La llegada del último de los mineros desató la alegría en el campamento «Esperanza» y en todo Chile, un país que desde el 5 de agosto estaba pendiente de la situación de los 33 trabajadores accidentados y soñaba con un desenlace como el que finalmente está viviendo.
«Tengo el privilegio de informarle de que todos los mineros han sido rescatados, incluido el jefe de turno, el señor Urzua, y que están en perfectas condiciones», comunicó solemnemente uno de los rescatistas al presidente Sebastián Piñera.
A continuación, Urzúa se dirigió al presidente Piñera y le dijo: «Le entrego el turno y espero que esto nunca más nos vuelva a ocurrir. Gracias a todos, gracias a todo Chile y a todas las personas que han cooperado. Me siento orgulloso de ser chileno».
«Recibo su turno y lo felicito por cumplir con su deber, saliendo al último», le contestó Piñera al hombre que hoy entró al Libro Guinness Récords tras pasar más tiempo atrapado en una mina.
Ambos hombres se fundieron en un largo abrazo tras lo cual el presidente gritó eufórico «¡Viva Chile, mierda!» y propuso a los presentes entonar el himno nacional.
«Nos sentimos orgullosos de cada uno de los 33 mineros», que han dado un ejemplo de compañerismo y lealtad», agregó.
Todo Chile celebra Todo Chile celebró la noche de este miércoles el final feliz del mayor cautiverio subterráneo de la historia, que terminó a las 21.55 hora local (00.55 GMT del jueves) con la salida del último minero a la superficie. Cientos de chilenos tomaron las calles de las principales ciudades del país que se tiñeron de los colores de la bandera chilena en una explosión de júbilo que lo inundó todo. En Santiago, apenas unos minutos después de que el topógrafo Luis Urzúa, el último minero atrapado, saliera de las profundidades de la mina, cientos de chilenos empezaron a llegar a la céntrica Plaza Italia, a la que suelen acudir los santiaguinos para celebrar los triunfos deportivos. Bajo una lluvia de confeti y con bocinazos de fondo, los chilenos saltaban y gritaban agitando la bandera nacional y entonando el ya famoso «ceachei» para celebrar el triunfo. |
Campamento Esperanza comienza a cerrar El campamento Esperanza, convertido en el hogar de los familiares de los 33 mineros que han permanecido atrapados durante dos meses, comenzó hoy a cerrar sus puertas ante el final de una rauda e histórica operación de salvamento. Los familiares comenzaron desde primera hora del miércoles a dejar vacíos los habituales espacios que llenaban con sus carpas y fogatas. Muchos de ellos habían ido a encontrarse con los mineros a la salida del conducto que les devolvió a la vida, y otros se dirigían ya al hospital de Copiapó para poder abrazarlos durante las cerca de 48 horas que permanecerán internados. Aun así, algunos parientes se resistieron a abandonar el campamento antes de que los 33 estuvieran fuera. Entre ellos, la familia de los hermanos Renán y Florencio Ávalos, y Alonso Contreras, primo de Carlos Barrios, quienes siguieron por las pantallas de televisión el rescate de cada uno de los mineros. Las pantallas también atrajeron a los periodistas que se mantuvieron en el campamento hasta la salida del jefe de turno, Luis Urzúa, que puso el broche de oro a este inédita operación de rescate que ubicó a Chile en el centro de todas las miradas del mundo. El desenlace dejó definitivamente vacíos los recovecos del campamento, en los que ya se nota la partida de muchos equipos de prensa que han emprendido rumbo a Copiapó, la ciudad hacia donde ahora se desplazan los mineros y, con ellos, la noticia. Muchos periodistas plegaron hoy sus carpas, recogieron sus instrumentos de trabajo y salieron en camionetas hacia Copiapó, adonde también se dirigen ambulancias y camiones de bomberos que han estado presentes en este rescate. A partir de este jueves, el campamento será una ciudad fantasma en la que los familiares dejarán todo lo prescindible para que los mineros vuelvan al yacimiento San José a ver el escenario en que transcurrió parte de esta histórica hazaña |