Investigadores españoles y portugueses han creado un método para la datación arqueológica de objetos de cobre y bronce, lo que permite salvar la carencia de la datación por radiocarbono, que no puede aplicarse directamente a objetos metálicos.
El trabajo del equipo internacional de investigación, aglutinado en el Microclúster ‘Grupo de análisis científico de bienes culturales y patrimoniales y estudios de ciencia de la conservación’ liderado por la Universitat de València (UV), ha sido publicado en la revista Angewandte Chemie, según un comunicado de la institución académica.
La nueva técnica para la datación arqueológica de objetos de cobre y bronce, basada en voltamperometría de micropartículas, permite salvar un problema significativo en el ámbito arqueológico, puesto que la datación por radiocarbono no puede aplicarse directamente a objetos metálicos.
El método propuesto se basa en el registro de la respuesta electroquímica de dos productos de corrosión de cobre característicos, cuprita y tenorita, utilizando la técnica de la voltamperometría de micropartículas, y requiriendo la utilización de únicamente unos pocos nanogramos de muestra.
La idea básica es que a lo largo de periodos dilatados y bajo condiciones de corrosión en un entorno atmosférico tiene lugar un aumento progresivo de la relación tenorita/cuprita con el tiempo.
La cuprita (Cu2O) forma habitualmente la capa de corrosión primaria de cobre y bronce y se oxida lentamente formando tenorita (CuO) en un proceso favorecido por la presencia de CO2 y materiales calcáreos.
El equipo obtiene las señales características de ambos óxidos mediante la transferencia por abrasión de una mínima cantidad de muestra sobre un electrodo de grafito, registrando a continuación su respuesta en contacto con electrolitos acuosos y empleando equipamiento electroquímico convencional.
A partir de esta curva de calibración es posible determinar la edad de objetos arqueológicos de cobre y bronce, con una incertidumbre de la orden de +/- 150 años para muestras con edades de la orden de 1.000 años o más.
Las fuentes han señalado que se ha aplicado satisfactoriamente al estudio de un aguamanil de época califal y un casco montefortino del periodo romano.
“Se trata de una interesante contribución al mundo arqueológico por el hecho de que aporta más datos sobre objetos que antes no admitían una datación directa”, concluye el comunicado. EFE