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La era de la incertidumbre: ¿Es Centroamérica la nueva frontera del desarrollo global?

Ricardo Puerta

Tegucigalpa. – La economía global se encuentra en un punto de inflexión caracterizado por volatilidad, tensiones geopolíticas y una reconfiguración sin precedentes en las cadenas de suministro. En ese contexto, las estrategias de reshoring, nearshoring y friendshoring, impulsadas por Estados Unidos, han abierto oportunidades para América Latina. Este artículo analiza los efectos de esta nueva dinámica global en Centroamérica, con especial énfasis en Honduras, y sugiere elementos para proponer una hoja de ruta para capitalizar este momento histórico.

Un nuevo orden económico global

La estabilidad que definió la globalización de finales del siglo XX ha sido reemplazada por un entorno de crisis e incertidumbre. Factores como la pandemia de COVID-19, la guerra en Ucrania, la inflación sostenida y la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China han provocado, según el World Economic Forum, una ruptura en los modelos tradicionales de producción global. ​

Entorno que ha obligado a los gobiernos y a las corporaciones a replantear la forma en que estructuran sus cadenas de valor, dando lugar a tres estrategias clave: reshoring, nearshoring y friendshoring.

¿Qué es reshoring, nearshoring y friendshoring?

  • Reshoring se refiere al retorno de actividades productivas desde el extranjero al país de origen de la empresa, con el objetivo de recuperar empleos, reducir riesgos y mejorar el control de calidad (Manufacturing Institute, 2022). ​
  • Nearshoring implica el traslado de la producción a países cercanos al mercado principal de consumo, como una forma de acortar tiempos logísticos y disminuir la exposición a disrupciones externas (IDB, 2023). ​
  • Friendshoring, por su parte, consiste en reubicar operaciones hacia países considerados aliados políticos o estratégicos, con valores compatibles, para garantizar seguridad geopolítica en las cadenas de suministro (U.S.Department of Treasury, 2022).​

Estas estrategias están siendo adoptadas por empresas que buscan resiliencia operativa, y no solo reducción de costos.  Resiliencia operativa es la capacidad de prevenir y detectar interrupciones operativas, de responder a ellas, recuperarse y aprender de las mismasPara las organizaciones, la residencia operativa asegura la estabilidad y continuidad en los negocios, presentes y futuros. Las empresas que logran este tipo de residencia generan retornos más altos, aún en tiempos de recesión económica.

¿Qué requiere la resiliencia operativa?

Planificación minuciosa y una estrategia expresada en un marco de trabajo de personas, procesos y tecnología (PPT). La resiliencia operativa efectiva es una estrategia de gestión y mitigación de riesgos que mejora los procesos de respuesta y recuperación. Las interrupciones pueden provocar la pérdida de ingresos, falta de confianza por parte de los clientes y daños a la reputación. La resiliencia operativa minimiza el impacto de eventos potencialmente disruptivos en una organización, sus socios y clientes. En otras palabras, asegura que “que lo sucedido continúe… y de manera efectiva y aceptable”. 

La estrategia arancelaria de Trump y su impacto estructural

En su segundo mandato, el presidente Donald Trump ha intensificado su política comercial proteccionista, implementando un arancel base del 10% sobre la mayoría de las importaciones y aranceles específicos más altos para países con los que Estados Unidos mantiene déficits comerciales significativos. Por ejemplo, ha impuesto un arancel del 54% a las importaciones procedentes de China y del 20% a las provenientes de la Unión Europea.

Estas medidas han generado una alta incertidumbre económica y caídas en las bolsas de valores, haciendo del mes de marzo anterior el peor desde diciembre de 2022 en el mercado bursátil de EE. UU., con el S&P 500 perdiendo más del 5% en ese mes y en el NASDAQ más del 10% en ese trimestre.  

La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha advertido que estas políticas podrían provocar una contracción del 0,2% en el comercio mundial de mercancías en 2025, en contraste con el crecimiento del 2,7%, inicialmente estimado. Norteamérica será la región más afectada, con disminuciones hasta del 12,6% en sus exportaciones y del 9,6% en sus importaciones. Al efecto, la Organización Mundial del Comercio/OMC anticipa que el volumen del comercio mundial de mercancías caiga en 2025, en gran parte debido a la Guerra de los Aranceles, iniciada por Trump, donde nadie gana y todos pierden.

Centroamérica como destino estratégico de relocalización

La región centroamericana, por su cercanía geográfica a mercados, tratados comerciales vigentes como CAFTA-DR y contar con una creciente base de talento joven, se perfila como un destino natural y atractivo para la reubicación de operaciones industriales. ​

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que Centroamérica podría captar más de $10 mil millones en nuevas inversiones anuales, si se aprovechan adecuadamente las oportunidades del nearshoring (IDB, 2023). ​

Sin embargo, para ello es necesario enfrentar y superar limitaciones estructurales como infraestructura logística deficiente, marcos regulatorios inestables, escasa inversión en tecnología e innovación y una limitada formación técnica y bilingüe en la fuerza laboral.

 Conclusiones: Centroamérica ante su mayor oportunidad del siglo

La incertidumbre no debe ser vista como un obstáculo, sino más bien como una oportunidad para replantear el rol de Centroamérica en la economía global.

Pero esa transformación exige liderazgo, visión y capacidad de ejecución. La región debe pasar del discurso a la acción y del diagnóstico a la implementación. Cada país centroamericano tendrá que responder en base a sus propias fortalezas y desafíos. En particular:

  • Guatemala y Honduras deberán trabajar juntos como eje de manufactura, logística y agroindustria.
  • Costa Rica y Panamá podrán consolidarse como líderes en servicios, innovación y conectividad.
  • El Salvador podría acelerar su digitalización y transformación institucional para atraer nuevas industrias.
  • Nicaragua, si logra restablecer la confianza internacional, podría reincorporarse al bloque productivo regional.

No obstante, es clave reconocer que las oportunidades económicas deben ir acompañadas de una estrategia diplomática clara. Mientras algunos países promueven la inversión en talento y productividad, otras agendas internacionales apuntan hacia una visión reduccionista de la región, centrada únicamente en contener migración o tercerizar la gestión carcelaria.
Este enfoque, que prioriza el control y la seguridad por encima del desarrollo, plantea un reto para los gobiernos centroamericanos: en particular cómo construir relaciones bilaterales que trasciendan lo coyuntural y se enfoquen en cooperación estratégica, generación de empleo y el desarrollo humano sostenible.

El futuro no será de quien espere que le lleguen las condiciones ideales, sino de quien las construya con decisión, negocie con inteligencia y actúe con unidad regional¿Está preparada Centroamérica para asumir su papel en el nuevo orden económico global? 

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