Recientemente hemos presenciado varios hechos que merecen ser analizados. Permítanme presentarles cuatro, con la esperanza de que los estudiarán y llegarán a sus propias conclusiones.
El primero se refiere a la llamada de atención de más de una docena de presidentes de nuestro continente a doña Xiomara por hablar en su nombre, sin estar autorizada para hacerlo. Resulta que ella se tomó la libertad de felicitar a Putin por su triunfo electoral, pero lo hizo a su nombre y al de sus colegas latinoamericanos y del Caribe.
La reacción no se hizo esperar. Más de una docena de presidentes la desautorizaron, haciéndole ver que no se les había consultado previo a informar públicamente de la felicitación a Putin. Nuestra presidente fue avergonzada internacionalmente, y su prestigio sufrió un duro revés.
Es evidente que muchos presidentes no comparten la admiración que nuestros gobernantes le dispensan a Putin. Para muchos de ellos, Putin no es más que un dictador cuyas manos están manchadas de sangre, recientemente por la invasión de Ucrania y por el asesinato de prominentes miembros de la oposición rusa.
De todos es sabido que nuestra presidente no es conocedora de la política internacional, ni de la diplomacia, pero precisamente por eso uno esperaría que nuestra Cancillería estuviese presta a asistirle a fin de evitar bochornos, como el ocurrido. Cuesta por tanto entender el papel que la Cancillería juega en este gobierno. A la luz de lo acontecido solo queda pensar en dos alternativas.
O la Cancillería está cegada por el fanatismo ideológico, y por tanto no les preocupa que la presidente haga el ridículo, o simplemente nadie les toma en cuenta. Triste situación en la que se encuentran los supuestos ejecutores de nuestra política exterior.
El segundo hecho se refiere a la condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la destitución de los cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Esa destitución, criticada duramente por algunos de nosotros, fue una iniciativa de don Juan Orlando apoyada por un grupo de diputados.
Resulta ahora que la condena que hemos recibido incluye una importante compensación monetaria que será pagada con el producto de nuestros impuestos. En otras palabras, seremos nosotros los que pagaremos los platos rotos, aún y cuando nos hayamos pronunciado públicamente en contra de la ilegal destitución de los magistrados.
A mi entender, la justicia requiere que dicha compensación la paguen quienes cometieron el acto ilegal. Debería ser fácil identificar a los diputados que votaron a favor de la destitución y adjudicar a cada uno de ellos la cuota que le corresponde pagar. No tiene sentido que seamos nosotros quienes paguemos por los yerros de otros. Exijamos que se haga justicia.
El tercer asunto se refiere al tratado de libre comercio que negocian con China. Según entiendo, los chinos han planteado la inclusión de un mecanismo para la solución de los conflictos que puedan presentarse. Es más, están solicitando que se utilice el CIADI, es decir, el mismo mecanismo creado por los directores ejecutivos del Banco Mundial, incluyendo el director que representa a Honduras, al cual pertenece China, y al cual nuestras autoridades, haciendo gala de su ignorancia del comercio internacional, han dicho públicamente que dejaremos de pertenecer.
Tratándose de dinero, los chinos son capitalistas y recurren a los mismos mecanismos que utilizan las naciones civilizadas. ¿Será que aprenderán de los chinos? ¿Tendrán la hidalguía necesaria para reconocer que se equivocaron? ¿Rectificarán? No me hago muchas ilusiones, pero quizá su afán por congraciarse con los chinos haga que prevalezca el sentido común.
Finalmente, esta semana se informó que la ENEE ha vuelto a las tristemente célebres contrataciones directas. Han decidido adjudicar un contrato a una firma conocida como CECHSA para el suministro de 240MW, sin que medie licitación, sin informar de la tarifa aplicable, ni del plazo del contrato.
Ya don Mel Zelaya, en su gobierno, intentó contratar a esta empresa, pero al final no pudo. Ahora han vuelto a la carga, saltándose todas las trancas, Todos sabemos que las contrataciones directas son caldo de cultivo para la corrupción, y que estas contrataciones son las que impiden la llegada de la CICIH.
Mientras tanto, las pérdidas eléctricas siguen igual o peor, las finanzas de la ENEE continúan en rojo, no se cuenta con estados financieros auditados por auditores externos, la planificación indicativa desapareció, la visión de un sector moderno se esfumó y la Comisión Reguladora perdió su independencia y se convirtió en una bufonada. Que triste situación la que prevalece en el sector eléctrico.
A la próxima Administración le tocará recomponer el sector, tarea que será harto difícil por el daño que le han causado en esta Administración.
Y así encontramos nuestro país, después de la Pascua de Resurrección. Cosas veredes. Solo podemos esperar que la presencia del Señor resucitado ilumine a nuestros gobernantes y a nuestra clase política para que reflexionen, rectifiquen y actúen en pro del bien común.