro de operaciones en Phoenix (Arizona), y desde allí los repartía por todo Estados Unidos, explicó el jefe de la Policía de Phoenix, Vince Piano.

Las autoridades creen que esta red de tráfico de inmigrantes era una de las más importantes de Arizona, uno de los puntos fronterizos más codiciados por las personas que quieren ingresar de manera ilegal a los Estados Unidos.

«No es el fin del juego, pero creemos que hemos dado un paso importante en la lucha contra la trata de personas», señaló el fiscal general de Arizona, Terry Goddard.

Diez de los sospechosos de pertenecer a la red de tráfico de inmigrantes fueron detenidos y otros diez, que afrontarán cargos en un futuro próximo, también cayeron en la redada llevada a cabo por la Policía de Arizona.

La investigación llevó a los agentes policiales a 13 casas clandestinas en Phoenix, donde los traficantes escondían a sus «clientes» hasta que estos pagaban el precio acordado previamente y luego los llevaban a otro destino en Estados Unidos.

Las autoridades calculan que en el área hay unas mil viviendas clandestinas para este tipo de negocios con inmigrantes.

La Policía afirma que José Luis Suárez-Lemus, de 41 años, y Roel Ayala Fernández, de 35 años, dos inmigrantes cubanos que viven en el área de Phoenix, dirigieron la red desarticulada y pagaron a intermediarios en México y Arizona para que les ayudaran a introducir los inmigrantes en Estados Unidos.

Los dos líderes de la red pagaron a intermediarios en México para que encontraran inmigrantes dispuestos a cruzar la frontera, así como a agentes de la Policía mexicana para que hicieran caso omiso del tráfico de personas y a guías para que llevaran a los inmigrantes hasta el punto fronterizo acordado, explicó Piano.

La red también pagó a conductores para que llevaran a los inmigrantes ilegales hasta Phoenix, y a otras personas para escoltar a las furgonetas y protegerlas ante otras organizaciones de trata de personas de la competencia, que suelen atacar a los camiones, secuestrar a los inmigrantes y extorsionarles después.

Une vez los inmigrantes llegaban a las casas clandestinas y los pagos eran efectuados, la red contrató a conductores para distribuirlos por todo el país.

Las autoridades calculan que la red organizó entre cuatro y seis viajes al día, con entre seis y diez inmigrantes en cada furgoneta.

La red de tráfico de inmigrantes cobró una media de 2.500 dólares a cada persona dispuesta a cruzar la frontera.

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