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Certezas en la incertidumbre

Ricardo Puerta

Tegucigalpa. – El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia define incertidumbre como la falta de certidumbre, equivale a estar en duda o perplejidad. Como sinónimos de la incertidumbre se citan vacilación, recelo, inquietud, inseguridad, desasosiego.

Si aceptamos el adjetivo de “incierto” como otra expresión -objetiva o subjetiva- de lo desconocido, no sabido o ignorado, la lista de sinónimos se amplía a palabras aún más incómodas: apócrifo, discutible, dudoso, engañoso, equivocado, erróneo, hipotético, plausible, indeterminado, inexacto, mentiroso y problemático.

En este escrito aceptaré como certezas: hechos, noticias, datos, causas, efectos, etc., que citan fuentes autorizadas y reconocidas.

El relato que sigue lo centraré en la vacunación masiva de la población hondureña, con un interés particular en los menores de edad.

Vacunación en Honduras y sus efectos

Octubre 2021, ha sido el mes más benévolo frente a la COVID-19 que ha tenido Honduras, en lo que va del año. Menos contagios, hospitalizaciones y muertes se explican por el efecto de protección que ha tenido la vacuna en la población hondureña. Sin duda, las recientes jornadas de inmunización masivas, oficialmente conocidas por “Vacunatones”, han sido efectivas para reducir los males que ha venido causando el COVID-19 desde marzo del 2020 en que se reconoce el principio de la pandemia.

Como efecto de lo anterior, los Centros de Triaje en Honduras están casi vacíos. Sin embargo, las autoridades del Ministerio de Salud afirman que los mismos seguirán funcionando.

Ante la apatía de cierto sector de la población hondureña para acudir a vacunarse contra el virus los representantes del Gobierno abrieron una nueva jornada de Vacunaton en 7 departamentos del país: Choluteca, Valle, Francisco Morazán, El Paraíso, Olancho, Comayagua y La Paz.

Los departamentos de Honduras que comparten fronteras con países vecinos -como Cortés, Lempira, Intibucá y Ocotepeque– es probable que hayan logrado una cobertura de vacunación superior a la media nacional. Ya que sus poblaciones tienen más de una oportunidad para vacunarse, y no solo la de su país natal.

En los siete departamentos donde comenzó la nueva jornada de Vacunaton se habilitaron puntos fijos ya establecidos, pero también se llevó la vacuna a los barrios, colonias y aldeas de esas localidades. Todavía se sigue reconociendo que hay más de 2 millones de connacionales, que ni siquiera se han aplicado una dosis, según la titular de la Secretaria de Salud.

Según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de EE.UU., si bien los niños en comparación con los adultos, tienen menos riesgo de enfermarse gravemente a causa del COVID-19, los niños pueden: Infectarse, enfermarse, sufrir complicaciones y contagiar la COVID-19.

Los niños con afecciones subyacentes tienen mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa de la COVID-19 en comparación con los niños sin afecciones subyacentes. Los niños que son infectados por el virus que causa la enfermedad de la COVID-19 también pueden presentar complicaciones graves como el síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C)-una afección que provoca la inflamación de partes claves del cuerpo: l corazón, pulmones, riñones, cerebro, piel, ojos y órganos del sistema gastrointestinal.

Vacunas acaparadas

El mercado de las vacunas, aunque aparenta estar dominado por condiciones nobles como son la solidaridad en la cooperación internacional, hay también otros vicios y no solo tal nobleza. Por eso, los funcionarios de la OMS están presionado a las naciones ricas para que proporcionen más vacunas a las más pobres. Han denunciado el acaparamiento de vacunas y la mayoría de los programas de vacunación de refuerzo cuando gran parte del mundo aún no ha sido inoculado. En todo el mundo, alrededor del 76 por ciento de las vacunas que se han administrado en países de ingresos altos y medianos altos, y no a países como Honduras y otros con más población pobre, según el proyecto Our World in Data de la Universidad de Oxford. Solo el 6 por ciento de las dosis se han administrado en países de bajos ingresos.        

¿Cuál es la situación de Honduras en vacunación con respecto al resto de los países del mundo?

Según datos oficiales reportados por la BBC de Londres -en agosto 2021- los 10 pises del mundo que ya han vacunado a más personas en relación a su población total en un orden de mayor a menor son: China, India, EE.UU., Brasil, Indonesia, Japón, México, Turquía, Alemania y Rusia.

Solo Brasil (127%) y México (97%) de la región latinoamericana, están entre los mencionados. El porciento señalado en que cada país después de su nombre escrito en paréntesis, en ambos casos supera la media de vacunación mundial que es 89%.

Según datos oficiales -aportados y actualizados por el Gobierno de Honduras- hasta agosto 2021, en comparación con el resto de los lugares/países del mundo, Honduras ocupa la posición 74 en una lista que cubre 216 en total.

En base a ello, diría que Honduras ha logrado comparativamente un nivel medio de vacunación, ni alto, ni bajo con una cobertura oficialmente reportada de 2 millones y medio de vacunados; de los cuales, casi medio millón tiene ya dos dosis de la vacuna, con una tasa oficial de vacunación igual al 68% en su población total apta para recibir el medicamento.

Aceptando que Honduras se ubica en la posición 74 entre todos los países del mundo, ello equivale a tener 21 puntos por debajo de la media mundial, que en agosto 2021 -como dijimos antes- es de 89 personas vacunadas por cada 100 habitantes.

En adición a Brasil y México, ya mencionado, hay otros 11 países latinoamericanos que superan a Honduras en el porcentaje de personas vacunadas en proporción su población total, y son: Argentina, Colombia, Chile, Perú, Cuba, Ecuador, Venezuela, República Dominicana, Guatemala, El Salvador y Bolivia.

Al comparar las muertes por COVID entre países, me crean dudas porque naciones como Uruguay, Costa Rica y Panamá, que habitualmente superan a Honduras en logros sanitarios y educativos, aparezcan en esa lista por debajo de Honduras. Ello me abre sospechas sobre la desconfianza que incitan las fuentes de información cuando directamente son manejadas por quienes son juez y parte al evaluar su propio desempeño, como es el caso de Honduras. Por lo tanto, el número real de personas pérdidas por COVID-19 bien podría estar subestimado. La cifra oficial mundial de muertes por el virus ha superado los cinco millones. El recuento total de muertes podría ser mayor. Se estima que podría llegar a ser de 2 a 10 veces, o sea, de 10 millones a 50 millones de muertes en el mundo, según sugiere Denis Nash, epidemiólogo de la Escuela de Posgrado de Salud Pública y Políticas de Salud de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.       

Lo anterior podría justificar el análisis hecho en Honduras por Casa Alianza, una reconocida entidad de la sociedad civil hondureña, cuando a las muertes habidas por el dengue, suma las de COVID-19, y llega a una valoración muy distinta que abren serias dudas sobre los datos oficiales generados y divulgados por el sector público hondureño.

El Observatorio de Derechos de las Niñas, Niños y Jóvenes en Honduras de Casa Alianza, pone a su disposición el presente informe correspondiente a septiembre de 2021, con el afán de mantener viva la conciencia colectiva sobre la deuda que el Estado tiene pendiente con la niñez y juventud hondureña. Puede leerse el Informe completo de Casa Alianza Honduras en: Informe Mensual de la Situación de los Derechos de las Niñas, Niños y Jóvenes en Honduras, septiembre del 2021 – Casa Alianza, Abriendo Puertas para la Niñez Desamparada.

Según el Informe de septiembre 2021 de Casa Alianza de Honduras, el dengue y la COVID-19 sigue matando a niñas y niños. De hecho, sigue aumentando la población que muere a causa por uno o ambos de esos dos males, especialmente en niñez y juventud hondureñas. Demostrando con ello que las autoridades sanitarias públicas de Honduras han sido incapaces de garantizar el derecho a la salud en menores de edad, elemento prioritario para su desarrollo.

Para la niñez afectada por el dengue y la COVID-19 no hay medicinas, no hay salas pediátricas en los hospitales públicos, y a los privados, no tiene acceso un 70% de la población porque se encuentra en pobreza o extrema pobreza.

Debido a la ineficacia demostrada por el actual gobierno hondureño en la salud de la niñez y la juventud del país, pudiera decirse -como mínimo- que las políticas públicas hondureñas — en base a lo que gastan e invierten– están más orientadas hacia la seguridad y defensa del país que a su condición sanitaria. Por eso, no es extraño que en respuesta a esa desorientación, los menores de edad huyan del país hacia el extranjero, en proporciones preocupantes, en comparación a otros estratos de la población con más edad.

La Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF) proyecta que el año 2021 cerrará con al menos 10 mil niñas y niños repatriados. En adición, las autoridades educativas hondureñas reportan que hay un millón de escolares que se han salido del sistema desde que empezó la pandemia.

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