Tegucigalpa / Miami – Es una hondureña de 32 años, se llama Cristina y trabaja como mesera en un restaurante de Miami Beach. Ella dice que el miedo a ser deportada no la deja ni a sol, ni a sombra.
Emigró a Los Estados Unidos hace 12 años pero no ha logrado obtener los ansiados papeles que le permitirían respirar con tranquilidad. La mujer dice que ella es el sostén de su familia en Tegucigalpa, país donde dejó un hijo, junto a su madre. Leer más