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Crisis del frijol y maíz afectó alimentación e ingresos de población en Honduras

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Tegucigalpa – Una doble crisis del sector agrícola, la sequía provocada por el efecto de El Niño y la del abastecimiento de frijol, tomaron por sorpresa a la entonces joven administración hondureña, dándole los primeros dolores de cabeza por el manejo de la misma.
 

Experto prevén que el momento es oportuno para tomar medidas adecuadas y evitar que se agrave en los próximos meses. Los productores agrícolas advierten que de no llover en los próximos días provocaría mayores daños en las cosechas de maíz, arroz y frijoles, los tres alimentos que integran la dieta básica de las familias hondureñas.

La cíclica crisis de pérdidas de cosecha por la falta de agua en la zona sur se ha visto ampliada a zonas como municipios del sur de Francisco Morazán, así como de Comayagua, La Paz y El Paraíso, que ahora son definidos como el “corredor seco”, se ha visto amplificada por la de frijoles.

Aunque el frijol dominó la agenda los primeros meses, la misma se vio ampliada luego de conocerse que los cultivos de maíz han sufrido por la falta de agua y se reducen las expectativas de que las mazorcas no alcanzan la madurez adecuada.

Frijoles

Desde febrero comenzó a dar señales el problema del desabastecimiento, ya que fue cuando se registraron los primeros incrementos de precios, síntoma que el mercado ya había previsto una merma en la producción del grano y que el problema se agudizaría.

Pero las estrategias sólo lograron prolongar la crisis, debido a que nunca se reconoció la existencia de una baja en la cosecha y apostó a que existía un acaparamiento de granos de parte de los bodegueros.

Con ese diagnóstico la estrategia consistió en apretar a bodegueros con resultados mínimos, tres incautaciones que no superaron los 5 mil quintales, mientras el precio escaló hasta los 150 lempiras la medida de frijoles.

Posteriormente se dio preeminencia a las importaciones, primero en Centroamérica donde el frijol ya había desaparecido de sus mercados internos, y luego de Colombia y Etiopía.

Al parecer se negoció con empresas poco conocedoras del mercado y llegó agosto sin que el frijol africano apareciera en los puestos de venta de los mercados.

Una fuente de esperanza es que ya comenzó a salir la producción nacional, especialmente la de Yoro y Santa Bárbara, lo que el mercado ya registró con una baja de los precios hasta de 65 lempiras la medida.

A medida que avancen los días el frijol salido de los campos hondureños estará llegando a los puestos de venta en todo el territorio nacional, con lo cual el precio bajará más hasta llegar a su precio normal, el cual fluctúa en una banda de 50-70 lempiras.

Sequía

Mientras el caso del maíz y el arroz, el problema ha sido diferente y el Gobierno desde ya busca una salida permanente, ya que es un problema recurrente y con el cambio climático incluso tiende a agravarse.

Las pérdidas de las cosechas de maíz serán del 20 por ciento de la cosecha nacional, aunque dependerá de zonas ya que en algunas pueden ser de hasta el 40 por ciento.

Los productores señalan que por ser un producto de subsistencia la crisis del maíz tiene más un impacto social que económico.

La estrategia gubernamental de atender a casi 80 mil familias tiene como meta evitar que estas deterioren más su nivel de vida.

Pero el abastecimiento está asegurado, ya que Honduras importa desde hace décadas unos 10 millones de quintales de maíz, que se destinan básicamente a la industria, mientras la cosecha nacional es para autoconsumo.

En el caso del arroz es similar, el país es deficitario y debe importar la mayor parte del alimento para complementar la producción nacional.

Los productores de arroz se quejan que el Gobierno aprobará la importación en momentos que la cosecha nacional, con lo que los precios de pago a nivel nacional bajarán de parte de los molineros.

Igual situación ocurrirá con el segundo intento importar 10 mil toneladas de frijoles en octubre, cuando la cosecha nacional haya salido, con lo cual los precios de 900 lempiras el quintal se iría al suelo, provocando un desaliento para los productores.


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