Recordó que la alta comisionada entabló contacto hace varios meses con las autoridades cubanas en relación a los casos de los opositores en huelga de hambre y que, desde entonces, ha privilegiado la vía del «diálogo» en su intento por contribuir a una solución.
Sin embargo, Colville recalcó que «una huelga de hambre es una decisión personal».
Por tanto, agregó, «es un poco difícil hacer un comentario» sobre derechos humanos vinculado directamente con una huelga de hambre.
El portavoz concedió, en cambio, que la medida de fuerza de Fariñas no es común, ya que su objetivo es «sacar a la luz la preocupación existente por las libertades de expresión, de reunión y de movimiento» en la isla.
La huelga de hambre de Fariñas también busca poner de relieve «el tratamiento de prisioneros enfermos en Cuba», indicó.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, está desde ayer en La Habana, donde tiene una agenda de reuniones con miembros del gobierno y representantes de la Iglesia Católica con el fin de apoyar el proceso de diálogo sobre los presos políticos.
En los últimos días ha aumentado la preocupación por un posible desenlace fatal del caso del disidente Fariñas, quien inició su huelga de hambre el pasado 24 de febrero, al día siguiente de la muerte de Orlando Zapata tras haber realizado una protesta similar.