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Caravana 2020: paradigma, comparaciones, retos y ¿qué sigue?

Por: Ricardo Puerta

Tegucigalpa.- La migración irregular o también conocida por indocumentada es un fenómeno transnacional que ha cobrado especial importancia en las últimas décadas.

Es de interés  para Honduras debido a la Caravana de migrantes, que por primera vez aparece  en el contexto y  empezó a organizarse hacia Estados Unidos  el 15 de enero del 2020. Aquí bautizada por “Caravana 2020”. Donde unos 50 mil participantes respondieron finalmente a su convocatoria,  25 mil hondureños entre ellos. 

La Caravana 2020 se convocó en forma anónima a través de las redes sociales. Atrae a migrantes  que huyen forzados de sus lugares de origen y quieren asilarse en Estados Unidos. Se mueve por distintas rutas, infiltradas todas de coyotes.  Está regulada por una nueva normativa regional basada en acuerdos binacionales, impulsados por Estados Unidos con México, Guatemala, El Salvador y Honduras. Hasta su destino goza de una amplia y casi constante cobertura mediática, con alcance 24-7, por medios  nacionales, regionales e internacionales de comunicación. 

Esta caravana –y las 5 anteriores del año 2018–  han producido el quiebre total del sistema migratorio de Estados Unidos y de los países regionales antes mencionados.  

Un nuevo paradigma 

La Caravana 2020 equivale a un hito. Un antes y un después en la migración irregular transnacional que ocurre  en esta parte del mundo. Presenta un reto —teórico y práctico, a lo que se venía haciendo y se sabía. Sin duda,  estamos ante un nuevo paradigma científico, que podríamos nombrar “Paradigma de las Caravanas”. De aquí en adelante PC.

Podríamos construir el PC desde un esquema abierto,  que mientras sea útil se alimenta de la experiencia, con miras a lo sucedido y proyectado. Así concebido,  se  ampliará y profundizará, volviendo válidas y efectivas sus hipótesis y aplicaciones. Sobreviviría,   hasta que  por  competencia aparezca otro paradigma,  que aventaje –en validez y fuerza explicativa–  el que hasta ese momento hemos desarrollado. La alternativa válida que le aparezca lo pone crisis, volviéndolo obsoleto y hasta que  lo saca  de circulación, por inútil. 

Mientras que un paradigma  está vigente, produce “ciencia normal”, aportando  conocimiento en forma de disquisiciones  lógicas, precisas, con mayor pertinencia semántica y potencia, en comparación con los esquemas que usábamos antes. En el   PC vigente tendríamos hipótesis válidas,  que por ser verificables y creíbles,  pueden falsearse en cualquier momento por la realidad siempre cambiante que nos rodea.

Así concebido, para los teóricos y prácticos miembros de la comunidad de la migración transnacional irregular,  el “Paradigma de la Caravana” – de manera continua–   o de  las Caravanas,  como expresiones  puntuales e independientes”/el PC de aquí en adelante). Podría verse y perfeccionarse como un modelo o patrón con fines de conocimiento. Algo análogo al valor que tiene  la decisión de un juez o la jurisprudencia que crea el Tribunal Supremo de Justicia de un país con un  estado de derecho, separación de poderes y decisiones en el inalterable o casi dogmático campo del derecho común.

Espero que el “PC” sobreviva cubriendo esas funciones, al menos,  por el   tiempo que sea pertinente. Su lapso, por imprevisto, no puedo precisarlo  Sin embargo, opino que  –como andan las cosas– permanecerá con aplicación aceptable, al menos,  mientras  Donald  Trump  sea Presidente de los Estados Unidos. Más ahora que ya está  en campaña presidencial, donde cada día encuentra más  razones para ser re-electo  el  3 de noviembre próximo, día de  votación.

En su nueva campaña, como lo hizo antes,  sigue utilizando la contención migratoria como melodía celestial para sus votantes y seguidores. Y como no puede cambiar la historia, institucionalidad y leyes pro-migrantes de los Estados Unidos –sin duda, país de inmigrantes–  entorpece y complica  por decretos ejecutivos los trámites de las leyes,  que favorecen a los migrantes. 

En consecuencia, la mayoría de sus decretos ejecutivos han sido demandados por ciudadanos u organizaciones pro-migrantes de la sociedad civil ante la Corte Suprema de los Estados Unidos. Y mientras los demandantes  esperan por la decisión de los magistrados de la Corte, tales decretos quedan  sin vigencia.    

Los miembros de la comunidad científica de Honduras y fuera de Honduras involucrados en la migración transfronteriza analizan, estudian e intervienen en el fenómeno—al hacer eso,  serán uno de los grupos más aprovechados o beneficiados del  “PC”.

 Lo usarán de prototipo para observar, describir, diagnosticar, sistematizar, evaluar, realiza buenas prácticas,  protocolos, campañas educativas y también para gestionar,  proyectar teorías, soluciones a los problemas y superar los retos que presenta la migración transnacional irregular con destino  Estados Unidos.

Caravana 2020 vs las del 2018  

Es cierto que en octubre del 2018 se organizó la primera caravana desde Honduras por tierra para llegar a Estados Unidos.  Y que hasta el 31 de ese mes,   se organizaron 4 caravanas  más. Podría interpretarse que como  las cinco sucedieron en secuencia, la primera nunca paró. 

Pareciera que en la Caravana  del 2020 sus participantes deciden irse de manera autónoma y enteramente subjetiva. Usando solo las ideas y sentimientos que selectivamente tienen en su mente, conciencia  y corazón. Y haciendo caso omiso –y hasta negando cualquier dato o evidencia que contradiga sus ideas y convicciones

Lo propio en la caravana 2020 

Ese flujo de 5 caravanas continuas del 2018, tampoco tuvo de normativa reguladora,  los acuerdos migratorios binacionales que todos fueron firmados después, en el 2019  entre los gobiernos del Presidente Trump de Estados Unidos y los gobiernos de la región. Primero con el  Gobierno de  AMLO, de México (7 de junio); seguido por el del Presidente Bukele en El Salvador (20 junio);  después el de Morales en  Guatemala (30 de junio)  y por último, los 4 acuerdos firmados  con Juan Orlando Hernández,  Presidente de Honduras (uno el 25 setiembre y los otros tres,  el 27 de setiembre. MéxicoEl SalvadorGuatemalaHonduras

Las respuestas reales de los países firmantes a los acuerdos aceptados, hasta hoy,  es diversa. México es el país que fue más presionado por Estados Unidos –con amenazas de aranceles a su comercio e impuestos a las remesas,  si no aceptaba  lo que finalmente suscribió  e hizo. 

México es el país que más ha complacido a Trump con el acuerdo firmado. Militarizó sus fronteras, con 5 mil efectivos en la de Estados Unidos y 15 mil en la de Guatemala. Tales agregados formaron un Muro humano castrense,  ubicado en territorio mexicano, que funciona antes que el migrante  llegue al  Muro de Trump en la frontera. El de Trump empezó desde setiembre del 2017  la construcción teniendo como opción ocho prototipos posibles de muro, cuatro de concreto y cuatro de «otros materiales». Todos costeados con fondos del Pentágono y  como parte del “nuevo sistema fronterizo” estadounidense.  

Los contingentes militares que México ha destacado en sus fronteras, impiden que  migrantes indocumentados en tránsito por México lleguen a Estados Unidos, convirtiendo a los militares mexicanos en mecanismos efectivos de contención migratoria. 

Todo ello  contradice el mensaje humanitario, de protección y cumplimiento de los derechos humanos en los migrantes y sus acompañantes, adultos y menores, que AMLO prometió en su campaña, antes de ser electo presidente de México. 

El país firmante que menos ha cumplido con lo suscrito es Honduras. Personalidades del gobierno catracho dan de razón que todavía  no tienen  listo el reglamento y el plan de trabajo, ambos necesarios,  para poner en vigencia los acuerdos firmados. 

Guatemala, después de México, fue el país más presionado por los Estados Unidos para que el entonces Presidente Morales, casi al terminar su mandato,  aceptará el texto del acuerdo firmado. Texto que después no tuvo la misma recepción por Giammattei, nuevo Presidente electo de Guatemala. Quien desde su campaña electoral se hizo el desentendido con lo firmado por Morales.

Y por último está El Salvador, cuyo actual presidente es el más joven de la región con 37 años de edad,  al iniciar su  mandato 2019-2024. La llegada de Nayib Bukele a la Presidencia  de El Salvador pone fin en su país a tres décadas de gobiernos de derecha e izquierda,  Arena y el FMLN. 

Por su personalidad, estilo de mando y manejo de la informática diría que Bukele es el presidente centroamericano que goza de más simpatía con Trump,  abuelo de 10 nietos, que con sus 73 años prácticamente le dobla la edad al “cipote salvadoreño”. Dato: El Salvador ha sido el país menos presionado por Estados Unidos en la región, para que aceptara el texto del Acuerdo Binacional que suscribió con EEUU. 

Así lo insinúa la breve declaración que hizo Alexandra Hill, canciller salvadoreña cuando aseguro que lo firmado no se trata de un acuerdo de “tercer país seguro”, sino de “un acuerdo de cooperación” en inmigración,  como «parte de una estrategia (bilateral) para combatir el crimen organizado, reducir el tráfico ilegal y la trata de personas, así como la migración forzada». 

Trump con más indocumentados que Reagan

La última Reforma Migratoria Integral que hizo EUA fue en tiempos de la presidencia de Ronald Reagan en 1986, mediante la conocida la Ley de Control IRCA. Que pretendía garantizar dos valores tradicionales estadounidenses: recuperar el control de las fronteras  y preservar el valor de la ciudadanía. 

Y aunque la Ley de Reagan fue un éxito en su tiempo,  a los pocos años  empezaron de nuevo a perderse esos valores. Y actualmente  están peor. Cuando Reagan en 1986 normalizó la situación  migratoria,  Estados Unidos tenía no más de 5 millones de inmigrantes ilegales. Hoy, 34 años después, cuando Donald Trump empezó su mandato presidencial en el 2017, en los Estados Unidos tiene al menos 11 millones de indocumentados  –de los cuales unos 330 mil habían nacido en Honduras. 

Pero Trump dramatiza  lo sucedido, al elevarlo a una  “crisis de seguridad nacional”, si lo comparamos con lo resuelto por Colombia, en sus fronteras terrestres con Venezuela, donde con menos ruido,  más de 4 millones de inmigrantes indocumentados venezolanos han resuelto su problema de huir de su país, también por un desplazamiento forzado. 

Sin militarizar fronteras, ni gasear a quienes entran y transitan por su territorio en busca de un sitio final donde asentarse, Colombia  ha sido capaz de identificar y darle asilo inmediato en su territorio a un millón 300 mil venezolanos. Y al mismo tiempo,  encontrarle destino a más del doble – 2.7 millones—realizando coordinaciones exitosas con 10 países: Ecuador, Perú, Chile, Estados Unidos, Panamá, México, España, Argentina, Brasil y Costa Rica. 

Comparativamente, entre Colombia y Estados Unidos estamos hablando de dos naciones muy diferentes en recursos y bienestar. Solo con relación a  2 indicadores: Estados Unidos tiene una población 64 veces  la de Colombia y un PIB anual,  68 veces el de Colombia. 

Volviendo a Estados Unidos, tras registrar la alta cifra de 12,2 millones de inmigrantes indocumentados en el 2007, que en el  2017l disminuyó en casi dos millones y hasta hoy,  ha vuelto a subir. 

Como dato complementario, en el período del 2010 al 2017 los mayores aumentos de nuevos residentes en Estados Unidos por país de origen – ya no son los mexicanos– sino de India (654.202), China (550.022), República Dominicana (206.134), El Salvador (172.973), Cuba (166.939), Honduras (128.478), Vietnam (112.218), Venezuela (106.185) y Guatemala (104.883).

Lo más controversial en acuerdos suscritos

Sin duda, es el “Acuerdo de Cooperación de Asilo/ACA” por su imposible cumplimiento. El texto del ACA se inspira en la  figura jurídica de  “3er. país seguro”, aun cuando en el texto hasta ahora conocido, esa etiqueta como tal, no aparece explícitamente. Mientras tanto algunos de los funcionarios firmantes de los acuerdos, reiteran  que esa figura legal– con esas mismas palabras– no se encuentran en el texto firmado.  Pero por mucho que quieran negarlo, los conceptos y prácticas de “3er, país seguro” sí están incluidos operativamente y como responsabilidad a cumplir por uno o más de los  países que firmaron los acuerdos.  

¿Qué sigue?

Este escrito ha sido solo una rápida y parcial mirada a las Caravanas,  forma de movilidad humana forzada, de aparición reciente que –dado que antes no existía en la región con la actual normativa  vigente–  exige un paradigma científico actualizado para comprenderlo, explicarlo  y mantenido al día, en  sus marcos teórico y operativo. Que sirven   para observar, diagnosticar, tipificarcaracterizar, sistematizar, conceptualizar e informar sobre el  fenómeno social migratorio,  siempre cambiante. Exige además tener  un método, camino o proceso, desglosado en etapas, pasos en una aproximación a las definiciones, tipologías y marcos teóricos de la migración de retorno .

Cada etapa, con técnicas e instrumentos,  que permiten aplicar los marcos teórico y operativo –contenidos en el paradigma–   para  mantenerlos al día y vigentes. Con el fin de  alcanzar un objetivo humano útil,  por ejemplo “desarrollo”, “solucionar un problema”,  “impacto de una buena práctica”, etc.,  como algo propuesto de antemano.

Mis  próximos  escritos serán sobre el mismo tema. Con la esperanza de  contar –cuanto antes en Honduras– con una  red digital  más amplia y activa a la que hoy tenemos  sobre   la migración hondureña irregular, desde  instancias de la sociedad civil y del gobierno. 

En las condiciones en que se encuentra  Honduras al presente…. se necesitan de todos para sacarla adelante.

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