Tegucigalpa – Hoy martes 22 de mayo se cumplen siete meses del asesinato de dos jóvenes universitarios, un caso que involucra, presuntamente, a por lo menos ocho policías y en el que las respuestas aún no llegan. Al par, el crimen contra el periodista Alfredo Villatoro vuelve a despertar las preguntas y el escepticismo sobre el actuar de un ente de la seguridad pública que está en el ojo de un huracán de denuncias y acusaciones.
Siete meses han pasado desde aquel conmovedor y cruento crimen contra dos estudiantes universitarios, incluido el hijo de la rectora Julieta Castellanos, hasta llegar a este mayo, cuando el asesinato del emblemático comunicador Ángel Alfredo Villatoro nuevamente estremeció a los hondureños.
En el ínterin los crímenes, las acciones delictivas organizadas y comunes en todas sus dimensiones han cobrado centenares de vidas, incluida la de un experto anticrimen, Alfredo Landaverde, otro hecho que permanece en la impunidad.
Como respuesta oficial ha llegado a los hondureños la reiterada promesa de depurar la Policía, pero la acción ha sido plasmada únicamente en papel, con escasos hechos fehacientes.
Las crecientes acciones criminales que sacuden a los hondureños cuentan con la participación de un poderoso brazo policial.
El involucramiento de oficiales y agentes de diversas categorías retratan la podredumbre del cuerpo policial, en hechos ligados a la delincuencia común, el sicariato y acciones del crimen organizado.
Una insólita confirmación oficial Este lunes, el propio ministro de Seguridad confirmó una revelación que había hecho la rectora universitaria, Julieta Castellanos. Bonilla ratificó que un policía que cumple condena en el penal de Danlí por complicidaden un homicidio, y supuesto involucrado en el asesinato del periodista Alfredo Villatoro cobraba sueldo como agente activo.
La información deja ver una vez más los niveles de corrupción y del crimen que rondan a ese organismo del Estado encargado de brindar protección a la población hondureña.
Bonilla añadió que el policía involucrado de nombre Miguel Ángel Álvarez Ortez (34) fue sentenciado desde marzo de 2011 e increíblemente 14 meses después seguía cobrando su salario como miembro de la Policía hondureña, pesé a que estaba recluido y había sido sentenciado por complicidad en un homicidio.
“Me da pena que una acción administrativa no haya sido tomada a tiempo por el oficial de Policía que le correspondía”, se justificó el ministro de Seguridad.
Pero esto no es lo peor, Bonilla agregó que otros 55 policías que están procesados judicialmente, cobran sus salarios normalmente porque la ley se los permite. |
Lo ha reiterado el Ombudsman El aumento de la criminalidad organizada y del narcotráfico en Honduras viene desde el interior de la Policía Nacional, según lo ha manifestado el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), Ramón Custodio.
Todo se explica, dijo Custodio, que la actividad de la criminalidad organizada y del narcotráfico ha aumentado porque la Policía es corrupta.
A su criterio hay un poder policial extraordinario que se dio a raíz de la reforma de la Ley Orgánica de Policía por presiones de instancias extranjeras que recomendaron la creación de una policía única. |
Velo de misterio en muerte de policías La muerte violenta de 61 elementos de la Policía Nacional en 2011 y la falta de investigación en la mayoría de los casos ponen un velo de misterio a ese tipo de acontecimientos, según un informe del Conadeh.
“Si los policías no investigan adecuadamente la muerte de sus compañeros, menos para que puedan darnos investigación acertada sobre el resto de homicidios”, indicó Custodio. |
Estadísticas de la violencia Honduras registró entre los años 2000 y 2011 la muerte violenta de 46,450 personas, víctimas de las armas de fuego, armas blancas y otras armas contundentes.
Sólo en los primeros 23 meses de gestión del gobierno que preside Porfirio Lobo (26 enero 2010/2011) se registró la muerte violenta de 12,838 personas, es decir, un promedio de 19 víctimas diarias.
En el 2011, se reportó la muerte de violenta de 7,104 personas, es decir una víctima cada 74 minutos.
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