Es un problema universal que sucede tanto en países desarrollados como en desarrollo, y ninguna ciudad del mundo está libre de este flagelo.
El acoso sexual y las demás formas de violencia sexual constituyen una pandemia global que impacta severamente en las vidas de las mujeres y las niñas en todos los lugares. Es un problema universal y creciente que sucede tanto en países desarrollados como en desarrollo, en entornos urbanos, rurales, en conflicto y postconflicto.
Estudios recientes llevados a cabo en ciudades como Port Moresby y la Ciudad de México demuestran que la mayoría de las mujeres han experimentado algún tipo de violencia sexual en sus desplazamientos diarios, mientras que en Kigali, el 55 por ciento de las mujeres coinciden en sentir miedo de asistir a la escuela después del anochecer.
El acoso sexual es una violación de muchos de los derechos humanos de las mujeres y las niñas: el derecho a vivir sin miedo y sin violencia, de ejercer la movilidad autónoma y de participar en la escuela, el trabajo, el esparcimiento y la vida pública. Asimismo, coarta el desarrollo pleno y el empoderamiento de las mujeres y las niñas. Es un asunto en gran medida desatendido tanto en las leyes, como en las políticas y programas.
Mientras que la situación aún es crítica, la comunidad internacional lleva a cabo acciones contundentes para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y las 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible se adoptaron de manera unánime por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015. La Agenda destaca la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas; e incluye la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado.
También se centra en convertir las ciudades y las áreas urbanas en inclusivas, seguras, resilientes, sostenibles, verdes y accesibles en especial para mujeres, niñas y niños, personas de la tercera edad y personas con discapacidad.
Además, la Nueva Agenda Urbana, adoptada por los Estados Miembros en Octubre de 2016, donde se comprometen a garantizar un ambiente seguro, sano, e inclusivo en ciudades y asentamientos humanos para todas y todos. Asimismo, incluye trabajar hacia la eliminación de prácticas nocivas en contra de mujeres y niñas, tales como el matrimonio temprano, infantil o forzado, y la mutilación genital femenina.
Los vínculos intrínsecos entre la igualdad de género y el desarrollo urbano son más evidentes hoy en día que en cualquier otra época. Las ciudades se han posicionado como ecosistemas para hacer realidad la igualdad de género. Por ello, se requieren leyes y políticas integrales que eliminen la violencia y la discriminación en todos los lugares; así como avanzar hacia la planificación urbana y la inversión con perspectiva de género para mejorar la vida – y los medios de vida – de las mujeres.
Se trata de garantizar la transversalización de la perspectiva de igualdad de género en los servicios esenciales tanto públicos como privados. Se trata de reconsiderar el entramado de la ciudades para reducir la carga de tiempo y multiplicar las oportunidades para la completa realización de los derechos y libertades fundamentales de mujeres y niñas. Incluye también la rendición de cuentas para lograr la igualdad de género, teniendo en cuenta a los gobiernos nacionales, locales, la sociedad civil y las partes interesadas.
La Ciudad de México es anfitriona del Foro Bienal de Ciudades y Espacios Seguros (del 22 al 24 de febrero de 2017) que reúne a más de 200 delegadas y delegados de más de 20 países, incluyendo representantes gobiernos locales y nacionales, de la sociedad civil, organizaciones locales y comunitarias de mujeres, organizaciones juveniles, el sector privado, academia, organismos internacionales y medios de comunicación.
Las y los participantes intercambiarán ideas, mejores prácticas y lecciones aprendidas. El Foro se desarrolla en el marco de una importante coyuntura en la historia de la Ciudad de México, con la reciente adopción de su primera Constitución, la cual establece una base sólida para la igualdad de género y el derecho a la ciudad para todas y todos.
Muchas ciudades alrededor del mundo entrenan al personal del transporte público y la policía para dar una mejor respuesta a violencia sexual en los espacios públicos, otras usan las nuevas tecnologías para mejorar la seguridad de las mujeres. En El Cairo, raperos famosos aprovechan las redes sociales para alcanzar a la juventud y así promover los derechos de las mujeres; mientras que en Nueva Delhi una nueva aplicación para celulares llamada Safetypin se emplea para identificar áreas de la ciudad potencialmente inseguras.
En la Ciudad de México, el transporte exclusivo para mujeres establecido en 2007 a través del programa Viajemos Seguras incluye autobuses, la separación de vagones para mujeres en el sistema del metro durante horas pico; y módulos de atención para brindar información de apoyo y facilitar a las mujeres la denuncia de la violencia sexual.
Requerimos acelerar, la completa y afectiva implementación de la Agenda 2030. Tenemos la oportunidad de demostrar nuestro firme compromiso con los derechos de las mujeres y las niñas y tener resultados considerables y globales en la igualdad de género. Sin embargo, el acoso sexual que día a día sufren las mujeres en los espacios públicos no cesará mientras persistan las actitudes, normas sociales y prácticas culturales que lo causan y perpetúan.
Hoy día, las y los alcaldes y autoridades locales tienen la oportunidad de liderar Ciudades 50-50 hacia un Planeta 50-50 para 2030. El Foro Global proporciona una plataforma única para el aprendizaje mutuo entre ciudades, el establecimiento de redes y comunidades de práctica que producirán resultados sostenibles más allá de una reunión de tres días. Lograr el desarrollo urbano sostenible no será posible si la mitad de la humanidad permanece alejada de sus oportunidades y derechos humanos.
