spot_img

Del Bosque, del centro de la crítica al elogio

Por:

Compartir esta noticia:

Potchefstroom (Sudáfrica) – El triunfo de España ante Portugal en los octavos de final del Mundial 2010 ha dejado un gran triunfador, el seleccionador Vicente Del Bosque, que pasa, gracias a un cambio acertado, del centro de la crítica al elogio.
 

Del Bosque ganó ayer mil batallas en una. La primera la del orgullo. Siempre hubo un trato correcto, de señorío entre Carlos Queiroz y él desde que fue su relevo en el banquillo del Real Madrid.

Ese despido del club de sus amores nunca ha sido digerido por el actual seleccionador español. Las razones de la modernización y conceptos expuestos desde las altas esferas madridistas no hicieron más que atacar el libro de estilo de un técnico asociado con el éxito en toda su vida dedicada a un equipo.

El cruce de caminos que es el fútbol permitió a Del Bosque apuntarse un tanto personal que quedó relegado a un segundo plano ante la importancia del momento, unos octavos de final del Mundial, y el logro de acceder a cuartos ocho años después.

Luis Aragonés dejó el listón altísimo en la selección española. Tanto que cualquier cosa que no sea llegar a la final era considerada de antemano como un fracaso. Es una difícil herencia para Del Bosque y la está sabiendo manejar. La derrota con la que comenzó el Mundial de Sudáfrica precipitó debates a los que el salmantino se ha enfrentado con su templanza habitual.

Pasa de puntillas por todo pero aclara que no toca el estilo, que no desubica al ‘cerebro’ del equipo, Xavi Hernández, explica a quien quiere escucharle su manual en el centro del campo y capea como puede, con dificultad para no cambiar el gesto, cada crítica del ex seleccionador en una cadena televisiva árabe.

Pese a introducir jugadores nuevos que rápidamente ha convertido en emblemas de la actual España, como Gerard Piqué o Sergio Busquets, un toque introduciendo un extremo como Jesús Navas ante Honduras produjo un seísmo, un toque a la identidad encontrada por la selección, que hizo a algunos hasta poner en tela de juicio su futuro. En ese ambiente, Del Bosque triunfó ante Portugal.

Y no era fácil. Era el minuto 58. Pronto para cambiar a un icono como Fernando Torres. A Del Bosque no le tembló el pulso. Rompió con el pasado. En vez de apostar por la variación lógica con la entrada de Cesc Fábregas y el pase de David Villa a la zona del 9. Apostó por Fernando Llorente. Un futbolista que no había debutado en el Mundial. Un jugador que llevaba un año sin competir de forma oficial con la selección española.

De haberle salido mal. Si el partido se hubiese decantado para Portugal, Del Bosque habría sido el centro de las críticas. Las consecuencias imprevisibles, pero la realidad fue bien distinta. España destapó su mejor fútbol en lo que va de Mundial, tumbó a Portugal y Llorente fue un jugador clave. Fijó a los centrales. Peleó todo y generó peligro continuo.

Son las cosas del fútbol. Del Bosque pasó de la crítica al elogio. En los dos escenarios se mueve con la misma personalidad, pero hoy digerido el éxito de octavos y con la mente en cuartos de final ante Paraguay, no podía ocultar una sonrisa que le delataba.

spot_img
spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_img
spot_imgspot_img