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Amnistía tributaria

Por: Luis Cosenza Jiménez

Recientemente algunos diputados han planteado la conveniencia de otorgar una nueva amnistía tributaria. Sin embargo, la Directora de la DEI y el Presidente del BCH inmediatamente después manifestaron su desacuerdo con dicha propuesta.

A mi juicio una nueva amnistía sería perjudicial para nuestro país y contribuiría a afianzar la cultura de evadir el pago oportuno de los impuestos. Permítanme explicar por qué.

Algunos diputados hacen referencia a la difícil situación económica que todos sufrimos como razón para conceder la amnistía. Olvidan, sin embargo, que solo aquellas empresas que hayan obtenido utilidades en sus operaciones deben pagar el impuesto sobre la renta.

Si los tiempos son difíciles y las empresas no tienen utilidades, entonces esas empresas no están obligadas a pagar dicho impuesto.

En otras palabras, se trataría de conceder un beneficio a una empresa que, por definición, no ha pasado por una difícil situación económica.

No hay pues razón para conceder una amnistía en este caso. Menos aún se justificaría por el pago del impuesto sobre ventas, ya que acá principalmente se trata de trasladar al Estado fondos ya cobrados a los clientes.

Por otro lado, hay acá un principio de equidad. Si, en la misma supuesta difícil situación económica, algunas empresas e individuos pagamos oportunamente nuestros impuestos resulta evidente que se caería en una injusticia si a otros se les permite incumplir su obligación sin consecuencias.

Más aún, si se percibe que anual o periódicamente se concederá una amnistía, ¿qué mensaje se transmite a los contribuyentes? ¿Por qué razón pagaría alguien sus impuestos oportunamente si sabe que podrá hacerlo posteriormente sin ninguna multa o consecuencia? Toda amnistía mina la cultura de pago, debilita las finanzas públicas, se burla de quienes pagamos oportunamente, y eventualmente hace colapsar las finanzas públicas.

Adicionalmente, quienes no cumplen oportunamente con sus obligaciones logran, de manera fraudulenta e ilegal, una ventaja sobre sus competidores. Esto se debe a que en tanto no paguen sus impuestos disponen de fondos para invertir y así generar más utilidades.

En resumen, una amnistía tributaria resulta en el fomento de la competencia desleal. Seguramente que no es esa la intención de los diputados, pero esa es la realidad.

Otras personas arguyen que en lo referente la matrícula de vehículos automotores si se justifica una amnistía debido a la negligencia del Estado en proveer las respectivas placas.

En efecto, es vergonzoso que el Estado ni siquiera pueda cumplir con la simple tarea de poner placas a nuestra disposición. La Administración anterior fracasó miserablemente en este tema y la nueva Administración, aunque ya ha encontrado el mecanismo para superar el problema, continúa sufriendo las consecuencias del desorden y el caos.

No obstante, muchos hemos pagado la matrícula y cada dos meses vamos resignadamente a la DEI a que nos otorguen un permiso de circulación, sin placas, por otros dos meses.

Si algunos hemos cumplido con nuestro compromiso, ¿por qué premiar a quienes no lo hayan hecho? Lo procedente, lo justo, es que cuando contemos con placas, cuando se normalice la situación, quienes no hayan pagado deban hacerlo, incluyendo las multas que corresponda.

Si se niegan a pagar, entonces se les debe impedir que usen sus vehículos. Solo así se creará una cultura del pago de nuestros impuestos.

Cabe suponer que la propuesta de los diputados se debe a planteamientos y solicitudes de algunos de sus amigos y allegados.

Si bien entendemos las presiones que se dan sobre los diputados, y la incomodidad que esto genera, es menester entender que se trata de falsos amigos, quienes en la procura de su ventaja personal no vacilan en colocar a su amigo, el diputado, en una difícil posición que le genera la crítica y el repudio popular, Al final, debemos reconocer que las amnistías tributarias son propias de los países más subdesarrollados.

Simplemente no sé de un país desarrollado que otorgue amnistía a quienes no pagan sus impuestos oportunamente. Lamentablemente, las propuestas de amnistía no son más que una penosa evidencia de nuestro triste subdesarrollo.

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