Cinco razones por las que JOH debe salir

Por: Hugo Noé Pino

Tegucigalpa.– La situación política, económica y social de Honduras demanda que un nuevo gobierno conduzca la nación. El deterioro institucional y la pérdida de confianza de parte de la mayoría de los hondureños así lo exige.

La exigencia no es antojadiza, sino producto de la serie de errores y vinculaciones con actos reñidos con la moral y las leyes de la República. Estas, entre otras muchas, son cinco razones por lo cual se debe dar un cambio de gobierno tan pronto sea posible:

1Juan Orlando Hernández es un jefe de Estado ilegal e ilegítimo. Ilegal porque su reelección está en contra de lo que estipula la Constitución de la República, ilegítimo porque es el resultado de un enorme fraude electoral en contra de la voluntad popular.

2.Las vinculaciones del gobierno actual con la corrupción y el narcotráfico son evidentes, independientemente de los resultados de un juicio en Nueva York o lo que los jueces decidan en Honduras en los casos de corrupción. Las propias declaraciones de JOH que su campaña recibió fondos del Seguro Social, que la DEA lo ha investigado y que recursos de secretarías de Estado han financiado al partido Nacional deberían ser suficientes para que no esté dirigiendo el gobierno de Honduras.

3.Su permanencia en el poder, gracias al apoyo de una élite económica, militar y política, así como de la Embajada de Estados Unidos, ha sido posible por medio de otorgarles privilegios y canonjías a estos sectores. Las exoneraciones de impuestos, el código tributario, los grandes presupuestos y políticas migratorias en contra de los propios hondureños, son muestras claras de lo dicho.

4.Las políticas económicas y sociales han fracaso debido a que su objetivo principal no ha sido el bienestar colectivo, sino la permanencia y la concentración de poder. La economía no ha sido capaz de generar los empleos que la mayoría de la gente necesita. La promesa de 600,000 empleos en 5 años fue más un eslogan de campaña que una realidad. Bienes públicos como educación, salud y seguridad social se han deteriorado y solamente programas asistencialistas, con objetivo políticos, han visto aumentar sus presupuestos. La ENEE es un desastre que la mayor parte de los consumidores están pagando con tarifas altas, la cuales aumentarán más en el futuro cercano. La pregonada estabilidad económica, resultado de la serie de desequilibrios fiscales que ellos mismo provocaron, solamente ha representado mayores niveles de deuda pública.

5Los recursos del Estado son manejados con total opacidad a través de fideicomisos que sustraen grandes cantidades de recursos del presupuesto público sin una adecuada planificación, ni rendición de cuentas. Las asociaciones público-privadas ya están representando una carga para las finanzas públicas y lo seguirán haciendo en los próximos años, no por el instrumento en sí, sino por la forma en que fueron negociadas y están siendo ejecutadas.

La permanencia de JOH en el poder significa la continuación y profundización de estas políticas, con el agravante que con seguridad tratará de distorsionar el proceso electoral programado, con el objetivo de que todas las irregularidades denunciadas no sean documentadas y sujetas de escrutinio público con mayor profundidad.

Estamos de acuerdo con la Conferencia Episcopal de Honduras cuando plantea que “Es urgente que, junto a toda la ciudadanía, la clase política, empresarial, académica, colegios profesionales, campesinos y obreros, llevemos adelante un proceso de transformación del país que tenga como norte el Bien Común y su mayor beneficio que es la paz. Esta tarea demanda una seria revisión de los valores, sobre todo los valores morales, de las actitudes y de los actores que tengan la mejor disponibilidad para servir con transparencia, fidelidad en cumplimiento de la ley, luchadores por establecer la justicia; una justicia que permita edificar un país con equidad y nos ayude a superar esta página tan dolorosa de la historia patria, empañada por el peso del narcotráfico, la corrupción, la impunidad y el abuso del poder”

Honduras necesita, ahora, un gobierno de transición que atienda el llamado de la Conferencia Episcopal y que siente las bases de un país democrático, incluyente y próspero. Sin embargo, eso no se puede lograr con un diálogo o consenso con los corruptos y los vinculados al narcotráfico; es necesario la participación de hondureños y hondureñas capaces, honrados, y que verdaderamente se preocupen por el futuro del país.

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