spot_img

A mis amigos, a mis amigas

La socióloga Julieta Castellanos.

Abrazo fraternamente las llamadas y mensajes que recibo de mis amigos y de mis amigas que están dentro y fuera del país, más frecuentes después que publico mis reflexiones y análisis. Agradezco a los medios de comunicación y a periodistas la cobertura y divulgación de mis escritos, la valoro y lo interpreto como aportes desde otra mirada de lo que acontece en Honduras.

Aclaro a quienes me conocen menos, que los ataques que recibo ahora y que he recibido antes no me sorprenden, no provocan ningún estado de ánimo adverso que altere mi salud psíquica; tampoco me alteran los riesgos a los que responsablemente me he sometido, y que me ha tocado asumir en diferentes momentos de mi vida pública o privada, y ahora les explico por qué:

1. No escribo para quedar bien con los corruptos, aspirantes a corruptos y criminales de cualquier especie. Escribo desde 1995, desde el gobierno del Dr. Reina. En aquella época, una columna semanal en diario El Heraldo que mantuve hasta abril del año 2008. No soy culpable de los que no leen. Tampoco tienen por qué leer mis escritos.

2. Espero ataques de políticos, que la única posibilidad de empleo de ellos y sus cónyuges, de sus padres, hijos, hermanos, cuñados, sobrinos, primos, yernos, nueras, consuegros, es cuando gana el partido político al que pertenecen. Y totalmente razonable y esperado que salgan a atacar todo aquello que perciben pone en riesgo su sustento, sobre todo cuando se consigue ocasionalmente.

3. Es absolutamente entendible recibir ataques de funcionarios que estuvieron 13 años sin trabajar, o que este es su primer trabajo. Algunos no han vendido sus capacidades profesionales, han vendido su consciencia.

4. No escribo para dirigentes, hombres o mujeres de cualquier actividad, que han vivido eternamente de la palabra y de la acción, que nunca han ejercido ningún trabajo productivo en cualquiera de los ámbitos de la producción, ya sea de bienes, servicios, o de creatividad intelectual, artística, deportiva, cultural, etc. Que han vivido del 1 % que aportan los trabajadores al gremio, y que nunca dan cuenta de esos recursos. No escribo para dictadores gremiales, ni para cachorros dictadores que están teniendo buenos maestros.

5. Espero recibir comentarios adversos de empresarios que al llegar el partido al que pertenecen o al que le aportan a la campaña política obtienen contratos de compras y contrataciones, algunos lícitos, otros de dudosa legalidad.

6. No espero comentarios favorables de personas que sus hijos y parientes han estudiado fuera del país con becas del gobierno, teniendo como mérito principal ser hijo de políticos, tener influencia y actuar como humillados súbditos de los que tienen poder.

7. No escucho a sicarios de la palabra y a los que se dedican al mercado de la palabra.

8. No tengo redes sociales, un día del año 2016 me dediqué a leer más de 400 mensajes, y como soy investigadora, comencé a percibir mensajes iguales o parecidos, los clasifiqué, e identifiqué que 290 se originaban en tres números de teléfono; cerré mis redes, porque entendí que esas personas lo que necesitan es un psiquiatra.

Amigos, amigas, teniendo esta claridad, comprenderán que, de estos especímenes humanos, solo puedo esperar ataques. Es algo extraño, pero siempre ha sido así, entre más me atacan, de más fortaleza se nutre mi existencia. Atacan porque no tienen respuestas, y allí mi fortaleza.

Fue afortunado que el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) publicara su encuesta un día después de mi escrito “Libre… los hechos y los números de la conspiración”. Sus datos validan mi oficio de Socióloga, y yo, Julieta, me siento muy bien honrando mi profesión y a las universidades en las que me formé.

spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_imgspot_img