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Por: Otto Martín Wolf

Es muy importante que se esté procediendo a asegurar una serie de bienes a personas ligadas a supuestos casos de corrupción pero, debo agregar, también es muy estúpida la forma en que se está haciendo, especialmente con los bienes inmuebles.

Es que acaso tienen miedo que los nacionalistas – o los liberales- se “lleven” los edificios?

Yo sé que en manos de algunos políticos se pueden perder muchas cosas, pero llevarse un edificio? Sólo Superman puede hacerlo!

En el fondo de las cosas con eso de los aseguramientos lo que se busca es que el Estado, en determinado momento y si son hallados culpables, esté en capacidad de recuperar el equivalente de lo que alguien se pueda haber robado, lo cual está bien.

Pero, no es suficiente con ordenar al Instituto de la Propiedad que tal o cual clave catastral no se puede vender, hipotecar o traspasar?

De qué sirve -si no para hacer escándalo y dar material a los noticieros sensacionalistas- que se efectúe un operativo con sabor a “0peración Comando de SWAT”?

Todo huele a truco publicitario, interés de llamar la atención o distraerla de algo, quizá para promocionar a alguien o sentirse súper poderosos, aunque sea por un momento.

Pero, en realidad -en esa forma- lo que hacen es plantar “Bombas de Tiempo” que eventualmente explotarán en las arcas del Estado, caso de que los propietarios no sean encontrados culpables.

Los hijos de la familia Mata, por ejemplo, recuperaron varias propiedades que les habían sido “aseguradas” de esa manera y que, recientemente, tuvieron que regresarles, sin siquiera pedir una disculpa, dicho sea de paso.

Podemos estar seguros que ellos – u otros inocentes perjudicados con esa forma de hacer las cosas- van a demandar al Estado por mucho dinero y con seguridad van a ganar.

El sólo hecho de recibir sus bienes de regreso es la única prueba necesaria para ganar cualquier juicio.

Claro, los fiscales no pagarán de su bolsillo, cosa que a ellos parece importarles muy poco, quizá porque todo el dinero que maneja el Estado viene del pueblo, de todos nosotros.

Dentro de esa forma de proceder se encuentran también los nombres que asignan a sus “operaciones”, que más parecen salidos de una película de detectives barata que de un intento serio de combatir la corrupción.

Operación Pandora es un nombre que sugiere mucho, teniendo en cuenta que la legendaria Caja de Pandora cuenta la historia de un recipiente que contenía todos los males del mundo.

Ese nombre -per se- ya establece que los involucrados son culpables (todos los males del mundo) sin que se haya realizado un juicio, dejando de lado la presunción de inocencia que establece nuestra legislación.

Creo que los nombres de las “operaciones” deberían ser más serios y acordes con el momento que vive nuestra nación en lugar de usar nombres de fantasía, como Pandora, que más parecen destinados al espectáculo mediático que a un intento serio de encontrar y condenar culpables.

“La Caja Chica de la Dama”, qué es esa estupidez?

Honduras necesita una profilaxis en su sistema político y administrativo, nadie puede dudarlo, para eso es indispensable tomar las cosas con la seriedad y responsabilidad que ameritan, empezando con el nombre que le asignan a las “operaciones”.

Ya basta de circo.

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