Aptitudes y actitudes de politicos sin altitud

Por: Pedro Gómez Nieto         

 

“La actitud y no la aptitud es lo que determina la altitud de las personas”. -Zig Ziglar-

La aptitud depende del conocimiento y capacidad de cada persona, lo que permite que pueda desarrollar una actividad productiva, manual e intelectualmente. Dentro del cuerpo la ubicamos en el cerebro. La aptitud es saber.

La actitud depende de la voluntad. Se detecta en la conducta, por la forma de comportarse el sujeto. Se muestra sin que sea necesaria la comunicación, solo hay que observar cómo actúa. “Por sus frutos los conoceréis”, nos recuerda Jesús en el evangelio de Mateo, 7:16. La actitud es sentimiento, difícil de explicar con palabras. Si hubiera que identificarla con un órgano del cuerpo sería el corazón. La actitud es querer.

Por tanto, cuanto mayor sea el compromiso y sacrificio para alcanzar un objetivo loable, mayor será el mérito y la altitud moral de la persona.

Recordemos la diferencia entre ladrón y corrupto. Ambos roban, pero mientras el primero afecta al patrimonio de la víctima, el corrupto, además, contamina el entorno moral de la sociedad en la que se esconde, terminando por destruir sus valores y convivencia. El evangelio de Lucas 16:19, nos cuenta la historia del rico Epulón que fue al infierno por ser insensible a las necesidades del pobre Lázaro, que mendigaba a la puerta de su casa. En Honduras el colmo es que Epulón, además de ser insensible a las necesidades de Lázaro, se enriquece robándole aquello que necesita para salir de la pobreza.

“No existen países pobres, solo países mal administrados”, nos recuerda Peter Drucker. El problema de Honduras no es de recursos, sino de gerencia, por tanto, de corrupción. A medida que ésta penetra en los tres poderes del Estado aumenta la impunidad. La impunidad es el carro blindado del corrupto, que el propio gobierno cómplice le proporciona.

Políticos sin altitud, repiten la falacia de la crisis (virtual) porque “el pueblo no quiere a JOH”. Pero solo es neolenguaje de parvulario para generar animadversión inducida. En cualquier democracia hay un sector poblacional que no quiere a su presidente, EEUU es el ejemplo inmediato. En Honduras un importante porcentaje de la población no ejerció el sufragio, por abstencionismo o falta de edad, y hubo otro que voto por su candidato preferido, no en contra de nadie. Es ruin apoderarse de esos votos como propios. Me recuerda aquel locutor que, para reforzar sus palabras, dijo en una ocasión que el Departamento de Estado le informaba a él personalmente antes de publicar sus comunicados.

Es cansino escuchar ¿analistas? diciendo que JOH actúa presionado por EEUU. “Post morten” es sencillo interpretar cualquier hecho de manera “antiJOH”, como por ejemplo la llegada de Guimarães a la MACCIH, pero en Inteligencia “nada es lo que parece”. Escribí sobre la “tormenta perfecta” y “el cisne negro”, conceptos cuyos indicios aparecen desde el proceso electoral. Las señales van en aumento. El escenario por alumbrar sería una implosión controlada en el Estado de derecho, sacudiendo sus estructuras, para sanear y rescatar la democracia de corruptos e indeseables con poder, que la tienen penetrada en tres vertientes: política, institucional y empresarial. Un cisne negro dirigido desde el Ejecutivo, consensuado, apoyado y supervisado por la dama del norte, con la colaboración coyuntural de países cooperantes… Donde los zopilotes quieren buscar imposición, solo hay sinergia.

El limo, sedimentado por años en los estanques de los partidos tradicionales, se está removiendo. En el Partido Liberal comenzó a subir hasta la superficie, y huele… “Ha llegado el tiempo de la siega para separar el trigo de la cizaña”, nos recuerda el evangelio de Mateo 13:24. Los partidos necesitan actualizar idearios y depurar a “sus” corruptos. Tratar de protegerse tras el escudo de que “la responsabilidad es individual”, no funciona cuando existe contubernio. Resulta penoso ver a políticos “antiJOH” en estado catatónico, esperando que “algo le suceda” al presidente. Pero JOH “no les para bolas”, sigue trabajando como la hormiga, mientras las cigarras cantan y la legislatura avanza…, su compromiso está en otro nivel.

Decía el novelista Chesterton que “el soldado no lucha porque odie lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás”. Detrás y bajo nuestros pies esta Honduras y el legado para nuestros hijos. El cambio llega, paulatina pero inexorablemente. Cuando termine la legislatura nada volverá a ser como antes en la política hondureña.

 

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