Yanivis Melissa Izaguirre
Democracia artificial
Hay quienes quisieran creer que la democracia puede ser tercerizada. Que, en tiempos de saturación digital, los algoritmos, esos entes sin alma ni memoria, podrían asumir el ejercicio de decidir por nosotros: calcular la voluntad popular, procesar el disenso, optimizar la política como quien optimiza una hoja de Excel: agregando celdas y fórmulas. Pero la democracia, esa vieja testaruda, no se deja reemplazar tan fácil.