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China: dos años con fronteras cerradas sin signos de cambio a corto plazo

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Pekín.- China cumple hoy dos años desde que cerrara sus fronteras a la mayoría de extranjeros, fijara cuarentenas de al menos dos semanas para entrar en el país y limitara el tráfico aéreo internacional a aproximadamente un 2 % del que había antes de la pandemia, sin que se adivinen grandes cambios a corto plazo.

Esta inédita decisión, definida entonces por las autoridades como «temporal» y «forzada por la evolución de la pandemia en otros países», se ha convertido en una parte todavía indispensable de la estricta política de «covid cero» que el país mantiene vigente.

«Mi familia y yo salimos de China a comienzos de febrero de 2020. Nos pareció que lo mejor era volver a España y pasar allí un mes. Pensamos que era lo más seguro y que haríamos vida normal», explica a Efe Enrique, un antiguo residente español en China que prefiere usar pseudónimo.

Agrega que durante unos meses trabajó para su empresa en China de forma remota hasta que finalmente tuvo que dejarlo.

Ahora mismo solo pueden entrar nacionales y extranjeros residentes, aunque los últimos rebrotes en el país, los más graves desde 2020, han hecho aumentar los controles, lo que sumado al efecto de la guerra en Ucrania sobre las rutas aéreas ha provocado que viajar a China sea más caro y más complicado que en cualquier otro momento de la pandemia.

TERMINALES INTERNACIONALES DESIERTAS

En 2019, las conexiones aéreas internacionales de China completaron 139 millones de desplazamientos, cifra que en 2021 se redujo en un 97 % hasta los 3,05 millones, según datos de la Administración de Aviación Civil de China (CACC).

Además, desde hace dos años, la segunda economía del mundo penaliza a aquellas aerolíneas en cuyos vuelos haya positivos por covid a su llegada al país: dependiendo del número de casos y de la reincidencia, las suspensiones de vuelo se prolongan durante varias semanas.

Los pasajeros se enfrentan también a otros requisitos: mientras haya una conexión directa entre un país y China, los nacionales de cada país deben tomar ese vuelo directo desde su país de origen y no pueden volar con escala al país asiático.

Esto ha provocado que, desde algunos países como España, haya muy pocas opciones para ir a China, lo que ha disparado el precio de un billete hasta los miles de euros.

Al ya elevado coste del pasaje se le suma el de las pruebas necesarias para poder embarcar en el avión (como mínimo tres PCR y una prueba de antígenos) y el de la cuarentena de al menos dos semanas -normalmente, tres- en un hotel a la llegada.

«En agosto de 2020, conseguí un visado de trabajo, pero no quisimos pasar por las restricciones, entre ellas la cuarentena, con un niño menor de dos años», explica Enrique.

CERRADA A CAL Y CANTO

El cierre fronterizo se ha prolongado en el tiempo para mantener a raya los casos importados del extranjero, justifican las autoridades: según un estudio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades del país, recuperar la movilidad previa a la pandemia podría provocar 234 millones de contagios en un año y hasta dos millones de muertes en todo el mundo.

Para reducir el tráfico aéreo internacional, las autoridades chinas suspendieron el pasado julio la emisión de nuevos pasaportes a su población, salvo excepciones, aunque decisión tiene un efecto limitado sobre la población china, donde solo el 12 % de los nacionales tienen pasaporte, según datos de 2018.

Pero además, el aislamiento estos años también ha limitado bruscamente los intercambios culturales, comerciales y personales con el mundo.

«Al final, perdí mi puesto de trabajo en China y encontré otro empleo en España, en un sector totalmente distinto. He rehecho mi vida», resume Enrique.

LA EXPERIENCIA DE LOS JUEGOS

La organización de los pasados Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín, en los que los atletas y trabajadores venidos del extranjero permanecieron aislados de la población local, pudo, según algunos expertos, ofrecer pistas sobre cómo organizará China futuros eventos internacionales.

El epidemiólogo chino Zhang Wenhong aseguró en febrero que todavía «faltan años» para que se pueda controlar la pandemia y que la burbuja de los Juegos ofreció una experiencia «valiosa».

Durante la cita no se informó de ningún caso de contagio entre los integrantes de la «burbuja» y la población pequinesa, lo cual constituyó, según Zhang, una «respuesta perfecta».

La lección radicó en «la cancelación de la cuarentena para viajes internacionales en ciertas circunstancias» mediante estas burbujas, superando así «el desequilibrio» en las estrategias de prevención que aplican otros países.

La CACC declaró en enero que el período 2023-2025 será «de crecimiento» para el sector y de «restauración del mercado internacional», pese a que las autoridades insisten en el cero covid.

Algunos como Enrique ya han pasado página: «Volver a residir en China es casi imposible. Estamos deseando ir de visita, pero tendrán que cambiar cosas como los requisitos de entrada y los precios de los vuelos».

Según las cuentas oficiales, China suma 144.515 positivos desde que comenzó la pandemia y 4.638 fallecidos.

(ir)

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