San José.- El embargo comercial que el entonces presidente de Estados Unidos Ronald Reagan impuso a Nicaragua en 1985 para presionar al gobierno sandinista a iniciar un proceso de democratización, cumple este jueves su 40 aniversario marcado por las crecientes tensiones entre Washington y Managua.
El primero de mayo de 1985, Reagan prohibió todas las importaciones de bienes y servicios de Nicaragua y la navegación aérea y marítima de naves nicaragüenses en aguas territoriales y espacio aéreo norteamericano, tras calificar a los sandinistas como una «amenaza extraordinaria» para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Ese embargo, de hecho, significó un golpe mortal para la deteriorada economía del país centroamericano, que vivía una guerra civil en el contexto de la Guerra Fría.
En la década de 1980, los sandinistas, que contaban con el apoyo de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y la «Contra», financiada por los Estados Unidos, protagonizaron una guerra civil que dejó decenas de miles de muertos.
El embargo redujo el valor de los intercambios comerciales entre los dos países de unos 184 millones de dólares en 1984 a menos de 4 millones en 1986, según cifras de analistas del Congreso estadounidense de entonces.
El embargo concluyó tras elecciones democráticas
Economistas sandinistas reconocen que esa medida tuvo un fuerte impacto, ya que Nicaragua exporta históricamente al mercado norteamericano entre un 30 % y un 40 % de sus productos (azúcar, carne, café, pescado, banano y algodón).
La sanción económica ocasionó graves problemas a la economía de «sobrevivencia» de Nicaragua, cuyo Gobierno decretó una reforma monetaria el 14 de febrero de 1988, conocida como ‘Operación Berta’, en un intento de frenar la inflación, que alcanzó el 1.500 % en 1987, y 33.600 % un año después.
Para Reagan era «esencial mantener la presión para inducir a los sandinistas a llevar a cabo un diálogo serio y productivo sobre un alto el fuego permanente con la Resistencia nicaragüense (Contras), así como sobre democratización en Nicaragua con los grupos de la oposición», por lo que consideraba las medidas como «apropiadas» ya que buscaba una salida democrática por medios pacíficos en el país centroamericano.
Los sandinistas, que llegaron al poder el 19 de julio de 1979 tras derrocar al régimen de Anastasio Somoza Debayle, pidieron en reiteradas ocasiones a Washington el «cese inmediato» del embargo comercial, que se hizo efectivo hasta que garantizaron elecciones generales libres y democráticas como resultado de las negociaciones de paz en el marco de los Acuerdos de Esquipulas II.
Los aranceles de Trump a Nicaragua
En el actual contexto, marcado por las crecientes tensiones entre EE.UU. y Nicaragua, el tema adquiere nueva relevancia, debido a que el Gobierno de Donald Trump ha cuestionado al régimen de Daniel Ortega -que también gobernaba el país hace 40 años- y recientemente impuso aranceles del 18 % al incluir a Nicaragua entre los países considerados como «peores infractores».
No obstante, para el economista nicaragüense Enrique Sáez, el embargo comercial decretado por Reagan no tiene similitud con los aranceles impuestos por Trump, quien, consideró el analista, no ha definido su política hacia el régimen de Ortega.
«Cuando se impuso el embargo comercial estaba claro que había un objetivo definido de la Administración Reagan, una estrategia definida esté o no uno de acuerdo con esa estrategia, el hecho es que existía», explicó a EFE Sáenz, un exdiputado opositor desnacionalizado.
«En este caso (con Trump), uno no está claro cuál es realmente la estrategia ni a nivel global, ni a nivel de Estados Unidos, ni a nivel de relaciones comerciales, ni a nivel de geopolítica, menos hacia Centroamérica o hacia Nicaragua» anotó el economista.
Para Sáenz, aún no se puede «hacer una lectura clara» sobre la política de Trump hacia Nicaragua, y que el hecho que EE.UU. le haya impuesto un arancel mayor a Managua, que a otros países, tampoco es una señal.
«Lo que plantean no es un argumento político, lo que plantean es un argumento comercial, de reciprocidad. Hubo sectores que le interpretaron políticamente, pero el argumento fue comercial, no fue político», razonó.
Por tanto, para el economista, no existe «ninguna similitud» entre el embargo comercial decretado por Reagan y los aranceles impuestos por Trump, «porque lo central, en aquel momento, es que había un objetivo definido y una estrategia definida, y ahora, si existe, no se conoce».
En 1990, tras las elecciones generales en las que Violeta Barrios de Chamorro venció a Daniel Ortega, EE.UU. puso fin al embargo comercial a Nicaragua que, según el Gobierno sandinista, incidió dramáticamente en la economía nicaragüense y en los resultados de esos comicios. EFE/ir