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Carteles desafían al Estado y Marines estadounidenses en la Mosquitia

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Tegucigalpa.-  En la selvática región de la Mosquitia un cuerpo de seis auditores del Tribunal Superior de Cuentas (TSC) tuvo que ser sacado de emergencia en un avión militar, cuando auditaban una alcaldía en ese vasto departamento, en donde de un tiempo acá fuerzas militares hondureñas junto a los marines de Estados Unidos, efectúan fuertes operativos para desmontar a los carteles locales de la droga con influencia en al menos cinco municipios, según los cuerpos de inteligencia.
 

empleados-amenazados-en-aviLos auditores, de acuerdo a la magistrada presidenta del TSC, Daysi Anchecta, se encontraban auditando una alcaldía que no identificó por razones de seguridad, cuando hombres fuertemente armados llegaron a amenazarlos con armas de grueso calibre.
 
La acción obligó a las autoridades del TSC a pedir la ayuda de la Fuerzas Aérea Hondureña que envió un avión militar a la zona para rescatarlos, mientras la documentación en la que habían trabajado fue enviada en otro vuelo, posteriormente.
 
No es la primera vez que los auditores del Tribunal Superior de Cuentas enfrentan este tipo de situaciones, mismas que se han repetido en municipios remotos de Copán, Colón y ahora la Mosquitia, se informó.
 
En estas zonas, los auditores han sido objeto desde intimidaciones directas, plazos para abandonar los municipios, robo de sus teléfonos móviles hasta ser rodeados en los sitios donde se hospedan, por gente armada. No es la primera vez que son auxiliados por los militares para abandonar esas regiones. El desafío del narco al Estado puede ser recurrente y a veces  permanente.
 
Hostilidad misquita
 
destruyen-narco-pistasPrecisamente, en esa montañosa región que caracteriza a la Mosquitia, las autoridades hondureñas intentan desde hace casi un año de retomar el control y la gobernabilidad, ante la fuerte presencia de grupos de transportistas de droga locales, colombianos y nicaragüenses.
 
Las Fuerzas Armadas de Honduras han encontrado en esa selvática región cementerios completos de avionetas destruidas, numerosas pistas de aterrizaje e incluso se han enfrentado, en operativos conjuntos con la policía, a los grupos de narcotraficantes y gente común cuando se ha incautado alguna droga.
 
Ahora, con apoyo de los marines de Estados Unidos han logrado no solo interceptar droga, destruir pistas clandestinas de aterrizaje y controlar algunas plazas, sino que también neutralizar gran parte del movimiento marítimo del transporte de droga en alta mar, pues la ruta de la Mosquitia ha sido de las más codiciadas por los carteles del narcotráfico.
 
Uno de los transportistas de droga en el país, identificado como Wilter Neptaly Blanco Ruíz, oriundo de la región de Palacios, en la Mosquitia, es ahora un blanco de búsqueda por parte de las autoridades hondureñas que han comenzado a incautarle muchas propiedades en diversos puntos del país y está prófugo del brazo de la ley, de acuerdo a los cuerpos de seguridad del país.
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Blanco operaba desde la Mosquitia y sus andanzas son numerosas, según los lugareños, pero ahora esa tierra—en palabras del presidente Juan Orlando Hernández—se ha vuelto hostil para este transportista de droga que la mueve por aire, mar, tierra y cuenta, incluso, con grupos armados a su alrededor para dar “guerra” a la autoridad, según fuentes antinarcóticos.
 
No es casual que la apresurada salida de los auditores del TSC de una alcaldía de la Mosquitia, probablemente en control de alguno de los carteles locales de droga que operan en la zona, sea también un desafío de estos grupos hacia  el Estado y los mismos marines de Estados Unidos ante los golpes que les han sido otorgados.
 
Vecinos y aliados
 
Las autoridades hondureñas han hecho tanto de la Mosquitia como de su vecino departamento, Olancho, puntos prioritarios de rescate de la gobernabilidad, pues ambos territorios no solo son colindantes, sino que también extensos y con zonas inhóspitas y lejanas, pero conectadas entre sí.
 
Por las aguas del río Patuca que les une, corre la droga en pequeñas embarcaciones que se sumergen por sus aguas cuando los operativos se centran en alta mar, volviendo así más complejo su seguimiento pues el río se subdivide y esconde por las comunidades por donde pasa. Así lo explican los expertos antidrogas.
 
Los operativos combinados de control y desactivación de pistas clandestinas e intercepción de droga que realizan las fuerzas conjuntas militares de Honduras y Estados Unidos han llevado a que un tercer país se sume a esta estrategia de contención, como es Colombia.
 
Elementos de la marina colombiana se encuentran entrenando a sus pares hondureños en la Mosquitia en técnicas de combate al narcotráfico en alta mar, conocimientos legales marítimos cuando se producen capturas en aguas internacionales, así como protocolos de sobrevivencia bajo agua cuando se está en pleno operativo de ataque a los narcotraficantes.
 
Demandas sociales, el gran reto estatal
 
En tanto, la presencia de los marines de Estados Unidos encaja en una estrategia subregional de Washington para Honduras, El Salvador y Guatemala, de combate al narcotráfico y de ayuda humanitaria, como lo fue a fines del siglo pasado.
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La Mosquitia se ha vuelto tanto para Washington como para Colombia una zona estratégica en la guerra contra las drogas, en tanto por parte del Estado hondureño, las autoridades intentan imponer y rescatar la institucionalidad que ahí parece estar sumamente frágil, tan frágil que no aguanta un examen de rendición de cuentas como el que intentó hacer el Tribunal Superior de Cuentas.
 
Así los carteles, desde el control institucional que tienen aún en algunos espacios territoriales en la Mosquitia, intentan desafiar al Estado y a la presencia extranjera que trabaja con las fuerzas hondureñas para hacer de esta zona un territorio inhóspito al narcotráfico.
 
Las autoridades confían en ganar la batalla, pero son conscientes que deben trabajar en redes con sus países aliados como Estados Unidos y Colombia. Pero la lucha no debe quedar solo en el desmantelamiento de estos carteles o sus grupos de transportistas, el reto está en hacer de estas localidades zonas menos deprimidas, menos proclives a la cooptación del narco y más fuertes en institucionalidad y en respuestas a las demandas sociales.
 

Demandas que en regiones postergadas como la Mosquitia son estructurales en salud, educación, vivienda y empleo.

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