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Declaraciones y repercusiones

Luis Cosenza

En el discurso pronunciado en la Toma de Posesión, nuestra Presidente anunció que renegociaría la deuda pública, y unas semanas después, la Secretaria de Finanzas presentó un informe sobre el estado de las finanzas públicas que llevaba a concluir que estamos frente a un Estado en quiebra, incapaz de hacer frente a sus obligaciones.  Esas declaraciones fueron escuchadas allende de nuestra fronteras y tuvieron repercusiones sobre la prima de riesgo que los inversionistas extranjeros demandarán al otorgar préstamos a nuestro país, ya sea al sector público o privado.  Para que los lectores puedan apreciar la gravedad de la situación, me permito presentarles la siguiente gráfica,

En esta gráfica se aprecia el marcado incremento en la prima de riesgo después del discurso de la Presidente y de las declaraciones de la Secretaria de SEFIN.  Hoy en día solamente Argentina, El Salvador y Venezuela cuentan con una prima más alta.  En efecto, pasó de tres puntos porcentuales a casi siete, lo cual quiere decir que si se toma un préstamo por unos setecientos cincuenta millones de dólares en los mercados internacionales, el incremento en la prima de riesgo de alrededor de cuatro puntos porcentuales implicaría el pago anual ADICIONAL de casi treinta millones de dólares.  Si el préstamo fuera a diez años, eso implica que el pago adicional por concepto de intereses ascendería a casi trescientos millones de dólares. Los temas relacionados con la deuda externa, así como con la devaluación de nuestra moneda, deben manejarse con sumo cuidado y prudencia. Caso contrario, como vemos en el caso que nos ocupa, pagaremos las consecuencias.  A veces pareciera que nuestras autoridades brindan declaraciones como si todavía fueran oposición y no nuestros gobernantes. Las declaraciones irresponsables de la oposición generalmente no causan daño, ya que todos entienden que se trata de lograr un impacto mediático, pero las de los gobernantes si son tomadas en serio.  Por eso esas declaraciones deben ser mesuradas.

Como consecuencia de las declaraciones de la Secretaria de Finanzas entendemos que el Banco Central otorgará un financiamiento de ochocientos millones de dólares al gobierno.  Supongo que tomarán esos fondos de las reservas internacionales con que contamos.  Esta será la primera vez en muchos años que se toma parte de nuestras reservas para financiar el presupuesto.  Se dice que usarán los fondos para pagar deuda externa, por lo cual es de esperar que esa medida no cause desequilibrios internos.  En otras palabras, este uso de las reservas es el menos malo. No obstante, me parece que es un precedente sumamente preocupante.  Yo no soy un experto en el tema, pero sugiero que aquellos que sí lo son lo discutan y nos ilustren.  En particular, sería importante conocer la opinión del Fondo.  Entiendo que hemos acumulado un monto considerable de reservas, pero una vez que uno abre la alcancía para cubrir gastos, es fácil hacerlo nuevamente en el futuro.  ¿Cuál es la visión que las autoridades tienen al respecto? ¿No deberían informarnos y buscar generar un consenso sobre las necesidades de financiamiento y sus fuentes?  Es posible que este no sea el mejor momento para discutir este asunto y que se deba esperar a que se calmen las aguas internacionales. Es seguro que la discusión será más sensata y serena si también el Fondo participa en ella.  De cualquier forma, me parece que más temprano que tarde tendremos que procurar un entendimiento sobre el tema, tal y como se hizo con la Ley de Responsabilidad Fiscal.

Tenemos un escabroso camino frente a nosotros y el sendero se vuelve más empinado y difícil si partimos de un Congreso con una Junta Directiva ilegal e ilegítima.  Por otro lado, el gran número de proyectos de ley, la mayoría poco sensatos o mal concebidos, como la amnistía que promueve la impunidad y la eliminación del examen de ingreso que, además de no tener sentido violenta la autonomía universitaria, distraen la atención de nuestros problemas fundamentales.  Entre estos yo incluiría la política de endeudamiento del Estado, la calidad y el control del gasto público y la calamidad financiera de la ENEE.  Dediquémonos a lo fundamental y discutamos con prudencia y serenidad.  No olvidemos que cuando se es gobierno, las declaraciones tienen repercusiones.

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