El tercer tripulante de la EEI, el estadounidense Greg Chamitoff, supervisa la labor de sus compañeros desde la nave Soyuz, que sirve de salvavidas, por lo que en caso de cualquier imprevisto estará listo para recoger a los rusos y regresar a la Tierra.
La caminata debía haber empezado a las 18.12 GMT, pero se retrasó por culpa de la NASA, que según el CCVE no aseguró la comunicación de la EEI con Rusia, que corre a cargo de la agencia estadounidense cuando la estación está fuera del alcance de los medios técnicos rusos.
La agencia espacial rusa, Roscosmos, explicó que el objetivo de la salida al exterior es examinar el estado de los mecanismos de separación del módulo de descenso, que con anterioridad presentaron problemas en dos ocasiones.
«La principal misión de esta salida es revisar y abrir mecánicamente uno de los cinco cierres que unen el módulo de descenso con el compartimento de equipos de la Soyuz», dijo a las agencias el portavoz de Roscosmos, Alexandr Vorobiov.
El programa ruso de vuelo no incluía esta salida al espacio, que Roscosmos dispuso después de que dos módulos de descenso Soyuz, en octubre de 2007 y abril de este año, volvieran a la Tierra en régimen de caída libre, con las consiguientes sobrecargas para sus tripulantes.
La Soyuz TMA-11, en la que el pasado 19 de abril regresaron de la EEI el cosmonauta ruso Yuri Malenchenko, su colega de la NASA Peggy Whitson y la primera astronauta surcoreana Yi So-yeon, aterrizó a 420 kilómetros del lugar previsto.
Debido a la caída libre, o trayectoria balística, los tripulantes de esa nave tuvieron que soportar unas sobrecargas de entre 8 y 9 g (aceleración de la gravedad), frente a los 3 ó 4 habituales en un descenso normal, y la surcoreana debió ser hospitalizada días más tarde por dolores en la espalda.
Una fuente de la industria espacial rusa declaró tras el incidente que los tripulantes de la Soyuz «se salvaron de milagro».
Una comisión estableció que la causa de estos descensos descontrolados fue la activación a destiempo de uno de los pernos explosivos que separan el módulo de retorno, donde se encuentran los tripulantes, del resto de la nave Soyuz cuando aquel entra en las capas densas de la atmósfera.
El sistema de separación cuenta con cinco cierres, cada uno dotado de un perno explosivo.
La tarea de Vólkov y Kononenko es extraer uno de esos pernos para traerlo a la Tierra, donde será examinado por los especialistas, mientras la operación de regreso de la Soyuz se efectuará con los cuatro restantes, según Roscosmos.
El CCVE subrayó que ésta es la primera caminata de los dos cosmonautas rusos, y que la misión se complica por el hecho de que nunca se han ensayado en la Tierra.
En caso de que todo marche bien y tengan tiempo, los cosmonautas instalarán además en el puerto del módulo ruso Zvesdá un referente para el acoplamiento de un pequeño aparato de investigación que previsiblemente será enviado a la plataforma orbital en 2009.