Tegucigalpa – Abogado de profesión, letrado hace 22 años y casado con una hondureña desde hace cinco, Charles Wisell, aviva desde su trinchera la lucha por los derechos de los inmigrantes, específicamente de los centroamericanos, a quienes ha asesorado y prestado servicios en los últimos años.
– Miles de hondureños en EEUU se desenvuelven en el rubro de la construcción, por lo que, los catrachos representan unos de los principales clientes del abogado Wisell.
– La boda entre el abogado y la hondureña estuvo marcada por el robo de los vestidos de las damas de honor, un hecho del que se hicieron eco los medios locales e internacionales.
De visita en Honduras, conversó con Proceso Digital y señaló que “no son solo casos, ahora mi familia sufre los mismos problemas que sufren mis clientes”.
A partir de su vínculo familiar con Honduras ahora conoce más la realidad del indocumentado, quizás allí radica el éxito de su carrera profesional. Dice visitar al menos tres veces al año este país centroamericano del que destaca su clima y su hospitalidad.
“Si los indocumentados no conocen sus derechos, entonces las compañías abusan de ellos…la ley es para todos, pero los inmigrantes la desconocen”, reflexionó el letrado cuyo bufete “Lipsig, Shapey, Manus & Moverman, P.C.” se ubica en New York, NY 10038, 40 Fulton Street.
Wisell visitó Honduras recientemente.Acto seguido, señaló que la principal barrera a la que se enfrentan los inmigrantes hondureños es el idioma, “si no saben el idioma no pueden reclamar sus derechos”.
Pese a que la política migratoria de Estados Unidos se ha endurecido con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el abogado desligó la opinión del presidente con la de la población respecto a los indocumentados.
El abogado norteamericano asegura que
los migrantes desconocen sus derechos.“El mensaje de Donald Trump no es el mensaje de todo el país, somos un país de inmigrantes…él olvidó la historia del país”, sostuvo.
Ahondando en su carrera subrayó que se ha centrado en la representación de inmigrantes víctimas de negligencias en el trabajo.
En ese sentido, acotó que miles de hondureños trabajan en el rubro de la construcción en EEUU por lo que gran parte de sus representados son de nacionalidad hondureña.
“Los inmigrantes tienen los trabajos más peligrosos, ellos trabajan en condiciones que no son buenas y por eso ellos más que nadie necesitan de la protección de la ley”, apostilló.
Acto seguido, aclaró que la “ley en EEUU es para todos” la única diferencia es que los americanos conocen la ley y los indocumentados no.
Ejemplificó que, los migrantes acuden con gran temor a las cortes de inmigración, ya que lo primero que asumen es la inmediata deportación y no en todos los casos aplica.
Entre los últimos casos que su bufete representó se encuentra el de un inmigrante salvadoreño, quien murió en un accidente automovilístico. Tras contactarse con los padres del inmigrante inició una demanda contra el conductor del vehículo implicado, quien a su vez acudió al seguro de auto que le protegía y tras un largo proceso finalmente ganó la demanda.
Charles Wisell en amena plática con
Proceso Digital. Por tal motivo, los padres del inmigrante salvadoreño recibirán medio millón de dólares en diferentes cuotas por el resto de su vida. El accidente ocurrió en 2012 y es hasta ahora que el caso obtuvo una resolución.
El abogado Wisell arribó al país para hacer la entrega formal del dinero de la demanda, pero la situación del país impidió el desplazamiento a Tegucigalpa de la familia salvadoreña. Los fondos serán otorgados mediante transferencias, citó.
A renglón seguido, añadió que un caso en promedio puede durar dos años y medio y en la mayoría de los mismos se obtiene una resolución favorable para los inmigrantes.
Recordó, que meses atrás ganó un caso en el que un hondureño que se desempeñaba como cocinero resbaló de una escalera en su centro de trabajo y sufrió daños cerebrales.
Aunque aceptó que no se trataba de un buen caso al término del proceso el hondureño quedó satisfecho porque se le compensó con el total de su salario durante la incapacidad, comentó.
Mariluz Meléndez, esposa de Wisell.Proceso Digital también dialogó con Mariluz Meléndez de Wisell, esposa del abogado neoyorquino. La oriunda de San Antonio del Norte, departamento de La Paz, narró que como muchos compatriotas emigró del país de forma irregular, pero luego de buscar las instancias correspondientes logró adquirir su residencia.
Relató, que conoció a su actual esposo mientras vendía café y panes con mantequilla. “Él llegó y fue amor a primera vista”, señaló entre risas picarescas.
Acto seguido, enfatizó que su esposo hace más de lo que debería por los inmigrantes, algo que es de su agrado y también le apoya ya que siempre le gustó ayudar a “su gente”.
“Me fui indocumentada hace 24 años y logré pasar, solamente me enfoqué en trabajar y en buscar un estatus legal…lo primero que se debe hacer es hablar el idioma para comprender los derechos con los que se cuenta”, rememoró al citar los niveles que aprobó en el Instituto Hondureño de Cultura Interamericana (IHCI).
Al respecto, lamentó la falta de organismos de ayuda para los hondureños en EEUU, “otros países tienen mucha representación, pero Honduras no”, se quejó.
La boda de la hondureña es recordada por muchos ya que vivió un episodio angustiante cuando los vestidos de las damas del cortejo fueron robados luego que ésta salió de retirarlos de una tintorería, el suceso tuvo eco entre varios medios de comunicación de Long Island, Nueva York.
Todo ocurrió cuando recogía tres vestidos de las damas de honor en una tintorería de Stewart Avenue en Garden City.
Hoy, recuerda este hecho como una anécdota de boda y ríe ante el mismo. Con esa misma simpatía aprovechó el espacio para verter un mensaje a los migrantes hondureños a quienes instó en primera instancia buscar la migración regular, es decir documentada, y de no ser así asesorarse de los derechos que les asisten aunque sean indocumentados.
