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Democracia latinoamericana y hondureña: comparación en tiempo de elecciones

Ricardo Puerta

Tegucigalpa. – El miércoles 6 de octubre, 2021 se dio a conocer por la Corporación Latinobarómetro los resultados correspondientes a la encuesta de 2020, publicado con el título de Informe 2021 (se puede conseguir la información en www.latinobarometro.org).

Se trata de una de las principales herramientas para conocer la posición de los ciudadanos de los países de América Latina sobre la democracia y otros temas políticos relevantes. En esta ocasión la encuesta se aplicó en 18 países, Honduras incluida, con posterioridad a la primera ola de la COVID-19.

El estudio tiene el mérito de haberse aplicado desde 1995 en adelante de manera sistemática. El período coexiste con una de las etapas más largas de estabilidad democrática en la región, si bien no ha estado exenta de problemas ni de regresiones autoritarias (Nicaragua) o pervivencia de algunas dictaduras (Venezuela y Cuba).

¿Qué nos muestra esta última encuesta? Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, resume así sus resultados: “la democracia en América Latina se mantiene sorprendentemente en el mismo nivel que en 2018, que fue el peor año para las democracias de la región, según nuestra encuesta. Por otro lado, la pandemia no tuvo efectos negativos sobre esta materia, lo cual es bastante llamativo considerando los efectos que tuvo en Latinoamérica la situación sanitaria”.

Es imposible en un artículo como éste se pueda comentar todo el Informe, por lo que haré dos entregas, sin agotar todo el Informe. En ésta primera, analizaré los resultados de la confianza que gozan en la sociedad hondureña y en la región latinoamericana 9 de las más importantes instituciones públicas y entidades privadas de su sistema democrático, que son: La iglesia, las fuerzas armadas, la policía, la institución electoral, el gobierno, el poder judicial, el congreso, los partidos políticos, y en general, la confianza en las instituciones.

 A continuación, comentaré cada una de ellas, con evidencias estadísticas sobre Honduras, destacando si este país está por encima o por debajo de la media que tiene esa misma variable a nivel latinoamericano o regional. El número que cito al final de cada comentario corresponde al número de la página donde se encuentra el texto citado en el Informe.

La Iglesia

La confianza en la Iglesia (católica) alcanza 61% en 2020. La Iglesia logra su más alta confianza en el 2000 con el 77%, para caer en 2017 a su menor confianza con el 58%, en una caída de 19 puntos porcentuales en 25 años de mediciones.

En Honduras, la confianza en la Iglesia es del 74% en el 2020, parámetro que está 13 puntos porcentuales por encima de la media latinoamericana que es 61%. Pág. 64

Las Fuerzas Armadas

La confianza en las Fuerzas Armadas era 50% en 1995, disminuyó a 30% en 2003, se recuperó al 50% en 2013 para alcanzar 44% en 2020. Es decir, no se observa una pérdida permanente de confianza en ellas, sino más bien fluctuaciones en el tiempo. En Honduras es 32% que está 12 puntos porcentuales por debajo de la media latinoamericana que es 44%.  Pág. 65

La Policía

En promedio en la región, la confianza en la policía no ha tenido grandes variaciones. Se mantiene entre el rango máximo del 44% en 2013 y el mínimo del 31% en 2017, alcanzando 36% en 2020. En Honduras es el 40%, que está 4 puntos porcentuales por debajo de la media latinoamericana, que es 44%. Pág. 66

El Presidente

Los mayores niveles de confianza en el presidente están en El Salvador (80%) y República Dominicana (61%), dos países que tuvieron una reciente alternancia en el poder. Uruguay se encuentra en el tercer lugar con un 57%. En los dos últimos lugares se sitúan Ecuador (10%) y Honduras (13%), ésta última con 19 puntos porcentuales por debajo de la media latinoamericana que es 32%. Pág. 67

La Institución Electoral

En promedio, esta institución que tiene nombres distintos por país, se mide con su nombre. Tuvo un máximo del 47% de confianza en 2006 y llega a un mínimo del 31% en 2020.

En Honduras y Paraguay solo alcanza un 13%, la confianza más baja en América Latina y 18 puntos porcentuales por debajo de la media latinoamericana, que es de 31%. Pág. 68

El gobierno

En promedio en 2020 la confianza en el gobierno se sitúa cinco puntos porcentuales más abajo que la confianza en el presidente. Mientras el gobierno alcanza el 27%, el presidente el 32%.

Se observa en cada país una relación directa entre la confianza en el presidente y el gobierno. Por ejemplo, El Salvador tiene un 71% de confianza en su gobierno y un 80% en el presidente. Este es el país de la región con la más alta confianza en el ejecutivo, algo paradójico, dadas las transgresiones democráticas que ha sufrido. También se repiten los países con las más bajas confianzas en sus gobiernos: Ecuador está en último lugar (10%) y le sigue Honduras (11%), con 16 puntos porcentuales por debajo de la media latinoamericana, que es 27%. Págs. 68-69.

El poder judicial

América Latina muestra escepticismo con respecto al poder judicial, como se observa en estos porcentajes. El poder judicial desde 1995 no alcanza nunca cuarenta puntos porcentuales de confianza y fluctúa entre un máximo del 37% en 2006 y un mínimo del 23% en 2003. En 2020 la media latinoamericana era del 25%. En ese mismo año Honduras tiene el 16%, 9 puntos porcentuales por debajo de la media latinoamericana, que es 25%. Pág. 70

El congreso

El congreso sufre la misma desconfianza que el poder judicial: en los últimos 25 años, la confianza promedio se ubica entre 20 y 38 puntos porcentuales, llegando en 2020 a la media latinoamericana que es del 20%. Honduras, con 12%, está 8 puntos porcentuales por debajo de la media regional. Teniendo esto en cuenta, ahora se entiende mejor las medidas de impunidad que el Congreso de Honduras ha adoptado recientemente. Pág. 70

Los partidos políticos

Las instituciones peor evaluadas de las democracias latinoamericanas son los partidos políticos.

Los sistemas de partidos han sufrido enormes transformaciones en los países. En el Perú en la última elección parlamentaria la autoridad electoral decretó que 16 partidos habían dejado de existir porque no alcanzaron el mínimo de votos estipulados en la ley para ello (5%).

En ocho países de la región hay un 10% (El Salvador y Costa Rica) o menos de confianza en los partidos políticos. Un solo país alcanza el 33%, que es Uruguay; mientras que otros ocho se sitúan entre el 24% y el 11% de confianza en los partidos políticos. Honduras tiene 9 puntos porcentuales por debajo de la media regional latinoamericana, que es 13%.

La atomización del sistema de partidos, el surgimiento de un sinnúmero de movimientos y fracciones de partidos, es uno de los síntomas más evidentes de la crisis de la política y de representación. Esto nos remonta a la crítica de las elites y su liderazgo, y es un buen indicador del fracaso de las elites hondureñas que han conducido los gobiernos de turno, mayormente, en los últimos doce años, cuando cae a la mitad la aprobación del gobierno. Pág. 70-71

Conclusión

Hasta ahora, hemos medido la confianza que tiene la sociedad hondureña en relación a  9 componentes,  públicos y privados. De ese total, Honduras está por debajo de la media porcentual latinoamericana en 8 de ellos. A primera vista, destacándose 4 de tener en contra una diferencia porcentual de dos cifras, que de mayor a menor son: el Presidente (19% menos), la Institución Electoral (18% menos), el Gobierno (16% menos) y las Fuerzas Armadas (12% menos). Y en menor grado, un solo digito porcentual de diferencia, pero aún preocupante, le siguen éstos tres: el Poder Judicial (9% menos), los Partidos Políticos (9% menos) y el Congreso (8% menos).

Honduras supera por 13 puntos porcentuales, en un elemento único a la media latinoamericana. Me refiero a la confianza que dice tener el hondureño en la Iglesia (católica). Este dato necesita ser más estudiado, aceptando que las iglesias cristianas, no católicas, en la Honduras 2020 tienen a nivel nacional un 2% de más seguidores que la Iglesia Católica (45% vs. 43%) y que además carecen de una jerarquía, como la que tiene la Iglesia Católica.

Para dar seguimiento a los elementos analizados, se debe estudiar cada uno de los componentes identificados, precisar cómo funcionan y hasta dónde, con su accionar, obtienen resultados en función de los objetivos buscados. 

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