Tegucigalpa – Después de recibir a unos 20 mil connacionales deportados en el primer semestre del año, las autoridades migratorias de Honduras prevén cerrar el año con unos 40 mil hondureños deportados, la mayoría de Estados Unidos.
Así lo indicó este sábado el director del Instituto Nacional de Migración, Wilson Paz, quien detalló que ya suman 20 mil los connacionales retornados al país.
Consideró que se trata de un flujo de retornos normal ya que Estados Unidos tiene la opción de enviar unos 12 vuelos semanales con hondureños deportados, pero mantiene un promedio de envío de seis vuelos semanales a Honduras.
Acotó que durante este año también han llegado al país centroamericano unos 10 vuelos militares desde EEUU.
Honduras ha enfrentado un flujo constante de ciudadanos retornados, con un total que supera los 250 mil deportados, según datos oficiales.
En 2022, el país marcó un récord con 94 mil 339 retornados, un aumento del 27.5% respecto a 2021, cuando se registraron 73 mil 967 casos.
Aunque a partir de 2023 se observó una leve disminución, con 21 mil 442 deportados desde Estados Unidos en 2024, las cifras de 2025 muestran un repunte: solo en el primer semestre, unos 20 mil hondureños fueron retornados, un aumento de más del 12 % respecto al mismo lapso del año anterior.
Por rango de edad, los jóvenes entre 21 y 30 años representan el grupo más numeroso de deportados a Honduras.
Lo anterior muestra que los jóvenes hondureños conforman los principales flujos migratorios que se originan en Honduras.
Lo anterior obedece a que el país carece de fuentes de empleo y de oportunidades para jóvenes que cada año ingresan a la oferta del mercado laboral.
La migración irregular sigue siendo un reflejo de las condiciones estructurales en Honduras, donde la pobreza afecta al 70% de la población y la violencia, junto con la falta de empleo, empuja a miles a buscar mejores oportunidades en el extranjero.
Tanto las mujeres como los niños conforman los grupos más vulnerables durante la travesía.
Una constante crisis socio-política en Honduras también se convierte en un motor que impulsa los flujos migratorios irregulares. (RO)