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Crisis migratoria llega a Washington en medio del fuego electoral

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Tegucigalpa/Washington – Mientras los gobiernos centroamericanos propugnan una salida familiar a la crisis de los migrantes menores que viajaron sin compañía de sus padres, en la capital estadounidense el tema sirve como base electoral para las elecciones de término medio, crucial para definir el legado presidencial de Barack Obama y para los intentos republicanos de recuperar la Casa Blanca.
 

– Mientras los presidentes centroamericanos llegan a abogar por la reunificación familiar como salida a la crisis humanitaria de los niños migrantes que viajan solos.


– La reforma migratoria, que es el bosque de los objetivos, se da por perdida por demócratas y gobiernos centroamericanos.

Los intentos de aprobar una reforma migratoria, que beneficiaría a casi 12 millones de indocumentados en Estados Unidos, ya había calentado el ambiente en Washington, pero la crisis humanitaria por la llegada de unos 50 mil menores centroamericanos y mexicanos terminó de prender fuego al mechero electoral estadounidense.

Los norteamericanos están llamados a elegir en noviembre próximo la totalidad de la Cámara de Representantes de Estados Unidos (la cual se elige cada dos años), así como renovar un tercio del Senado o cámara alta. Actualmente los demócratas de Obama controlan el Senado y los republicanos la Cámara de Representantes.

De manera que desde enero del presente año los jefes políticos de ambos partidos han enfocado sus baterías para definir quién será el ganador de las elecciones, llamadas de término medio ya que se realizan a mitad del período presidencial.

Los republicanos se han fijado la meta de retener y ampliar el control de la Cámara de Representantes, así como lograr la mayoría en el Senado, con lo cual tendrían la capacidad de bloquear los dos años restantes de mandato que le quedan a Obama y con ello culpar a los demócratas de cualquier crisis de cara a las elecciones presidenciales próximas, donde no se perfila ningún aspirante fuerte por ninguno de los partidos.

Obama ya cumplió los dos mandatos y no puede reelegirse, la tradición de que el vicepresidente de Estados Unidos busque la titularidad de la Casa Blanca es complicada debido a que el actual Joe Biden no arranca en los sondeos y su edad juega en su contra.

Migración, baza electoral

Mientras los republicanos de la Cámara de Representantes bloquearon la aprobación de la reforma migratoria, prometida en sus dos campañas electorales por Obama, tras la irrupción del tema de la crisis humanitaria de menores migrantes ha venido a darles más municiones contra Obama y los demócratas y quieren eliminar algunas conquistas.

Para empezar desean que el gobierno de Obama se comprometa a no tomar más medidas ejecutivas que beneficien a los migrantes y que elimine las que impulso como el caso de la llamada ley DACA, la que permite a los migrantes que fueron llevados a corta edad a Estados Unidos no puedan ser deportados, siempre y cuando presenten certificados de estudios o de servicio a las fuerzas militares norteamericanas.

El senador republicano por Texas, Ted Cruz, dijo que piensa eliminar esa medida adoptada por Obama, ya que la considera como una de las fuentes de la actual crisis humanitaria por la llegada de decenas de miles de menores centroamericanos.

Los republicanos condicionan la aprobación de los 3 mil 700 millones de dólares solicitados por Obama al Congreso a que se elimine esa disposición del gobierno.

Pero los demócratas se oponen a la iniciativa del senador Cruz, ya que consideran que ha sido lo poco que han dado a los hispanos, uno de sus bastiones electorales y claves para ganar las dos campañas de Obama, así como ciertos distritos electorales o estados en las dos cámaras del Congreso.

Pero los republicanos no se quedan ahí y también dijeron que desean eliminar las reformas a la ley federal de combate al tráfico de personas de 2008 que firmó el ahora ex presidente republicano George Bush y que permitía que menores que llegaran a la frontera sus casos fueron conocidos por tribunales de inmigración y no deportarlos inmediatamente como ocurre con mexicanos y canadienses.
La ley buscaba proteger a los menores de traficantes de personas o bien si eran perseguidos en sus naciones.

El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, ha pedido a Obama que apoye la propuesta de modificar la ley y que permita la deportación inmediata de los menores migrantes que llegan solos, tal como sugirió hace un par de semanas.

Para los republicanos la actual crisis también tiene su base en dicha legislación, así como DACA, y que sólo su eliminación enviará el mensaje a los migrantes que no es fácil ingresar a Estados Unidos.

Los republicanos recibieron además una buena noticia esta semana, cuando una encuesta nacional señaló que el 16 por ciento de los estadounidenses consideran el problema migratorio como una de sus principales preocupaciones como amenaza para Estados Unidos.

Todo ello pone presión a los demócratas de cara a las elecciones de noviembre, ya que no desean un Congreso dominado por los republicanos que ponga en peligro su principal logreo social: la reforma de salud impulsada por Obama y que todavía es resistida por el Partido Republicano.

Para Centroamérica el tema es humano

Mientras, los tres presidentes centroamericanos, Otto Pérez de Guatemala, Juan Orlando Hernández de Honduras y Salvador Sánchez Cerén de El Salvador, serán recibidos el viernes por Obama en el Salón Oval por 30 minutos para hablar sobre migración, mientras el tema es objeto de baza electoral interna.

Los presidentes del istmo tienen la mirada puesta en lograr el respeto a los derechos legales de los niños y su elemental necesidad de reunificación familiar.

En el enfoque de los presidentes de Honduras, Guatemala y El Salvador es fundamental atender el fenómeno migratorio desde su origen. Ellos no tienen en su agenda la reforma migratoria estadounidense, el apremio por los infantes les ha copado.

Mientras la reforma migratoria, el verdadero filón y principal objetivo, parece haber perdido, ya que ni demócratas, ni los gobiernos centroamericanos y México abogan más por ella.

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